viernes, 30 de noviembre de 2012

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA ( II )




Por la señal...
Señor mío Jesucristo...

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

   A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.

   Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.

   Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener).

* * * * * * *


Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.


ORACIONES FINALES

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. 
Por Tu Pura Concepción, ni de noche ni de día hasta
 morir en Tu amor. 

Rezar tres Avemarías.

Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.

ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

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jueves, 29 de noviembre de 2012

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA ( I )





Por la señal...
Señor mío Jesucristo...

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

   Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

   A ti, Purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.

   Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.

   Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener).

* * * * * * *

 Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado, original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.

ORACIONES FINALES

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, Celestial Princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Por Tu Pura Concepción, ni de noche ni de día hasta morir en Tu amor.

Rezar tres Avemarías.

Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.

ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

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miércoles, 28 de noviembre de 2012

REPARACIÓN AL PATRIARCA SAN JOSÉ


   Hoy Miércoles, en consonancia con la Semana del Buen Cristiano, hacemos memoria especial del Glorioso Patriarca San José, Castísimo Esposo de Nuestra Señora la Purísima Virgen María y Padre Putativo de Jesucristo.

   Ahora, que desde los sectores más modernistas y herejes de la Iglesia del Concilio Vaticano II se ataca impunemente la Pura Concepción de Nuestra Madre, de forma indirecta también es menospreciada la virtud sobresaliente de San José, la CASTIDAD.

   Todo ello es consecuencia del nefasto Concilio convocado por Angelo Roncalli (Juan XXIII), continuado por Montini (Pablo VI), ensalzado por Wojtyla (Juan Pablo II) y dulcificado a base de guiños al Tradicionalismo por Ratzinger (Benedicto XVI). 

   Es imposible ser católico y seguir las enseñanzas heréticas de dicho "Concilio", que con sus ambigüedades e interpretaciones confusas del Magisterio y la Tradición, ha dejado abierta la puerta a toda clase de errores doctrinales y herejías.

   Urge REPARAR las ofensas y ataques contra la Virginidad absoluta de la Madre de Dios, Virgen antes, durante y después del parto de Nuestro Señor Jesucristo, a la vez que hemos de recordar de forma vehemente la castísima condición de San José, Protector de la Sagrada Familia, Abogado de la Buena Muerte y Patrono de la Iglesia Universal según decreto del Papa Pío IX.


SE AUTORIZA LA COPIA Y DIFUSIÓN DE ESTA ESTAMPA
PARA MAYOR GLORIA DE DIOS
DE LA SIEMPRE VIRGEN MARÍA
Y DEL GLORIOSO SAN JOSÉ

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martes, 27 de noviembre de 2012

INMACULADA VIRGEN MARÍA DE LA MEDALLA MILAGROSA



      Después del Crucifijo y el Escapulario marrón, la Medalla Milagrosa es probablemente el sacramental más popular que usan los católicos. Junto con el Rosario y el Escapulario marrón, comparte la especial distinción de haber sido diseñada en el Cielo mismo.

      En 1830, la Santísima Virgen María se apareció tres veces a santa Catalina Labouré, una novicia de veinticuatro años de la Hijas de la Caridad en París (Francia). Nuestra Señora le reveló el modelo de una medalla que ordenó fuera acuñada, prometiendo gracias abundantes a los que la utilizaran: “Haz acuñar una medalla según este modelo; las personas que la usen bendecida, y recen esta oración con devoción, gozarán de manera especial la protección de la Madre de Dios.” 

      Al principio se conocía como la Medalla de la Inmaculada Concepción, pero llegó a llamarse la Medalla Milagrosa en cuanto la devoción se extendió a todo el mundo y se obraron maravillosas curas espirituales y físicas. Varios Papas la dotaron de muchas indulgencias.


      La Medalla Milagrosa está llena de simbolismos. En la parte frontal de la medalla se encuentra la Santísima Virgen parada sobre la mitad del globo. Esto simboliza su poder real sobre el mundo, sobre las naciones y sobre todas las almas. Los rayos luminosos que irradian de sus manos representan las gracias que Nuestra Señora obtiene para los que las piden. Asimismo, aplasta la cabeza de la serpiente. Esta imagen representa la enemistad entre Nuestra Señora y Satanás, entre el bien y el mal.

      Alrededor de la imagen de Nuestra Señora se halla la siguiente invocación: “Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos.” Llama la atención que esta declaración explícita de la Inmaculada Concepción precediera la solemne declaración de este Dogma hecha por el Papa Pío IX en 1854. Fue el sello de aprobación del Cielo, y sería reafirmada en 1858 en Lourdes, cuando la Señora de las Apariciones declaró a santa Bernardita: “Yo soy la Inmaculada Concepción.”

      En el lado dorsal de la medalla se trazan doce estrellas, que representan los doce privilegios de Nuestra Señora. También simbolizan a los doce apóstoles, y nos recuerdan que Nuestra santa Madre es la Reina de los apóstoles.

      En el centro, el monograma de María (la letra ‘M’) está coronado por una cruz, la cual tiene una barra en su base. La ‘M’ representa a María, nuestra Madre y Mediatriz, y la cruz representa el amor infinito que nos tiene Cristo.


      Debajo del monograma se hallan el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Según la iconografía tradicional, el Sagrado Corazón de Jesús está rodeado de una corona con espinas; el Inmaculado Corazón de María está traspasado por una espada. Juntos, estos dos corazones nos hablan del amor inseparable de Madre e Hijo. También hacen un llamamiento a nuestra conciencia de imitar la caridad y el sacrificio de Jesús y María. La caridad, esto es, el amor a Dios y el prójimo, siempre está unido a la cruz.

