domingo, 28 de febrero de 2021

EN MARZO, ÚNETE AL MES DE SAN JOSÉ


               Al Santo Patriarca le han sido encomendados, de un modo real y misterioso, los Cristianos de todas las épocas, como la Providencia le asignó la custodia y defensa de Jesús y María; salvo a su Santa Esposa María, a ninguna otra criatura podemos dirigir tantas alabanzas como al Glorioso San José al que la Iglesia Católica reconoce como protector y Patrono.

               San Bernardino de Siena nos dice que "el humilde carpintero de Nazaret sobresale en gracia y en bienaventuranza por encima de los Patriarcas, de los Profetas, de San Juan el Bautista, de San Pedro, de San Pablo, de todos los Apóstoles, Santos Mártires y Doctores de la Iglesia."

               El dominico Padre Bonifacio Llamera explica de forma magistral la grandeza de San José al asegurar que "El alma de José debió ser preparada con singulares dones para que llevara a cabo una misión tan extraordinaria, como la de ser custodio fiel de Jesús y de María. ¿Cómo no iba a ser excepcional la criatura a quien Dios encomendó lo que más quería de este mundo? El ministerio de San José fue de tal importancia que todos los Ángeles juntos no sirvieron tanto a Dios como José solo."

               



               El Doctor de Hipona, San Agustín, contemplando la excelsa figura de San José, afirma que el Patriarca fue "virgen por la Virgen y la custodió con extrema delicadeza y ternura." Por eso entendemos que así como a través de María llegamos a Jesús, de igual forma San José se nos presenta como la vía segura para acercarnos a María, y luego, de la mano de ambos esposos, logramos vivir con Cristo, en la misma intimidad que Ellos, Jesús, María y José vivieron en Nazareth. 

               A partir de mañana, 1 de Marzo, comenzaremos con el Mes de San José; te invito a visitar a diario esta página, donde compartiré contigo una sencilla reflexión sobre el Santo Patriarca, para que le conozcas más y le ames de todo corazón, como le amaron María Virgen y Cristo Nuestro Señor.




QUINTO DOMINGO EN HONOR DE SAN JOSÉ

    

PREPARACIÓN


               Este ejercicio piadoso en honra del Glorioso San José apenas te llevará unos minutos; procura hacerlo teniendo cerca una imagen suya, que bien puede ser la que acompaña este artículo. Luego, recogido de las preocupaciones cotidianas, intenta adentrarte en espíritu en la casa de Nazareth, y situado en medio de la Sagrada Familia, contempla la figura paternal de San José, que cuida al Niño, lo besa, lo educa, lo mima... ¿qué podrá negar Jesús Nuestro Señor al que así lo acunó en Su Santa Infancia?





INICIO


               Por la señal + de la Santa Cruz, etc.

               En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén

               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, (se golpea el pecho 2 veces) a mí me pesa, pésame, Señor, de todo corazón haberos ofendido; yo os propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

              Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en Vuestra Divina Bondad y Misericordia infinita, me los perdonaréis, por los merecimientos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en Vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.


OFRECIMIENTO


               Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros Siete Dolores y Gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y Su Madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. 


DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ


          -Quinto Doloren su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en la huída a Egipto

        "El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al Niño y a Su Madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo" (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 13).


              -Quinta Alegríaal tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto

      "De Egipto llamé a mi hijo" (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 15)



ORACIÓN


          Oh Bienaventurado Patriarca, Glorioso San José, escogido para ser Padre Adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el Dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en Alegría celestial al oír el armonioso concierto de los Ángeles y al contemplar las maravillas de aquella Noche tan resplandeciente.

          Por este Dolor y aquella Alegría, alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los Ángeles y a gozar de los resplandores de la Gloria Celestial.

         Ahora, reza con piedad un Padrenuestro, un Avemaría, el Ave de San José y un Gloria, para terminar diciendo

         Jaculatoria: San José, Modelo y Patrono de aquellos que aman al Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

        Y terminamos este ejercicio piadoso signándonos en el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




sábado, 27 de febrero de 2021

IN MEMORIAM MONSEÑOR MICHEL GUÉRARD DES LAURIERS

 


Síntesis biográfica de Monseñor Guérard des Lauriers




...LOS OJOS DE DIOS SIEMPRE ME ESTÁN MIRANDO...

 



Celebra hoy la Santa Iglesia la memoria de San Gabriel de la Dolorosa;
para leer una breve semblanza de este joven Santo solo tienes que tocar AQUÍ




EL PLAN DE VIDA CON LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA. Parte 3: Reza el Santo Rosario

  



               EL PLAN DE VIDA que te presento está compuesto por siete puntos; todos ellos muy sencillos de realizar pero que entrañan una sincera Consagración a la que es Madre de Dios. Aún así, quiero desgranar cada práctica contenida en EL PLAN DE VIDA, para que comprendas mejor la necesidad de cumplirlo con fidelidad y sobre todo, con piedad sincera. 




