viernes, 26 de febrero de 2016

INDULGENCIAS PARA LA SEMANA SANTA Y LA BULA DE LA SANTA CRUZADA



INDULGENCIAS PLENARIAS 
CONCEDIDAS PARA LA SEMANA SANTA

Jueves SantoSi recitamos el "Tantum Ergo" ("Adorad Postrados") durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor. También se gana si visitamos por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo.
Viernes Santo: Si asistimos piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor.
Sábado Santo: Si rezamos juntos el rezo del Santo Rosario o si asistimos a la Vigilia Pascual. Si asistimos a la celebración de la Vigilia Pascual y en ella renovamos las promesas de nuestro Santo Bautismo.

BULA DE LA SANTA CRUZADA
( CONCEDIDA PARA ESPAÑA Y SUS PROVINCIAS )
          La Bula de la Santa Cruzada había sido concedida a los Reyes Católicos por el Papa Julio II en 1509, a semejanza de las que otorgaron Urbano II e Inocencio III a los cristianos que fueron a recuperar la Tierra Santa vistiendo la roja divisa de los cruzados en el pecho. Los sucesores Pontífices continuaron con la concesión, siempre por tiempo limitado, mandando que el importe de las limosnas se destinara al culto de las iglesias. El documento pontificio era conducido bajo palio en procesión en varias ciudades españolas.
          Quienes hubieran adquirido la Bula de la Santa Cruzada y su indulto de carnes solo tenían la «obligación de observar vigilia todos los viernes de Cuaresma, guardar ayuno el miércoles de ceniza y ayunar con abstinencia el Viernes Santo». Podían así tomar huevos, productos lácteos y pescado cualquier día, incluso los de ayuno.



Bula personal que se adquiría en los Obispados.

jueves, 25 de febrero de 2016

EL CORDÓN DEVOCIONAL DE SANTA FILOMENA






                    Esta costumbre piadosa, nacida espontáneamente entre los devotos de la Santa fue aprobada por la Sagrada Congregación de Ritos, el 15 de Septiembre de 1883. Más adelante, el 4 de Abril de 1884, el Papa León XIII lo enriqueció con preciosas indulgencias. 

              Usualmente es usado por debajo de la ropa. No se necesita una ceremonia especial de imposición, pero debe de ser bendecido antes. La fórmula de esta bendición se encuentra en el Ritual Romano. 

               Es un sencillo cordón de lana, lino o algodón, de colores blanco y rojo que simbolizan la virginidad y el martirio de Santa Filomena. Esta devoción se practica por todas partes, especialmente fuera de Italia, para obtener gracias espirituales y corporales. Los que llevan el cordón, deben rezar todos los días esta oración:


Oh Santa Filomena, Virgen y Mártir, 
ruega por nosotros para que 
por tu intercesión poderosa, 
obtengamos la castidad del espíritu y del corazón,
que nos conducirá al Amor perfecto de Dios. Amén.
    
                   Desde el comienzo de la devoción a Santa Filomena, el uso de su Cordón fue uno de los tantos medios de honrarla y de asegurarse su protección. Sabemos por ejemplo, que el Santo Cura de Ars los bendecía y distribuía entre sus fieles. Su uso se hizo muy popular, por haber sido objeto de  muchos milagros y de la obtención cientos de curaciones de enfermedades. Es usado por enfermos, atribulados, para luchar contra las tentaciones, etc., y siempre con los más sorprendentes resultados.  Es una protección contra los demonios y accidentes de todas clases. 

                    Al ponerse el cordón, los que los usan se proponen honrar a Santa Filomena y así merecer la protección de cuerpo y alma, perfecta castidad, el espíritu de fe necesario para los tiempos en que vivimos y la gracia de hacernos violencia, para poder vivir una vida verdaderamente cristiana.








lunes, 22 de febrero de 2016

LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA


   Opinan muchos que San Pedro entró en Antioquía al tercero o cuarto año de la muerte del Salvador; pero es más probable que no fue hasta después de la conversión milagrosa de Cornelio centurión. Noticiosos los Apóstoles de los rápidos progresos que hacia el evangelio en aquella populosa ciudad, enviaron allí a San Bernabé, para que de vuelta de Tarso, en compañía de San Pablo, cultivasen los dos la cristiandad de Antioquía. Un año estuvieron en ella juntando el rebaño antes que viniese el mayoral de los pastores, quien por consiguiente no estableció su primera silla patriarcal hasta siete ú ocho años después de la Pasión de Cristo, que viene a concurrir con el año de cuarenta.

    Siete años gobernó San Pedro la Iglesia de Antioquía, hasta que habiendo penetrado en el Occidente las luces de la fe, pasó a colocar su silla en la capital de todo el universo, y fijó, según los eternos designios de la Divina Providencia, el centro de la unidad y la cátedra de la religión en Roma, que hasta entonces había sido la señora del mundo.