      La Medalla Milagrosa es una señal de confianza en el cuidado y la protección maternal de Nuestra Señora. Aunque pequeña en tamaño, es potente espiritualmente. Hasta puede llamarse una oración en la forma de medalla: su propósito es inducirnos a invocar a Nuestra Señora. Nuestra Santa Madre diseñó ella misma esta milagrosa insignia de sus hijos fieles, y la Iglesia la bendice con la oración solemne y sanciona su uso devoto. Nuestra Señora prometió que los que la usaran recibirían por ello “gracias abundantes” y muchos favores maravillosos han alcanzado quienes le rezan con confianza.

( Rvdo. Padre Dominic Radecki, CMRI )

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LOS ÚLTIMOS PAPAS Y LA MEDALLA MILAGROSA

SAN PIO X facilitó el que todos los fieles puedan pertenecer a la Asociación de la Medalla Milagrosa con sólo recibir la imposición canónica de la medalla y llevarla colgada del cuello, sin necesidad de inscribir sus nombres en registro especial.
Concedió 100 días de Indulgencia cada vez que se repita la Invocación: ¡Oh María sin pecado concebida, etc. "

BENEDICTO XV enriqueció también con privilegios especiales la Medalla Milagrosa, entre otros, 100 días de indulgencia cada día "sólo" por llevar puesta la Medalla Milagrosa.

PIO XI concedió "in perpetuum" 300 días de indulgencia a todos los fieles cuantas veces reciten la jaculatoria: ¡Oh Maria, sin pecado concebida, etc."

PIO XII no dudó en canonizar a Sor Catalina Labouré. la Vidente de Nuestra Señora e instrumento inmediato para la acuñación de la Medalla Milagrosa. Su canonización es la aprobación indirecta, pero irrebatible, de la veracidad y autenticidad de la Medalla Milagrosa.

sábado, 24 de noviembre de 2012

NUESTRO PADRE SAN JUAN DE LA CRUZ


BREVE SEMBLANZA

   Natural de Fontiveros (Ávila, España), a los 21 años era carmelita de vida austerísima; gozó del Don de Contemplación y estuvo siempre encendido en el amor a Dios Nuestro Señor. Con Santa Teresa cooperó en la Reforma del Carmelo, trabajando singularmente en la de los religiosos. Esto le ocasionó penas, persecuciones y aún el encarcelamiento en Toledo.

   A este calvario externo, debemos añadirla amargura interna de las tentaciones, turbaciones y aridez espiritual. Sus tratados de mística, corren parejos con los de Santa Teresa.

   Murió en Úbeda (Jaén) en el año 1591. Canonizado por Benedicto XII en 1726, el Papa Pío XI lo declaró Doctor de la Iglesia el 24 de Agosto de 1926.


LOS QUE LLEVAMOS EL ESCAPULARIO, GANAMOS HOY INDULGENCIA PLENARIA

      Como Terciario Carmelita, me honro en mi Padre San Juan de la Cruz, cuya fiesta celebra hoy la Santa Madre Iglesia; ese sano orgullo de ser hijo espiritual de semejante Santo, en parte viene por el gozo de llevar el mismo Escapulario que el compañero de Santa Teresa vistió en vida, Bendito Escapulario por el que la Santa Iglesia nos concede la gracia de ganar Indulgencia Plenaria a cuantos lo llevamos impuesto.

      Ojalá todos los que estas líneas siguen, ofrezcan esa Plenaria por las Almas del Purgatorio, ya que no olvidemos que estamos en el mes a Ellas consagrado y la caridad nos obliga a ser generosos con aquéllas Almas que no pueden hacer ya nada por su alivio y liberación.


SANTA TERESA NOS HABLA DE SAN JUAN DE LA CRUZ

   "El Padre Fray Juan de la Cruz es una de las almas más puras que Dios tiene en su Iglesia. Le ha infundido Nuestro Señor grandes riquezas de sabiduría del Cielo".


   "Aunque es chico, entiendo es grande en los ojos de Dios. No hay fraile que no diga bien de él, porque ha sido su vida de gran penitencia . Mucho me ha animado el espíritu que el Señor le ha dado y la virtud. Tiene harta oración y buen entendimiento".

"A Fray Juan de la Cruz todos le tienen por santo y creo no se lo levantan. En mi opinión es una gran pieza".

"Ahí les mando al santo Fray Juan de la Cruz, que le ha hecho Dios merced de darle gracia de echar los demonios de las personas que los tienen".

"Los huesos de aquel cuerpecito han de hacer milagros". 



¡O llama de amor viva, 
que tiernamente hieres 
de mi alma en el más profundo centro! 
pues ya no eres esquiva, 
acaba ya, si quieres; 
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡O cauterio suave! 
¡O regalada llaga! 
¡O mano blanda! ¡O toque delicado, 
que a vida eterna sabe 
y toda deuda paga!, 
matando muerte en vida la as trocado.

¡O lámparas de fuego, 
en cuyos resplandores 
las profundas cavernas del sentido 
que estaba obscuro y ciego 
con extraños primores 
calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso 
recuerdas en mi seno 
donde secretamente solo moras 
y en tu aspirar sabroso 
de bien y gloria lleno 
quán delicadamente me enamoras!