              A cambio de ser fiel en todas esas obras de amor que contiene EL PLAN DE VIDA, te aseguro que a cambio, no te faltará la asistencia de la Santa Virgen en los momentos difíciles ni Su celestial ayuda cuando creas que ya no puedes hacer más. 

               Precisamente ése y no otro, debe ser el espíritu que te mueva: hacerlo todo en María, con María, por María y para María, desterrando tu propio yo y las muchas limitaciones que le adornan; obrando así, buscando solo la Gloria de Dios y el Amor de la Purísima Virgen, Ella, que jamás abandona a Sus devotos, cuidará y velará por tus intereses y sabrá premiar tu entrega y el apostolado que hagas en Su favor, especialmente, con tu ejemplo personal...




               Vive en María, búscala en tu día a día, no te canses de invocarla a través del rezo diario del Ángelus y de las Tres Avemarías. No olvides de hablar de Ella, defenderla cuando otros la nombren para blasfemar o reírse. Imita Sus virtudes, en especial, Su humildad y pureza... solo así podrás vivir plenamente en Dios, porque a Él solo se puede llegar a través de Su Bendita Madre. 




viernes, 26 de febrero de 2021

VENID A MÍ, PUESTO QUE YO VOY A VOS... Aniversario del Cardenal Merry del Val

 



"Nuestras mejores comuniones no son aquellas 
en las cuales nos parece experimentar 
un gran sentimiento de ternura hacia Jesús 
en Su Santa Eucaristía, sino aquellas 
en las cuales nos acercamos a Él 
con mayor humildad, contrición y confianza"



Toca sobre la imagen para verla en su tamaño original


Para leer una síntesis biográfica del Cardenal Merry del Val
sólo tienes que tocar AQUÍ




Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo... el Santo Cuerpo en brazos de Su Madre




MEDITACIONES SOBRE LA PASIÓN 
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

"Habiendo descendido el santo Cuerpo, lo envolvieron 
y lo pusieron en los brazos de su Madre, 
que se los tendía poseída de dolor y de amor..."

Por la Mística Ana Catarina Emmerich


               El cielo estaba todavía oscuro y nebuloso cuando José y Nicodemus se fueron al Calvario: allí se encontraron con sus criados y las santas mujeres que lloraban sentadas en frente de la Cruz. Casio y muchos soldados, que se habían convertido, estaban a cierta distancia, tímidos y respetuosos. José y Nicodemus contaron a la Virgen y a Juan todo lo que habían hecho para librar a Jesús de una muerte ignominiosa, y cómo habían obtenido que no rompiesen los huesos al Señor. 

               Entre tanto llegó el centurión Abenadar, y luego comenzaron la piadosa obra del descendimiento de la Cruz, para embalsamar el sagrado cuerpo del Señor. Casio se acercó también, y contó a Abenadar la milagrosa curación de la vista. Todos se sentían muy conmovidos, llenos de tristeza y de amor. Nicodemus y José pusieron las escaleras detrás de la Cruz, subieron y arrancaron los clavos. En seguida descendieron despacio el Santo Cuerpo, bajando escalón por escalón con las mayores precauciones. Fue un espectáculo muy tierno; tenían el mismo cuidado, las mismas precauciones como si hubiesen temido causar algún dolor a Jesús. Todos los circunstantes tenían los ojos fijos en el Cuerpo del Señor y seguían sus movimientos, levantaban las manos al cielo, derramaban lágrimas y daban señales del más profundo dolor. 

              Todos estaban penetrados de un respeto profundo, hablando sólo en voz baja para ayudarse unos a otros. Mientras los martillazos se oían, María, Magdalena y todos los que estaban presentes a la crucifixión, tenían el corazón partido. El ruido de esos golpes les recordaba los padecimientos de Jesús; temían oír otra vez el grito penetrante de sus sufrimientos. 

               Habiendo descendido el Santo Cuerpo, lo envolvieron y lo pusieron en los brazos de Su Madre, que se los tendía poseída de dolor y de amor. Así la Virgen Santísima sostenía por última vez en Sus brazos el Cuerpo de Su querido Hijo, a quien no había podido dar ninguna prueba de su amor en todo su martirio; contempló sus heridas, cubrió de ósculos su cara ensangrentada, mientras Magdalena reposaba la suya sobre sus pies. 

               Después de un rato, Juan, acercándose a la Virgen, le suplicó que se separase de Su Hijo para que le pudieran embalsamar, porque se acercaba el Sábado. María se despidió de Él en los términos más tiernos. Entonces los hombres lo tomaron de los brazos de Su Madre y lo llevaron a un sitio más bajo que la cumbre del Gólgota, que ofrecía gran comodidad para hacer el embalsamamiento. Lo hicieron en seguida y envolvieron después el Santo Cuerpo en un gran lienzo blanco. 