    Fácilmente se puede discurrir los maravillosos progresos que haría el evangelio en Antioquía por el celo del Príncipe de los apóstoles; mas no son tan fáciles de comprender ni de contar los prodigios que obró por todo el tiempo que duró su residencia en aquella ciudad. Basilio de Seleucia, que floreció en el año de 450, habla de los milagros que obró San Pedro en Antioquía como de cosa notoria, sabida de todo el mundo. A los Patriarcas de Antioquía se les da el título de sucesores en la cátedra de San Pedro; en cuya atención eran respetados como cabezas de todos los obispos de Oriente, y después de la Romana era reputada aquella dignidad por la primera de la Iglesia.

    Es tan antigua en ella la fiesta de este día con el título de la cátedra de San Pedro, que ya se celebraba en Roma hacía la mitad del cuarto siglo, como se observa en un calendario dispuesto por el tiempo del Papa Liberio, donde tal día como hoy se lee: Natalis Petri de Cathedra; es decir, el día aniversario de la cátedra de San Pedro en Antioquía.

    Creen algunos que la costumbre establecida ya en el testamento antiguo, y tan religiosamente observada por la Iglesia católica en todos tiempos, de celebrar cada año la fiesta de la dedicación de los templos consagrados a Dios, movió a los fieles a celebrar también la de la consagración de los obispos, templos vivos del Señor, y como el alma de los otros templos materiales; pero especialmente a solemnizar la fiesta anual del obispado del obispo de los Obispos, cabeza de todos los pastores después de Jesucristo, su lugarteniente y príncipe de los apóstoles, el gloriosísimo San Pedro.


(“Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año” del padre Juan Croisset)

martes, 16 de febrero de 2016

NUESTROS PASTORES ( IX ) MONS. MOISÉS CARMONA

       
    Su Excelencia Reverendísima Moisés Carmona Rivera nació en Quechultenango, Guerrero (México) el 31 de Octubre de 1912. 

      Fueron sus padres el Sr. Nicolás Carmona Sánchez y la Señora María Rivera Campos. Fue bautizado en la ciudad de Tixtla el 24 de abril de 1913 y fueron sus padrinos los hermanos Adolfino Sánchez y teodoro Sánchez. El pequeño Moisés perdió pronto a su padre (abril de 1914), y él mismo se vio sometido al maltrato que caracterizó a la revolución mexicana. Quizás por ayudar a la madre del pequeño Moisés, una hermana del difunto, la Sra.Natividad Carmona de Sánchez, humilde maestra rural, se hizo cargo de Moisés.


      En 1925 fue inscrito en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, en la ciudad de Chilapa. Allí conjuntamente con las materias que se estudiaban, se enseñaba también la RELIGION los sábados por la mañana y los domingos se asistía al Santo Sacrificio de la Misa. En 1925 en tiempos de la persecución en contra de los cristianos, bajo el mandato del presidente Plutarco Elías Calles, cuando los templos estaban cerrados y los sacerdotes se escondían, el pequeño Moisés se levantaba a las 4 de la mañana para asistir a la Misa que en alguna casa particular se celebraba.




      Siguiendo el consejo de su confesor el Padre Rosalío Ojeda, si bien en contra de los planes de la tía, entró a la Escuela Normal de Ayotzinapa, en el mes de Enero de 1929 ingresó al Seminario al primer año de latinidad, terminando el Seminario Menor en octubre de 1932. En el primer año de Teología (en el año 1937) recibió las Ordenes Menores, en el segundo recibe el sudiaconado, y en el tercero, en 1939, el diaconado y el Presbiterado, siendo el Excelentísimo Señor Obispo Dr. Don Leopoldo Díaz Escudero, quien le confirió tan excelso sacramento. Celebró su primera Misa el 12 de Noviembre de 1939.El 27 de ese mismo mes le nombran Vicario Cooperador de la Parroquia de la Soledad, en Acapulco, con el anciano cura D.Florentino Díaz.


      El 6 de enero de 1941 se le nombró catedrático de latín y castellano para el curso medio, en el seminario Conciliar de Chilapa. Su nueva estancia en el bien amado Seminario le fue muy grata.En los años de 1942 a 1944 fue enviado a los pueblos de Mayanalán y Acamixtla.

El 22 de noviembre de 1944 recibió su nombramiento de párroco de Cocuya de Benitez de la que luego tomó posesión.

      Es ahí donde le esperaban grandes dificultades, que su predecesor no había podido superar: El encuentro con las herejías protestantes. El les dio la cara a las sectas empleando su don de convencimiento, con una gran elocuencia en sus sermones aunado a su profundo celo sacerdotal pudo convertir a muchísimas almas. El nuevo párroco se dedicó a catequizar a los pueblos visitándolos a veces en carreta y a veces a pie.