(San Juan de la Cruz)


viernes, 23 de noviembre de 2012

PECADOR ANTE LA SANTIDAD INFINITA


Señor, en tu presencia vengo a hacer mi oración. 
Mi fe te mira aquí presente, porque Tú todo lo llenas. 
Estás en todas partes, para que en todas partes
 yo te busque,
en todas partes te encuentre, 
en todas partes te conozca, 
en todas partes te tema, 
en todas partes te alabe, 
en todas partes te ame. 

Estás dentro de mí para darme y conservarme el ser; 
Estás delante de mí para guiarme; 
Estás detrás de mí para defenderme; 
Estás debajo de mí para sostenerme; 
Estás sobre mí para bendecirme; 
Estás a mi lado para acompañarme; 
Estás siempre conmigo para inspirarme, 
para fortalecerme, para trabajar conmigo.


En tu presencia vengo, pues, Señor, a hacer mi oración.
Haz que ella sea sencilla, humilde, sincera.
Sencilla como la súplica del niño.
Humilde como la petición del pobre.
Sincera como la oración del publicano.
Aquí estoy, Señor, en tu presencia; 
pobre ante el rico; 
enfermo ante el médico; 
débil ante el omnipotente; 
pecador ante la santidad infinita.

Quiero postrarme reverente para adorarte.
Quiero que mis pensamientos todos sean para Ti.
Que para Ti sean todos mis deseos, todos mis afectos,
 toda mi voluntad, todo mi entendimiento.

Y que mi oración, sencilla, humilde y sincera, sea Señor,
 para gloria y alabanza tuya.

Padre Alberto Moreno
"Entre Él y yo"

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miércoles, 21 de noviembre de 2012

LA PRESENTACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA



   La Presentación es una de las cuatro fiestas que la Iglesia Romana tomó de la Oriental en honor de la Virgen María. Estas cuatro fiestas son la Anunciación, la Natividad, la Presentación y la Asunción. Desde muy antiguo empezó a celebrarse en Oriente la fiesta de la Presentación de María, al menos desde el siglo VII.

   De Oriente pasó a Occidente, introducida por el Papa Gregorio XI en la Curia Romana de Aviñón el año 1372.

   Es cierto, que en la reforma del breviario, llevada a cabo por el Papa San Pío V, fue suprimida, como muchas otras, la fiesta de la Presentación. Pero años después quedó restablecida en el Año Litúrgico por disposición del Papa Sixto V.


   Después de ser repuesta esta Fiesta, celebróse con mayor esplendor que antes, sin que haya habido ya más interrupción en la misma. La Iglesia Católica solemniza la Presentación de María al Templo el 21 de Noviembre, día en que, según se cree, fue presentada la Virgen por sus padres, San Joaquín y Santa Ana.

   No existiendo vestigio alguno en el Evangelio sobre el hecho de la Presentación de Nuestra Señora, es de suma importancia que la Iglesia Católica conmemore anualmente tal hecho el 21 de Noviembre, pues viene a ser esta Fiesta un reconocimiento de la Tradición Cristiana, por la que conocemos la Presentación de María.

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ORACIÓN

Bendita eres y venerable, Virgen María, pues sin menoscabo de tu pudor has llegado a ser Madre del Salvador.

Virgen, Madre de Dios: el que no cabe en todo el orbe, 
hecho hombre, se encerró en tu Seno.

Después del parto, oh Virgen ,
permaneciste Inmaculada.

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martes, 20 de noviembre de 2012

DOS CATÓLICOS ESPAÑOLES EJEMPLARES



   En el preciso momento en que José Antonio miraba su reloj eran las tres de la madrugada del 20 de noviembre de 1936. En breves horas sería ejecutado. El sueño de ver a su amada España en lo más alto de la posición mundial se iba a desvanecer. Quizá algún día, allá desde el Cielo, podría ver resurgir a España. ¡Quién podía saberlo! Las fuerzas nacionales habían fracasado en Alicante, maldecía. ¿Por qué tenía que morir? Bueno, pensaba tras la dubitación, era muy lógico que, habiendo sido asesinados millares de falangistas y de derechistas durante el decurso de la guerra e incluso antes, cayera ahora él, que era el máximo dirigente de la fuerza nacional más importante: Falange.

   Tomó la Biblia que había en la mesa de su celda, y abrió por una página al azar. Leyó: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo” Hojeó más allá, y se encontró con la sentencia: “Padre, aparta de mí este cáliz”

   José Antonio, que se había mostrado muy entero en la defensa que hizo de sí mismo y de su hermano, no pudo evitar que una lágrima empezara a recorrer su mejilla, y exclamó un poco en voz alta: “Señor, el fin para mí está cerca. Aparta de mí este cáliz. Por favor, no me abandones”. Se tumbó en la cama y comenzó a escribir en una arrugada hoja de papel: “Esto toca a su fin. En unas horas estaré ya junto a Dios y su Juicio. Los ángeles con espadas estarán esperando mi llegada. Me voy sin jactancia, porque nunca es alegre morir a mi edad, pero no espero que nadie incurra en dramatizaciones inútiles de mi muerte. Ahora mismo están luchando por los campos de España miles de falangistas dispuestos a dar su sangre por la España en la que creen y a la que yo les acerqué. Es normal, por lo tanto, que yo, que soy el líder de esos muchachos de corazón ardiente, dé mi sangre por esa España que yo traté de alcanzar en vida. Espero que las escuadras enteras de falangistas que añoran la España inmortal sirvan a su nuevo jefe, el general Francisco Franco, como lo hicieron conmigo. Mi muerte no debe significar el fin de nuestra lucha, pues mientras haya un solo falangista en España, nuestro ideal seguirá vivo y en pie. Tengo a mi lado un crucifijo que espero me ayude a superar el miedo que ahora me atenaza el corazón...