              Cuando todos se arrodillaron para despedirse de Él, se operó delante de sus ojos un gran milagro: el Sagrado Cuerpo de Jesús, con Sus heridas, apareció representado sobre el lienzo que lo cubría, como si hubiese querido recompensar su celo y su amor, y dejarles un retrato a través de los velos que lo cubrían. Era un retrato sobrenatural, un testimonio de la divinidad creadora, que residía siempre en el Cuerpo de Jesús...



jueves, 25 de febrero de 2021

BESAR LA MANO DE AQUEL QUE NOS DA LA VIDA SOBRENATURAL


Por la mano de los Apóstoles eran hechos 

muchos milagros y prodigios en el pueblo 

Hechos de los Apóstoles, cap. 5, vers. 12


               Las manos del Sacerdote son consagradas con el Santo Crisma por el Obispo que lo ordena; a partir de entonces, las manos del Sacerdote administrarán el Poder y la Gracia de Dios en la Santa Misa, el perdón de los pecados mediante la absolución sacramental y el impartir los demás Sacramentos. Son por tanto manos que reparten presencia de Dios, salud en las almas, por eso, desde tiempo inmemorial, es costumbre besar las manos del Sacerdote: en las palmas el día de su Ordenación y en su primera Misa, mientras que para el saludo cotidiano besamos el dorso de la mano derecha del Sacerdote. 




               Es impropio besar al Sacerdote en la cara, salvo que exista un vínculo familiar muy estrecho; el Presbítero, como los Religiosos que han hecho votos, son PERSONAS SAGRADAS, unidas a Dios por un vínculo superior al Matrimonio.

               También resulta indecoroso tomar excesivas confianzas con un Ministro de Dios, ya que su corazón está velado, libre de todo afecto humano y consagrado únicamente al servicio del Señor.


LA INEFABLE GRANDEZA 

DEL SACERDOCIO CATÓLICO

( por el Papa Pío XI )


               ...los Apóstoles y sus sucesores en el Sacerdocio comenzaron a elevar al Cielo la ofrenda pura profetizada por Malaquías, por la cual el Nombre de Dios es grande entre las gentes; y que, ofrecida ya en todas las partes de la tierra, y a toda hora del día y de la noche, seguirá ofreciéndose sin cesar hasta el Fin del Mundo.

               Verdadera acción sacrificial es ésta, y no puramente simbólica, que tiene eficacia real para la reconciliación de los pecadores en la Majestad divina: Porque, aplacado el Señor con la oblación de este Sacrificio, concede Su Gracia y el don de la penitencia y perdona aun los grandes pecados y crímenes.

               Por donde se ve clarísimamente la inefable grandeza del Sacerdote Católico que tiene potestad sobre el Cuerpo mismo de Jesucristo, poniéndolo presente en nuestros Altares y ofreciéndolo por manos del mismo Jesucristo como Víctima infinitamente agradable a la Divina Majestad. 



 "El Cristiano, casi a cada paso importante de su 
mortal carrera, encuentra a su lado al Sacerdote..." 

              Además de este poder que ejerce sobre el Cuerpo Real de Cristo, el Sacerdote ha recibido otros Poderes sublimes y excelsos sobre su Cuerpo Místico. Y tan excelsos Poderes conferidos al Sacerdote por un sacramento especialmente instituido para esto, no son en él transitorios y pasajeros, sino estables y perpetuos, unidos como están a un carácter indeleble, impreso en su alma, por el cual ha sido constituido Sacerdote para siempre a semejanza de Aquel de cuyo eterno Sacerdocio queda hecho partícipe. Carácter que el Sacerdote, aun en medio de los más deplorables desórdenes en que puede caer por la humana fragilidad, no podrá jamás borrar de su alma.

              El Cristiano, casi a cada paso importante de su mortal carrera, encuentra a su lado al Sacerdote en actitud de comunicarle o acrecentarle con la potestad recibida de Dios esta gracia, que es la Vida Sobrenatural del alma. Apenas nace a la vida temporal, el Sacerdote lo purifica y renueva en la fuente del agua lustral, infundiéndole una vida más noble y preciosa, la Vida Sobrenatural, y lo hace hijo de Dios y de la Iglesia; para darle fuerzas con que pelear valerosamente en las luchas espirituales, un Sacerdote revestido de especial dignidad lo hace Soldado de Cristo en el Sacramento de la Confirmación; apenas es capaz de discernir y apreciar el Pan de los Ángeles, el Sacerdote se lo da, como alimento vivo y vivificante bajado del Cielo; caído, el Sacerdote lo levanta en Nombre de Dios y lo reconforta por medio del Sacramento de la Penitencia; si Dios lo llama a formar una familia y a colaborar con Él en la transmisión de la vida humana en el mundo, para aumentar primero el número de los fieles sobre la tierra y después el de los elegidos en el Cielo, allí está el Sacerdote para bendecir sus bodas y su casto amor; y cuando el Cristiano, llegado a los umbrales de la Eternidad, necesita fuerza y ánimos antes de presentarse en el Tribunal del Divino Juez, el Sacerdote se inclina sobre los miembros doloridos del enfermo, y de nuevo le perdona y le fortalece con el Sagrado Crisma de la extremaunción; por fin, después de haber acompañado así al Cristiano durante su peregrinación por la tierra hasta las Puertas del Cielo, el Sacerdote acompaña su cuerpo a la sepultura con los ritos y oraciones de la esperanza inmortal, y sigue al alma hasta más allá de las puertas de la Eternidad, para ayudarla con cristianos sufragios...