     
El 5 de julio de 1952 recibe el nombramiento de Cura Párroco y Vicario Foráneo de Ometepec. Las luchas que ahí se le presentaron jamás le hicieron retroceder, pero sí las difamaciones, por lo que al ir de visita el nuevo Obispo de Chilapa, entre otras cosas él suplicó que lo cambiara, en esas condiciones era imposible trabajar.


      El 12 de abril de 1959, el Padre Carmona es nombrado Párroco del templo de la Divina Providencia en Acapulco Guerrero. El templo era un galerón, no había Iglesia Parroquial por lo que tuvo que comenzarse por reunir fondos para la construcción de un digno lugar de oración y el día en que comenzó el funesto Concilio Vaticano II, el Padre Gabriel Ocampo estaba bendiciendo la primera piedra y el 17 de octubre de 1965, el Obispo Quezada bendecía la Cripta y la declaraba "TEMPLO EXPIATORIO DE ACAPULCO".


      Las dificultades con la "Iglesia oficial" concretamente con el Obispo Quezada no se hicieron esperar, cuando el padre Carmona se negó a celebrar la nueva "Misa". Al terminarse la construcción de la iglesia, el padre Carmona pidió a Monseñor Lefebvre que la consagrara el 14 de julio de 1977, pero no lo dejaron entrar a México, se bendijo en una Misa solemne.


      Finalmente, el 30 de abril de 1977  el Obispo Bello "excomulga" al Padre Carmona.





   En las condiciones más sencillas se celebró la consagración episcopal del Padre Carmona y otro sacerdote mexicano, el Padre Zamora, el 17 de octubre de 1981, por manos de S.E.R. Mons. Thuc. El primero de abril de 1982-el ya Obispo Moisés Carmona-consagra en Acapulco al Obispo Musey y el 18 del mismo año consagra Obispos a los sacerdotes Benigno Bravo y Roberto Martínez.

   En 1989 celebró sus bodas de oro sacerdotales en la parroquia de la Divina Providencia de Acapulco, Guerrero, rodeado de centenares de fieles y de todos sus sacerdotes y seminaristas.

      El 24 de septiembre de 1991 consagra Obispo a Monseñor Marco Antonio Pivarunas.

Monseñor Carmona estaba siempre dispuesto a nuevas empresas. Jamás conoció la rendición, aunque estuviera cansado él lo disimulaba muy bien. Hubo ocasiones en que se temía por su vida.Una vez fue agredido a balazos en su jeep. Gracias a Dios salió ileso, pero le robaron todo lo que portaba. El no se dejó amedrentar y continuó asistiendo a sus fieles; y es el mismo Monseñor Carmona quien hace referencia en su carta fechadas el 8 de octubre de 1986 respecto al incidente provocado por el Sr. Obispo de Chilapa: Jose María Hernández al enviarle a un grupo de personas casi todas armadas con machetes a lanzarse contra él y sus acompañantes, hasta qué punto ese "Obispo" había logrado corromper a esa pobre gente, él les había dicho lleno de odio: "Si llega a venir ese Moisés Carmona sáquenlo a patadas...agárrenlo y mátenlo".




       En otra carta más dramática por su contenido, fechada el 3 de febrero de 1988 en Acapulco, Guerrero, dirigida al Cura de Ometepec Rafael Cortés, Monseñor le responde que está enterado de que es él quien le envió amenazas de muerte bajo otro nombre y que también está enterado de que contrató a una persona para asesinarlo, al respecto Monseñor Carmona refiere en su carta: 


            "¿Para qué gastar dinero en mandar a uno desde el poblado de Marquelia hasta Orizaba para que contrate un asesino que venga a hacerlo?...Hágalo usted y hágalo de tal manera que todo quede en el misterio; que no se sepa que sus manos consagradas quedaron manchadas con la sangre de un OBISPO CATOLICO. La muerte no me espanta; de alguna manera tengo que morir y con serenidad espero que se llegue ese momento."


      Monseñor Carmona escribió muchísimas cartas de combate y defensa de la Iglesia que forman todo un tratado de Apologética contra el Modernismo. Su estilo irónico combinado con la escolástica fue tan singular, propio del amor encendido que profesaba a la Iglesia; su correspondencia fue abundantísima, centenares de cartas por todo el mundo. Monseñor Carmona murió el 1 de Noviembre de 1991 en un desafortunado accidente en la carretera.


      Consagró a los siguientes obispos:


1.-George J. Musey (norteamericano, 54 años, 1° de abril de 1982)
2.-Benigno Bravo Valadés (mexicano, 75 años, 18 de junio de 1982)
3.-José de Jesús Roberto Martínez y Gutiérrez (mexicano, 65 años, 18 de junio de 1982)
4.-Louis Vezelis, OFM (norteamericano, 52 años, 24 de agosto de 1982, asistido de Mons. George J. Musey)
5.-Peter Hillebrand (subconditione, 17 de julio de 1991)
6.-Mark Anthony Pivarunas (norteamericano, 33 años, 24 de septiembre de 1991)



DEO GRATIAS