En su habitación del Palacio de El Pardo, Franco mandó a construir una capillita de palo santo para albergar la reliquia de la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús, ante el cual se arrodillaba cada día para encomendarse a él mismo y a España. Colocó la reliquia de la Santa Carmelita de manera que la pudiese contemplar desde el lecho, de esta manera se sentía acompañado y protegido por aquella carmelita que tanta santidad sembró por España y por el Orbe Católico.


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lunes, 19 de noviembre de 2012

SANTA ISABEL DE HUNGRÍA



   Santa Isabel era hija del rey de Hungría y nació el 1207. Desde niña Isabel llevaba a sus compañeros de juegos a rezar a la capilla, repartía su merienda entre los niños pobres y no quería llevar corona de perlas viendo a Jesús con espinas.

   Isabel se distinguió por su heroica caridad. Repartía todas las alhajas, ropas y alimentos del castillo. Visitaba a los pobres y enfermos. Los pobres la seguían: ¡Madre, madre! Tanto la acusan de generosa que una vez, su esposo Luis le regañaba dulcemente: ¿Qué llevas ahí?. Abre el delantal y, en vez de panes, había rosas.


   Amaba tiernamente a su marido. Si no podía acompañarle, quedaba triste en el castillo. Para recibirle se adornaba como una novia. La prueba llegaría pronto. Se alistó en la Quinta Cruzada, convocada por Gregorio IX. En Otranto, antes de embarcar con Federico II, murió. Isabel quedó anonada. Tenía 20 años. Todo había muerto para ella. Sólo Dios le quedaba.

   Hubo intrigas por la sucesión de su esposo. Isabel renunció a la mano del emperador Federico II y se instaló en Marburgo, en una pobre choza. Construyó un hospital donde recibía a los pobres y curaba a los enfermos. Sólo guardaba el manto de la Tercera Orden, regalo de San Francisco.

   Su director espiritual, Conrado, confirma la heroica caridad de Isabel. Una vez le preguntaron cómo dar limosnas, si no se tenía dinero, y contestó: «Siempre tenemos dos ojos para ver a los pobres, dos oídos para escucharlos, una lengua para consolarlos y pedir por ellos, dos manos para ayudarlos y un corazón para amarlos». Y ella practicaba lo que aconsejaba.

   El día del Viernes Santo, puestas las manos sobre el altar de una capilla, renunció a su propia voluntad y a todas las vanidades mundanas. «Afirmo ante Dios que raramente he visto una mujer que a una actividad tan intensa juntara una vida tan contemplativa, ya que algunos religiosos y religiosas vieron más de una vez cómo, al volver de la intimidad de la oración, su rostro resplandecía de un modo admirable y de sus ojos salían como unos rayos de sol».

   Antes de su muerte, al preguntarle Conrado cómo disponer de sus bienes, le contestó Isabel que lo poco que tenía ya no era suyo. Pertenecía ya a los pobres a los que debería entregárselo. A ella le bastaba la pobre túnica que vestía, con la que deseaba ser sepultada.

   Luego se confesó, recibió la Sagrada Comunión y se encomendó a Nuestra Señora para vencer los asaltos del demonio que la atacaba fuertemente. Finalmente, habiendo encomendado a Dios con gran devoción a todos los que la asistían, expiró como quien duerme plácidamente.

   El amor y la penitencia la habían agotado en plena juventud. Tenía 24 años cuando el Señor se la llevó al Paraíso. Era el año 1231. Cuatro años más tarde era canonizada por Gregorio IX. Una de sus hijas, abadesa de Aldemburgo, es venerada como Santa Gertrudis de Turingia.

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jueves, 15 de noviembre de 2012

EL MIEDO Y LA COBARDÍA (PADRE CASTELLANI)



      Debo decir algo sobre los malos soldados del Rey Cristo, es decir, los cristianos cobardes.

      Nada aborrece tanto a un Rey como la cobardía de sus soldados; si sus soldados son cobardes, el Rey está listo.

      No hacen honor al Rey Cristo los cristianos que tienen un especie de complejo de inferioridad de ser cristianos.

      ...Para que Cristo sea realmente Rey, por lo menos en nosotros, hemos de vencer el miedo, la cobardía, la pusilanimidad; no ser "hombres para poco", como decía Santa Teresa, y ¡pobre de aquél a quien ella se lo aplicaba!
¿Y cómo podemos vencer al miedo? ¡El miedo es un gigante!
‘¿Os olvidasteis que Yo estaba con vosotros?’

Padre Leonardo Castellani

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miércoles, 14 de noviembre de 2012

ORACIÓN TRADICIONAL AL PATRIARCA SAN JOSÉ


Virginum custos et pater, sancte Joseph, cujus fideli custodiae ipsa Innocentia Christus Jesus et Virgo virginum Maria commisa fuit; te per hoc utrumque carissimum pignus Jesum et Mariam obsecro et obtestor, ut me, ab omni immunditia praeservatum, mente incontaminata, puro corde et casto corpore Jesu et Mariae semper facias castissime famulari. Amen.