Encíclica Ad Catholici Sacerdotii

20 de Diciembre 1935



VISIONARIOS, LOS FALSOS PROFETAS DE NUESTROS DÍAS. Parte III




LA VIEJA HEREJÍA DEL MILENARISMO
omnipresente en las "Confidencias"
de Antonio de la Santa Faz (Visionario de Sevilla)


              Fue el gnóstico Cerinto, quien hacia fines del siglo I, proclamó la llegada de un espléndido reino, presidido en persona por Nuestro Señor, aquí en la tierra, reino que Él establecería con los santos elevados en Su Segunda Venida y que duraría mil años, de ahí el nombre de la herejía, también conocida como quiliasmo.

               Basaba esta errónea idea por una mala interpretación de lo que dejó escrito el Apóstol San Juan en el Libro del Apocalipsis: "Vi que resucitaban y reinaban con Cristo mil años...(cap. 20, vers. 4) 

               La Fe Católica que nos viene directa de los Apóstoles enseña que la Segunda Venida de Cristo será gloriosa, visible para todos y DEFINITIVA. Marcará el Fin de la Historia y del Tiempo. Toda la humanidad será juzgada. La almas de los buenos irán al Cielo y las de los condenados irán con los demonios al Infierno. NO SERÁ por lo tanto UNA VENIDA TEMPORAL, NO HABRÁ UN REINO TEMPORAL DE 1000 AÑOS. Esta Verdad de Fe Católica descarta no solo la herejía del milenarismo sino también el concepto del "rapto" que se ha hecho popular entre los fundamentalistas protestantes.

               La Iglesia enseña que los justos, los que se salvan, entran en la Bienaventuranza Eterna inmediatamente después de la muerte,  de modo que no queda espacio alguno para un período intermedio sobre la tierra,  durante el cual se interrumpiría la visión beatífica de Dios (Ver II Corintios, cap. 5, vers. 6 - 10)

               "En un momento, en un cerrar de ojos, en la última trompeta,  pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán incorruptos" (I Carta de San Pablo a los Corintios, cap. 15, vers. 52) Se trata de todos:  justos y réprobos, que resucitarán simultáneamente, unos para el Cielo, otros para el tormento eterno.  

               Santos Doctores de la Iglesia, cuya doctrina es segura, tales como Orígenes, su discípulo Dionisio el Grande, San Jerónimo y San Agustín, se mostraron contrarios al milenarismo y combatieron con vehemencia contra esta herejía.

               "...el último espacio de mil años -enseña San Agustín- debe ser entendido como refiriéndose al fin del mundo; en todos los casos, el Reino de Cristo, del que el Apocalipsis habla, sólo puede ser aplicado a la Iglesia..." (De Civitate Dei, XX 5-7)

               A pesar de las reiteradas condenas que tuvo en sus inicios, la errónea idea del Milenarismo floreció puntualmente en siglos posteriores, siempre asociada a herejes como los "Fraticelli", en el siglo XIV y los "Taboritas" -discípulos del hereje Juan Hus- en el XV. La idea del reino milenario de Cristo en la tierra le pareció también errónea a Lutero y a Calvino, que la tomaron por pueril e indigna de ser rebatida siquiera. A lo largo del siglo XIX, la volveremos a encontrar en líderes protestantes como Joseph Smith,  fundador de los Mormones, (que profetizaba la llegada del milenio mientras él estuviera vivo) y en sectas como los Testigos de Jehová y los Adventistas del Séptimo Día.




               "El sistema del milenarismo, que enseña que según la Revelación Católica Cristo el Señor, antes del Juicio Final, vendrá a esta tierra para reinar corporalmente no puede ser enseñado con seguridad..." (Carta de la Congregación del Santo Oficio a los Obispos de Chile, en 1942 y confirmada en 1944, referida a las ideas milenaristas del Sacerdote chileno Manuel Lacunza, en su obra "Venida del Mesías en gloria y majestad", publicada bajo el pseudónimo judío de Juan Josafat Ben-Ezra, obra condenada por Roma, que la colocó en Índice de libros prohibidos). En la misma misiva el Santo Oficio instaba a los Prelados chilenos a "vigilar que tal doctrina no sea enseñada con cualquier pretexto, ni propagada, defendida, recomendada, de viva voz o por escrito."

               A partir de un Decreto del Papa Pío XII, en Julio de 1944, la Iglesia condena la idea de que Cristo vaya a reinar visiblemente durante un milenio. El Papa Pío XII, siguiendo la Tradición de la Iglesia y fiel a la correcta interpretación de las Sagradas Escrituras, afirma que Cristo vendrá físicamente sólo en su Parusía, para derrotar al Anticristo y realizar el Juicio a las Naciones, después de lo cual subirá nuevamente a los Cielos para quedar reinando desde la Eucaristía, ahora sí de manera plena, íntegra y universal.


BREVE ANÁLISIS DE  

ALGUNAS "CONFIDENCIAS" 

que dice recibir Antonio de la Santa Faz 

(También conocido como Alma pequeña)

Sevilla - España


DEBIDO A LOS MUCHOS ESCRITOS

de este visionario, he preferido dividir en dos partes este análisis: 

en el artículo del pasado 9 de Febrero, expuse algunas de las "Confidencias" 

que demuestran el ego superlativo de Antonio López; hoy quiero centrar

la atención del lector en aquellas donde el visionario expone sin complejo

la herejía del Milenarismo, o reinado temporal de Cristo por mil años,

antes del Juicio Final; idea que -como he aclarado en líneas anteriores-

fue condenada reiteradamente por la Santa Madre Iglesia, pero que

"Antonio de la Santa Faz" insiste en presentar como una novedad

revelada directamente por Cristo Nuestro Señor en sus "Confidencias"















miércoles, 24 de febrero de 2021

EL ESPECIAL PATRONO DE LA IGLESIA




               "Las razones por las que el Bienaventurado San José debe ser considerado especial Patrono de la Iglesia, y por las que a su vez, la Iglesia espera muchísimo de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del hecho de que él es el Esposo de María y padre putativo de Jesús. De estas fuentes ha manado su dignidad, su santidad, su gloria. 

               Es cierto que la dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más sublime; mas, porque entre la Beatísima Virgen y San José se estrechó un lazo conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se acercó más que ningún otro. 

               Ya que el matrimonio es el máximo consorcio y amistad —al que de por sí va unida la comunión de bienes— se sigue que, si Dios ha dado a San José como esposo a la Virgen, se lo ha dado no sólo como compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa grandeza de Ella."


Papa León XIII, Encíclica Quamquam Pluries

15 de Agosto, de 1889





LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE, por el Padre Paul O´Sullivan. Parte VI




PODEMOS PEDIRLO TODO EN EL NOMBRE DE JESÚS


               Los Ángeles son nuestros más queridos y mejores amigos y son los que están más preparados y pueden ayudarnos en toda dificultad y peligro.

              Es una pena que muchos Católicos no conocen, ni aman, ni piden la ayuda de los Ángeles. La manera más fácil de hacerlo es decir el Nombre de Jesús en su honor. Esto les da gran alegría y ellos, como respuesta, nos ayudarán en todos nuestros problemas y nos salvarán de muchos peligros.

               Digamos el Nombre de Jesús en honor de todos los Ángeles, pero especialmente en honor de nuestro querido Ángel de la Guarda, que tanto nos quiere.

               Nuestro Dulce Salvador está presente en millones de Hostias consagradas en innumerables iglesias católicas del mundo. Durante muchas horas del día y durante las largas horas de la noche, Él es olvidado y dejado sólo.

              Podemos hacer mucho para consolarle y confortarte diciendo: "Jesús te quiero, te adoro en todas las Hostias consagradas del mundo, y te doy gracias con todo mi corazón por haberte quedado en todos los Altares del mundo por amor nuestro". Entonces di veinte, cincuenta veces o aún más el Nombre de Jesús con esta intención. Podemos hacer la más perfecta penitencia por nuestros pecados ofreciendo la Pasión y Sangre de Jesús muchas veces al día con esta intención.

              La Preciosa Sangre purifica nuestras almas y nos eleva a un alto grado de santidad. ¡Es todo tan fácil! Tenemos solamente que repetir amorosa, alegremente y con reverencia "Jesús, Jesús, Jesús".

              Si estamos tristes o deprimidos, si estamos preocupados con miedos y dudas, este Divino Nombre nos dará una deliciosa paz. Si somos débiles e indecisos nos dará nueva fuerza y energía.

               Cuando Jesús estaba en la tierra, ¿no fue a consolar y confortar a todos aquellos que eran infelices? Aún lo hace todos los días por aquellos que lo piden.

               Si estamos sufriendo por problemas de salud y tenemos dolores, si alguna enfermedad está afectando a nuestros pobres cuerpos, Él puede curamos. ¿Acaso Él no curó a los enfermos, los cojos, los ciegos, los leprosos? No nos dijo: "Venid a Mí vosotros los que estáis cansados, y abrumados que Yo os aliviaré". Muchos podrían tener buena salud si solamente pidieran a Jesús por ella.

               No obstante, consulta a los médicos, usa los remedios que te den pero por encima de todo ¡pídele a Jesús!

               El Nombre de Jesús es la más corta, la más fácil, la más poderosa de todas las plegarías. Nuestro Señor nos dice que podemos pedir al Padre en Su Nombre, por ejemplo, en el Nombre de Jesús, y recibiremos. Todas las veces que decimos ''Jesús", estamos diciendo una fervorosa oración por todo, todo lo que necesitamos.