Fac nos innocuam, Ioseph, decurrere vitam. Sitque tuo Semper tuta patrocinio.




Oh custodio y padre de vírgenes San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María. Por estas dos queridísimas prendas, Jesús y María, te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Haz, oh José, que nuestra vida transcurra tranquila y que siempre sea segura bajo tu patrocinio.

AD SACRAM FAMILIAM 
( A LA SAGRADA FAMILIA )

Iesu, Maria, Ioseph, vobis cor et animam meam dono.
Iesu, Maria, Ioseph, adstate mihi in extremo agone.
Iesu, Maria, Ioseph, in pace vobiscum dormiam et requiescam.

¡Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía!
¡Jesús, José y María, asistidme en vida y en mi última agonía!
¡Jesús, José y María, expire en paz con Vos el alma mía!


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lunes, 12 de noviembre de 2012

AMOR QUE PURIFICA Y ANIQUILA




   "Y veo más todavía. Veo proceder de aquel amor divino hacia el alma ciertos rayos y fulguraciones ígneas, tan penetrantes y tan fuertes, que parecieran ser capaces de aniquilar no sólo el cuerpo, sino también el alma, si esto fuera posible.Dos operaciones realizan estos tales rayos en el alma: primero la purifican, y segundo la aniquilan. 

   Sucede en esto como con el oro que, cuanto más lo funden, de mejor calidad resulta; y tanto podría ser fundido, que llegara a verse aniquilado en toda su perfección. Éste es el efecto del fuego en las cosas materiales. El alma, en cambio, no puede ser aniquilada en Dios, pero sí en ella misma; y cuanto más sea purificada, tanto más viene a ser aniquilada en sí misma, mientras que permanece en Dios como alma purificada.


   El oro, cuando es purificado hasta los veinticuatro quilates, ya después no se consuma más, por mucho fuego que le apliquen, pues no puede consumarse sino la imperfección de ese oro. Así es, pues, como obra en el alma el fuego divino. Dios le aplica tanto fuego, que consuma en ella toda imperfección y la conduce a la perfección de veinticuatro quilates -cada uno en su grado de perfección-.
Y cuando el alma está purificada, permanece toda en Dios, sin nada propio en sí misma, ya que la purificación del alma consiste precisamente en la privación de nosotros en nosotros. Nuestro ser está ya en Dios. El cual, cuando ha conducido a Sí mismo el alma de este modo purificada, la deja ya impasible, pues no queda ya en ella nada por consumar. 

     Y si entonces fuese esta alma purificada mantenida al fuego, no le sería ya penoso, sino que sólo vendría a ser para ella fuego de divino amor, que le daría vida eterna, sin contrariedad alguna, como las almas bienaventuradas, pero ya en esta vida, si esto fuera posible estando en el cuerpo. Aunque no creo que nunca Dios tenga en la tierra almas que estén así, como no sea para realizar alguna gran obra divina". 


(Santa Catalina de Génova, Tratado del Purgatorio)

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sábado, 10 de noviembre de 2012

LA REINA DEL PURGATORIO


   Después de la devoción a Nuestro Señor Jesucristo, como autor que es de nuestra salvación eterna, todo lo debemos a Su Santa Madre, María, como la dispensadora que es de todas las gracias y bendiciones. De aquí resulta la gran necesidad que tenemos todos de ser verdaderos devotos de Nuestra Señora.

   Esta es la devoción más necesaria, más consoladora y más santa, porque por medio de Nuestra Señora se completa la obra más grande que es la Redención del género humano. Qué dicha para nosotros tener por Madre propia a la que es también Madre de Dios. Qué consuelo al pensar que es toda bondad y Misericordia para cuantos acudimos a Ella.

   Si miramos hacia el Infierno, veremos allí a los condenados por no haber sido verdaderos devotos de Nuestra Señora. Si miramos hacia el Purgatorio, veremos que la mayoría de aquellas Almas Benditas, han recibido la conmutación de la pena eterna en pena temporal gracias a la intercesión de la Purísima Virgen María. Si miramos a la tierra, veremos que la mayor parte de los pecadores, deben su conversión a la Madre de Dios, así como los justos le deben su perseverancia por serles fieles Esclavos de Amor.

   El Universo entero es un libro que publica continuamente las grandezas de Nuestra Señora, y en todas sus páginas están perfectamente grabadas sus bendiciones, bondades y misericordias. Procuremos arraigar en nuestros pobres corazones, la devoción a María Santísima para tener siempre en favor nuestro su poder y misericordia.

   Pidámosle hoy Sábado, día especialmente consagrado a Ella, desde lo más íntimo de nuestro corazón, el morir en su amistad, como verdaderos hijos y Esclavos, ofreciéndole al mismo tiempo una súplica especial por nuestras Hermanas las Almas del Purgatorio.

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viernes, 9 de noviembre de 2012

ADORACIÓN A LAS CINCO LLAGAS



Hoy Viernes, la Semana del Buen Cristiano nos señala este día como la jornada dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y a su Dolorosísima Pasión. Por eso, les invito a rezar estas oraciones a las Sagradas Llagas de Nuestro Señor y me permito rogarles la caridad de ofrecerlas por el descanso de las Almas del Purgatorio, que tan presentes las  tenemos en este mes de Noviembre a Ellas consagrado.