               Las Ánimas del Purgatorio. Es muy lamentable que muchos cristianos olviden y abandonen a las ánimas del Purgatorio. Es posible que algunos de nuestros más queridos amigos estén sufriendo en ese terrible fuego, esperando nuestras oraciones y ayuda, que pudiéramos dársela tan fácilmente y no se la damos.




               Tenemos pena de los pobres que vemos en las calles, por los hambrientos y por todos aquellos que sufren. Nadie sufre más terriblemente como las Ánimas de Purgatorio por el fuego, como Santo Tomás nos dice, ¡es lo mismo que el fuego del infierno!

               ¿Con qué frecuencia, querido lector, rezas tú por las Santas Ánimas? ¡Días, semanas, quizás meses pasan y haces poco por ellas ó quizás nada !

               Puedes ayudarlas fácilmente si dices con frecuencia el Nombre de Jesús, porque a) tu así ofreces por ellas la Preciosa Sangre y sufrimientos de Jesucristo, como hemos explicado, b) ganas 300 días de indulgencia cada vez que dices "Jesús".

               Ten la costumbre de repetir el Santo Nombre a menudo y podrás como Santa Matilde aliviar miles de Almas que desde entonces no cesarán de rezar por ti con increíble fervor.




martes, 23 de febrero de 2021

HEREJÍA Y APOSTASÍA: PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO QUE NOS APARTAN DE LA IGLESIA DE CRISTO



               El término
hereje procede del griego αἱρετικός  (airetikós), o del latín hereticus; se emplea para adjetivar a aquellas personas que toman una decisión en el pensamiento y/o actuar propio con respecto a un orden establecido; en materia religiosa, nos referimos a alguien como hereje cuando vive apartado del Dogma Católico y por tanto, fuera de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo.

               El Código de Derecho Canónico (1917) enseña que la "Herejía es la negación obstinada de Verdades que han sido definidas y propuestas por la Iglesia como doctrinas divinamente reveladas." (Ver Cánones 1324 y 1325) 

               El otro pecado que nos aparta de la Iglesia es la apostasía; el término proviene del latín apostasia y este deriva de la voz griega ἀποστασία, formado por apo, que significa fuera de y stasis, que se traduce por colocarse.

               Aquel bautizado Católico que niega pertinazmente alguna de las Verdades que han de ser creídas con Fe Divina y Católica o la pone en duda, es hereje; si un bautizado Católico abandona por completo la Fe Cristiana, es apóstata. Herejía y apostasía, son por lo tanto pecados gravísimos contra la Fe, por los cuales se sale de la Iglesia Única de Cristo y se deja de ser Cristiano, es decir Católico, acto que a la postre se convierte en una segura condena eterna, a menos que el hereje/apóstata se retracte antes de morir y, a ser posible, sea absuelto sacramentalmente, por un Sacerdote capacitado, del vínculo de excomunión por medio de una sincera Confesión.

                El pecado de herejía que separa a uno de la Iglesia por su naturaleza -como enseñó el Papa Pío XII en la Encíclica Mystici Corporis- está ausente cuando la herejía profesada se realiza por ignorancia cuando esa persona desea aceptar todas las enseñanzas de la Iglesia. 




               La herejía es manifiesta cuando se conoce públicamente hasta tal punto que su existencia puede probarse en un tribunal de justicia; es oculta la herejía si no se manifiesta externamente por palabra o acto, o si no es lo suficientemente pública para permitir la prueba de su existencia en los tribunales.

               Los herejes y cismáticos manifiestos están excluidos de la membresía en la Iglesia. Los herejes se separaron de la unidad de Fe y adoración; los cismáticos se separaron de la unidad de gobierno, y ambos rechazan la Autoridad de la Iglesia. 

               En lo que respecta a la exclusión de la Iglesia, no importa si la herejía o el cisma son formales o materiales. Aquellos nacidos y criados en herejía o cisma pueden ser sinceros en sus creencias y prácticas, pero rechazan pública y voluntariamente a la Iglesia y se adhieren a sectas opuestas a ella; no son culpables de pecado en el asunto, pero no son miembros de la Iglesia. Por esta razón, la Iglesia no hace distinción entre herejía formal y material cuando recibe conversos en su redil.

               Advierte San Agustín que "Si no queréis pertenecer a la Iglesia… apartaos de sus miembros, apartaos de su cuerpo. Pero, ¿por qué debería instarlos ahora a que abandonen la Iglesia, si ya lo han hecho? Son herejes y, por lo tanto, ya están fuera.




               En medio de la contienda mundial a principios del pasado siglo, ante el avance del Modernismo, infiltrado en la Jerarquía Romana, el Papa Benedicto XV declaró que "La Fe Católica es de tal índole y naturaleza, que nada se le puede añadir ni quitar: o se profesa por entero o se rechaza por entero: "Esta es la Fe Católica; y quien no la creyere firme y fielmente no podrá salvarse". No hay, pues, necesidad de añadir calificativos para significar la Profesión Católica; bástale a cada uno esta profesión: Cristiano es mi nombre, Católico, mi apellido; procure tan sólo ser en efecto aquello que dice." (Benedicto XV, Encíclica Ad Beatissimi Apostolorum)

               El último Papa Católico advierte que "entre los miembros de la Iglesia, solo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del Bautismo y profesan la Verdadera Fe" (Pío XII, Encíclica Mystici Corporis)   

               Comprendiendo la gravedad de los pecados de herejía y apostasía, estos resultan ser más perniciosos para el alma que otros que quitan la gracia de Dios pero que no nos dejan fuera de la Iglesia de Cristo. 

               1º Que para salvarse es necesario mantenerse rectos en la Fe, en el seno de la Iglesia Católica Apostólica Romana, única Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo.

               2º Que "solamente son Católicos los que no se oponen a la Fe y a la Doctrina de la Iglesia Católica"

               3º Los herejes y apóstatas, estando fuera de la Iglesia, sin importan si son seglares o Sacerdotes, pierden inmediatamente toda autoridad dentro de la Iglesia y el poder de jurisdicción. Dice al respecto San Roberto Belarmino: El Romano Pontífice, si cayere en herejía notoria y públicamente divulgada, por el mismo hecho y aún antes de cualquier sentencia declaratoria de la Iglesia, queda privado de su potestad de jurisdicción... Esta es la sentencia más común y cierta" (De Romano Pontífice, I.II, Cap.30). Reafirma esta doctrina Santo Tomás de Aquino aclarando que "si bien la potestad de Orden no se pierde, la potestad de jurisdicción no permanece en herejes y apóstatas."




lunes, 22 de febrero de 2021

SANTA MARGARITA DE CORTONA, LA TERCERA LUZ DE LA ORDEN FRANCISCANA




                Margarita nació en la ciudad de Laviano, en la región de Toscana (Italia), a mediados del siglo XIII. De su primera infancia nada se sabe, salvo que perdió a su madre cuando tenía siete u ocho años.

                Como sucede con cierta frecuencia, la madrastra que vino a ocupar el lugar de su progenitora, dos años después de su muerte, comenzó a tratarla mal, encontrando defectos en todo lo que ella hacía. Pues bien, Margarita tenía un corazón tierno y una naturaleza ardiente. Y al no encontrar en casa el afecto que necesitaba, fue a buscarlo afuera. Se volvió una adolescente hermosa, llena de gracias y encantos. Esto constituyó su desgracia. Cuando tenía quince años, el hijo del Señor de Montepulciano se enamoró de ella y la convenció para ir a vivir con él pecaminosamente, prometiéndole que se casarían en un futuro.

                En medio del lujo, las fiestas, los paseos, Margarita reprimía su consciencia, que de tiempo en tiempo como un aguijón la torturaba. Más tarde dirá: “En Montepulciano perdí la honra, la dignidad, la paz; perdí todo, menos la Fe”. Y era esa Fe que afloraba, la que le hacía soñar con otra vida muy diferente de la que entonces llevaba. Algunas veces, por ejemplo, viendo ciertos lugares recogidos, comentaba: “¡Cómo sería bueno rezar aquí! Qué lugar propio para llevar una vida penitente y solitaria”. Pero nuevas joyas, nuevas fiestas, nuevas promesas sofocaban esos buenos movimientos de su corazón.

                Cierta vez en que algunas señoras elogiaban su belleza, ella respondió proféticamente: “No hagan caso de eso. Llegará el día en que ustedes me tratarán como santa e irán, con el bastón en la mano, a visitar mi tumba”.

                Así, Margarita vivió nueve años en esa unión ilícita, contraria a la Ley de Dios, cuando sobrevino un acontecimiento dramático que debería cambiar su vida.

               Cierto día su concubino no regresó a casa, y tampoco al día siguiente. Afligida, Margarita vio llegar sola a su perrita favorita que, sollozando tristemente, la jalaba del vestido, indicándole que la siguiese. Margarita, ansiosa, siguió al animal hasta un bosque en las inmediaciones, donde encontró un montón de ramas que el animalito se esforzaba en levantar. Quitando las ramas de encima, se deparó con el cadáver de su concubino apuñalado, envuelto en sangre, y que ya comenzaba a dar las primeras señales de putrefacción. Ante esta espeluznante visión, dio un grito y cayó desmayada.




                Fue el golpe de Misericordia de la Providencia. Al volver en sí, Margarita pensó en el destino eterno de aquél de quien fuera cómplice en el pecado. Se llenó de tal horror por su existencia pecaminosa que, en aquel momento, hizo el propósito de cambiar de vida.

                Después del entierro del infeliz joven, Margarita vendió todo lo que tenía, lo distribuyó entre los pobres y, vestida muy simplemente de negro regresó a la casa de su padre, pidiendo perdón y abrigo. Su padre se conmovió, pero a su lado estaba la madrastra, que inmediatamente exclamó: “¡O ella, o yo!”. La puerta de la casa paterna le fue entonces cruelmente cerrada.