A la llaga del pie izquierdo

      Adórote, llaga santísima del pie izquierdo de mi Señor Jesucristo; y por la sangre que por ella derramaste, te suplico, benignísimo señor mío, me concedas una fe viva y perdones los malos pasos y movimientos de mi vida disipada.   


Padre nuestro, Ave María y Gloria.

A la llaga del pie derecho

      Adórote, llaga sacratísima del pie derecho de mi Señor Jesucristo, y por el dolor que en ella padeciste, te suplico, dulcísimo Redentor mío, traspases mi alma con el clavo de tu santo temor, concediéndome una firme esperanza y la gracia de andar siempre recto por el camino real de tu santa ley.  


 Padre nuestro, Ave María y Gloria.

A la llaga de la mano izquierda

      Adoro, amantísimo Jesús mío, la llaga de tu mano izquierda, y te doy gracias de haberla recibido por mi amor. Concédeme por la sangre que de ella derramaste, una caridad ardiente, y perdóname las ofensas que te hice con mis perversas acciones.   


Padre nuestro, Ave María y Gloria.

A la llaga de la mano derecha

      Adoro, pacientísimo Jesús, la llaga santísima de tu mano derecha; y por los tormentos que en ella padeciste por mi amor, te suplico me perdones el mal uso que hice de mis potencias, y me otorgues la gracia de estar en el juicio final a tu mano derecha con los escogidos.  


Padre nuestro, Ave María y Gloria.

A la llaga del costado

      Adórote llaga amorosísima del costado de Jesús. ¡Quién pudiese morar siempre en ese Divino Corazón en quien descansan los escogidos! Por la sangre y agua preciosa que salió de ese costado abierto con una lanza por mi amor, y por el agudo dolor que atravesó el Corazón de tu Santísima Madre, concédeme, Señor, la perseverancia final, y penetra mi corazón de los nobles afectos que animaban tu divino Corazón.   


Padre nuestro, Ave María y Gloria.

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jueves, 8 de noviembre de 2012

DEVOCIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS POR LA SAGRADA EUCARISTÍA



      “Ardía en fervor, que le penetraba hasta la médula, para con el Sacramento del Cuerpo del Señor, admirando locamente su preciosa condescendencia y su condescendiente caridad. Juzgaba notable desprecio no oír cada día, a lo menos, una Misa, pudiendo oírla. Comulgaba con frecuencia y con devoción tal, como para infundirla también a los demás. Como tenía en gran reverencia lo que es digno de toda reverencia, ofrecía el sacrificio de todos los miembros, y al recibir al Cordero inmolado inmolaba también el alma en el fuego que le ardía de continuo en el altar del corazón.


      Quiso a veces enviar por el mundo hermanos que llevasen copones preciosos , con el fin de que allí donde vieran que estaba colocado con indecencia lo que es el precio de la redención, lo reservaran en el lugar más escogido.

      Quería que se tuviera en mucha veneración las manos del sacerdote, a las cuales se ha concedido el poder tan divino de realizarlo. Decía con frecuencia: "Si me sucediere encontrarme al mismo tiempo con algún santo que viene del cielo y con un sacerdote pobrecillo, me adelantaría a presentar mis respetos al presbítero y correría a besarle las manos, y diría: “¡Oye, San Lorenzo, espera, porque las manos de éste tocan al Verbo de la vida y poseen algo que está por encima de lo humano."

Extracto tomado de Vida II de San Francisco de Asís, 
escrita por el Beato Tomás de Celano, N° 201

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domingo, 4 de noviembre de 2012

LAS SAGRADAS RELIQUIAS




   Desde hace siglos, la  Santa Iglesia Católica, ha custodiado con piadoso celo, la memoria de aquellos cristianos que sobresalieron en su amor por Dios y en la caridad para con los hombres. Y porque destacaron en medio del resto de los creyentes por  sus virtudes, practicando la fe, la esperanza y la caridad en un grado heroico, la Iglesia, los reconoce como “santos“ y nos los presentan como ejemplos a seguir en su entrega plena a Dios.

    El anhelo por conservar el testimonio y las enseñanzas de estos bienaventurados, llega hasta el punto de proteger y tener en gran estima, sus cuerpos y los objetos que usaron en la vida terrena; precisamente de ahí procede el termino reliquia, que significa “lo que queda”, “lo que resta”.

   Preservar y venerar los restos de los santos, no deja de ser un acto de amor hacia aquellas bienaventuradas almas, que ahora gozan de la visión de Dios en el Cielo. Eso sí: tengamos siempre presente, que un buen católico, sólo venera las reliquias por tratarse de los restos de un santo. Por ello, las reliquias reciben un culto de dulía (propio de los santos), en ningún caso de latría o adoración (reservado sólo a Dios); como muy bien explicaba San Jerónimo: "No adoramos las reliquias, porque tememos cometer el error de inclinarnos ante la creatura antes que a su Creador, pero sí veneramos las reliquias de los mártires en orden a adorar a Aquél por quien fueron martirizados".


    La tradición de venerar las reliquias de los santos, lo encontramos consignado por los primeros seguidores de Nuestro Señor Jesucristo, tal y como nos refieren algunos de los anales de los mártires:

    -“Tomamos sus huesos, que eran más valiosos que las piedras preciosas y más refinados que el oro y los depositamos en un lugar adecuado. Y allí nos reunimos siempre que podemos; el Señor nos dará celebrar con gozo y alegría el aniversario de su martirio" ("El Martirio de San Policarpo", 150 después de Cristo).

    -“Solamente las partes más duras se sus reliquias se dejaron y estas las enviamos a Antioquia envueltas en lino, como un inestimable tesoro dejado a la Santa Iglesia, como cuenta de la gracia que ha sido en este mártir" (El Martirio de San Ignacio", 108DC).

   De hecho, aquellos primeros cristianos, se reunían a menudo en las catacumbas, que además de ser refugios subterráneos, se convirtieron en cementerios; allí, celebraban el Santo Sacrificio de la Misa sobre la tumba de los mártires, vilmente ejecutados por el Imperio Romano por profesar su fe y evangelizar a los paganos. Más tarde, se levantarían en su honor magníficos templos, a los cuales acudirían miles de peregrinos para implorar favores y pedir perdón de sus pecados.


   Con toda seguridad, esta idea de usar como altar la sepultura de los Mártires, partía del texto del Apocalipsis: "Vi debajo del altar las almas de los que habían sido inmolados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que habían dado" (Ap.6, 9). El hecho de celebrar la Santa Misa sobre el sepulcro de los mártires, suponía unir el Sacrificio de Cristo, su entrega en la Cruz, con el sacrificio de aquéllos santos, que entregaron su vida por Él, dándose así una unión mística entre Nuestro Señor Jesucristo y los Mártires.

   La Iglesia Católica, siguiendo la Sagrada Escritura y la Tradición, reconoce tres grupos de reliquias:

    - Las de primera clase: tomadas del cuerpo del santo (hueso, carne, pelo…), como los huesos del profeta Eliseo, que hicieron resucitar a un muerto (II Reyes, 13, 21).
    - Las de segunda clase: objetos que usaron en vida (rosario, libros, indumentaria…), como la capa de Nuestro Señor, que como antes citamos, con sólo tocarla la hemorroísa, quedó curada.
    - Las de tercera clase: cualquier objeto tocado a una reliquia de primera clase o a la tumba del santo (normalmente pequeños trozos de tela). Ejemplo de ello, -como ya vimos antes- eran los paños que tocaban al cuerpo del apóstol San Pablo.

   Las reliquias de primera clase se dividen a su vez en tres tipos:

      - Reliquias insignes: cuerpos enteros o una parte completa de él (cráneo, una mano, una pierna, un brazo), como también algún órgano incorrupto (como la lengua de San Antonio de Padua, el cerebro de Santa Margarita de Alacoque, el corazón de Santa Teresa, etc).
      - Reliquias notables: partes importantes del cuerpo pero sin constituir un miembro entero (la cabeza del fémur, una vértebra, etc)
      - Reliquias mínimas: astillas de huesos o pequeños trozos de carne.


   La Iglesia manda guardar las reliquias -sobre todo las de primera clase- en “relicarios“, que tienen consideración de vasos sagrados; a lo largo de la historia, los relicarios han dado lugar a verdaderas obras de arte de la orfebrería. Pueden tener diferentes formas, dependiendo del tamaño de la reliquia que conserven; en los casos de cuerpos enteros, se emplea un cofre-relicario llamado capsa, mientras que si es una parte del cuerpo, el cofre es algo más pequeño y recibe el nombre de capsella. Las reliquias mínimas se guardan en una teca.


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   “Muchas son las desgracias de los justos; pero de todas ellas los libera el Señor; el Señor guarda cada uno de sus huesos, ni uno de ellos será quebrado.”


ORACIÓN

   Tú, Señor, que obras maravillas por las reliquias de tus Santos, aumenta en nosotros la fe en la resurrección y haznos un día participar de la gloria inmortal, cuya prenda veneramos en sus osamentas.

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viernes, 2 de noviembre de 2012

LA CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS


"Resplandezca, Señor, para ellos la luz eterna. 
En compañía de tus Santos por toda la eternidad, 
pues eres Misericordioso."

(Oración de la Comunión, propia del Día de Difuntos)


      La piedad maternal de la Santa Iglesia Católica, que diariamente hace mención, singular y universal de los Fieles Difuntos, principalmente en el Santo Sacrificio de la Misa, después de la Fiesta de ayer, recuerda en sus plegarias a todos los fieles que, destinados al Cielo, se hallan detenidos todavía en el Purgatorio.

      Los sufragios van destinados a aquellos difuntos por quienes nadie ruega determinadamente. San Odilón, Abad de Cluny, en el año 998, introdujo tan caritativa costumbre en su monasterio.

      La Santa Iglesia, en el siglo XIV, decretó obligatoria esta obra de caridad.

      En algunas regiones de España estaba permitido celebrar dos Misas en este día tan señalado, y asta tres en el siglo siguiente. El Papa Benedicto XV, después de la I Guerra Mundial, hizo extensible este privilegio a todos los sacerdotes del mundo católico, mediante la Bula "Incruentum altaris" , sobre las celebraciones litúrgicas del Día de Difuntos (10 de agosto de 1915).


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Oh Señor Jesucristo, Rey de la Gloria, libra a las almas de todos los Fieles Difuntos de las penas del infierno y del profundo lago. Líbralas de la boca del león, no las trague el abismo, ni caigan en el lugar tenebroso; mas el Príncipe San Miguel las conduzca a la luz santa. Te ofrecemos, Señor, presentes y súplicas de alabanza; acéptalos por aquellas almas de quienes hacemos hoy memoria. az Señor, que de la muerte pasen a la vida.

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Cada lunes del año, como nos indica
 "La Semana del Buen Cristiano"
recordamos de forma especial a nuestras
 Hermanas las Benditas Ánimas del Purgatorio; 
por eso que no quisiera extenderme más, 
sino tan sólo traerles aquí el testimonio personal 
del Padre Pío y algunas Almas del Purgatorio.


   En mayo de 1922, el Padre Pío declaró lo siguiente al Obispo de Melfi, Su Excelencia, Alberto Costa, y también al superior del convento, el Padre Lorenzo de San Marcos, junto con 5 otros frailes. Uno de los cinco hermanos, Fray Alberto D’ Apolito de San Giovanni Rotondo escribió el cuento de la siguiente manera:

   “Mientras estaba en el convento en una tarde de invierno después de una fuerte nevada, él estaba sentado junto a la chimenea una noche en la habitación, absorto en la oración, cuando un anciano, vestido con una capa antigua todavía usada por los campesinos del sur de Italia, se sentó junto a él. Respecto a este hombre dice el padre Pío: “No me podía imaginar cómo podría haber entrado en el convento en ese momento de la noche ya que todas las puertas están bloqueadas. Le pregunté: ¿Quién eres? ¿Qué quieres?”

   El anciano le dijo: “Padre Pío, soy Pietro Di Mauro, hijo de Nicolás, apodado Precoco”. Él continuó diciendo, “yo morí en este convento el 18 de septiembre de 1908, en la celda número 4, cuando todavía era un asilo de pobres. Una noche, mientras estaba en la cama, me quedé dormido con un cigarro encendido, el cual incendió la colchón y he muerto, asfixiado y quemado. Todavía estoy en el Purgatorio. Necesito una Santa Misa con el fin de ser liberado. Dios permitió que yo venga a pedirle su ayuda.”

   De acuerdo con el Padre Pío: “Después de escucharlo, yo respondí: “Tenga la seguridad de que mañana celebraré la Santa Misa por su liberación.” Me levanté y le acompañé hasta la puerta del convento, para que pudiera salir no me di cuenta en ese momento que la puerta estaba cerrada con llave. La abrí y me despedí de él La luna iluminaba la plaza, cubierta de nieve. Cuando yo ya no lo vi delante de mí, fui tomado por un sentimiento de miedo, y cerré la puerta, volví a entrar en la habitación de invitados, y me sentía débil.”

   Unos días más tarde, el Padre Pío también contó la historia al Padre Paolino, y los dos decidieron ir a la ciudad, donde miraron las estadísticas vitales para el año I908 y encontraron que el 18 de septiembre de ese año, un Pietro  Di Mauro había, de hecho, muerto de quemaduras y asfixia en la habitación número 4 en el convento, entonces utilizado como un hogar para personas sin hogar.

   Por la misma época, el Padre Pío le dijo a Fray Alberto de otra aparición de un Alma del Purgatorio, que también se produjo en la misma época. Él dijo:

   Una noche, cuando estaba absorto en la oración en el coro de la pequeña iglesia fui sacudido y perturbado por el sonido de pasos, y velas y jarrones de flores que se movían en el altar mayor. Pensé que alguien debía estar allí, y grité: “¿Quién es?”

   Nadie respondió. Volviendo a la oración, me molestaron de nuevo los mismos ruidos. De hecho, esta vez tuve la impresión de que una de las velas, que estaba en frente de la imagen de Nuestra Señora de Gracia, había caído. Con ganas de ver lo que estaba sucediendo en el altar, me puse de pie, me acerqué a la reja y vi, a la sombra de la luz de la lámpara del Tabernáculo, un hermano joven haciendo un poco de limpieza.

   Yo pensé que él era el Padre Leone que estaba reestructurando el altar; y como ya era la hora  de la cena,  me acerqué a él y le dije: “Padre Leone, vaya a cenar, no es tiempo para desempolvar y reparar el altar”.

   Pero una voz que no era la voz del padre Leone me contestó: “yo no soy el  Padre Leone”, “¿y quién es usted? “, le pregunté. “Yo soy un hermano suyo que hice el noviciado aquí, mi misión era limpiar el altar durante el año del noviciado. Desgraciadamente en todo ese tiempo yo no reverencié a Jesús Sacramentado, Dios Todopoderoso, como debía haberlo hecho, mientras pasaba  delante del altar.  Causando  gran aflicción al Sacramento Santo  por mi irreverencia;  puesto Que El Señor se encontraba en el tabernáculo para ser  honrado, alabado y adorado. Por  este serio descuido, yo estoy todavía en el Purgatorio. Ahora, Dios, por su misericordia infinita, me envió aquí para que usted decida el tiempo desde cuándo que yo podré  disfrutar del Paraíso. Y para que Ud. cuide de mí.”

   Yo creí haber sido generoso con esa alma en sufrimiento, por lo que exclamé: “usted estará mañana por la mañana en el Paraíso, cuando yo celebre la Santa Misa”.

   Esa alma lloró: Cruel de mí, que malvado fui. Entonces lloró y desapareció. “Esa queja me produjo una herida tan profunda en el corazón, la cual he sentido  y sentiré durante toda  mi vida. De hecho yo habría podido enviar esa alma inmediatamente al Cielo pero yo lo condené  a permanecer una noche más en las llamas del Purgatorio.”

AD MAIOREM DEI GLORIA ET BEATISSIME VIRGO MONTE CARMELI

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