                 Desolada y sin saber qué hacer, sin recursos y sin residencia, en el auge de la probación, Margarita se sentó en un tronco a la vera del camino. El demonio pronto entró en escena, tentándola: “Tienes apenas 26 años y estás en el auge de la hermosura. Muchos otros pretendientes surgirán. ¡Vamos, levanta la cabeza y comienza de nuevo la vida de fausto y de alegría!”. “¡No! –protestó Margarita, con resolución- Ya ofendí mucho a Nuestro Señor, que vertió su sangre inocente por mí. Más vale la pena mendigar el pan que volver al pecado”. En ese momento otra voz, la de la gracia, se hizo oír: “En Cortona los hijos de San Francisco se compadecerán de ti y te dirán qué hacer”.

                En esa época Cortona era una República, con administración autónoma. Era próspera y tenía una intensa vida religiosa. La pobre Margarita, sin conocer a nadie, buscó el convento de los Frailes Franciscanos. Dos damas del lugar, Marinaria y Raniera Moscari, la encontraron y quedaron conmovidas al ver su profunda tristeza y el sufrimiento que se expresaba en su rostro. Con bondad, le preguntaron si necesitaba de algo. Margarita les abrió el alma, contó sus pecados y su inspiración de buscar a los Franciscanos de la ciudad. Las dos nobles señoras le ofrecieron abrigo en su casa, y ellas mismas la presentaron a Fray Bevegnati, varón venerable por su virtud, que después escribiría la Historia de Margarita. Ésta, entre lágrimas y suspiros, hizo una confesión general tan minuciosa, que duró ocho días. Pidió después su admisión en la Tercera Orden Franciscana, también llamada de la Penitencia.

                Preocupada en evitar una recaída en el pecado, Margarita cortó su hermosa cabellera, que tanto orgullo le causaba, expuso el rostro al sol para perder su frescor, y examinaba cómo reparar su escándalo. Pasó a dormir en el suelo y a alimentarse apenas de hierbas.

               Cierto Domingo apareció en Laviano a la hora de la Misa más frecuentada, con una cuerda al cuello, y allí, en alta voz, pidió perdón a sus conciudadanos por el mal ejemplo que les diera. Otra vez, en Cortona, Margarita se hizo arrastrar con una cuerda al cuello por las calles de la ciudad, mientras una mujer gritaba:

               “Ésta es Margarita que perdió a tantas almas; ésta es la pecadora que profanó tanto nuestra ciudad”.

               En su intento de humillarse, muchas más cosas habría hecho, si la obediencia se lo hubiese permitido.

               Margarita pasaba horas y horas de rodillas delante del Crucifijo, llorando por sus pecados. Su arrepentimiento fue tan profundo y sincero, que un día el Crucificado le dijo: “Tus pecados te son perdonados”.

                Otra vez, cuando meditaba en llantos sobre la Pasión de Nuestro Señor, Éste le preguntó: “¿Qué quieres, mi pobre pecadora?” Y Margarita, en un transporte de amor, respondió: “Señor Jesús, no quiero sino a Vos, y no busco sino a Vos”.




                  En poco tiempo Margarita pasó a ser visitada por elevadas gracias místicas. Narra su confesor y biógrafo: “Me pidió que no me ausentase del convento, porque Dios le preparaba algo extraordinario. Después de la Misa conventual, ella fue arrebatada en espíritu. A su vista se desarrolló el drama de la Pasión. Vio al Salvador vendido por el beso de Judas, negado por San Pedro, abandonado por los Apóstoles, insultado por los pretorianos. Oyó los golpes de los azotes, los gritos del populacho, el ruido del martillo cuando le clavaban manos y pies. Me explicó las escenas de la Pasión, sin conocer la presencia de la población de Cortona, que había venido para asistir a tan extraordinario hecho. Tenía los brazos en cruz, y las contracciones de su rostro reflejaban la violencia de sus emociones. A la misma hora en que expiró la víctima del Calvario, inclinó su cabeza y pareció también que ella expiraba. Los que estaban presentes no cesaban de sollozar”.

                En otra ocasión, apesadumbrada por el peso de las tentaciones, gemía a los pies del Crucifijo. Nuestro Señor le dijo: “Ten animo, hija mía, por más violentos que sean los esfuerzos del demonio, pues Yo estoy contigo en el combate, y siempre saldrás victoriosa. Sé fiel a todos los consejos de tu director; confía cada día más y más en mi bondad, desconfía de ti misma, y con el socorro de mi gracia triunfarás del enemigo”.

                De varios lugares, desde Roma hasta España, venían personas a ver a la que se tornó “la taumaturga de Cortona”, por la fama de los milagros por ella operados. Se pedía, por su mediación, la conversión de pecadores, la cura de enfermos, la liberación de endemoniados.

                Fue gracias a Margarita que los güelfos, partidarios de los Papas, hicieron las paces con los gibelinos, partidarios del Emperador alemán, después que ella por orden de Dios corrió por las calles de Cortona gritando: “Cortonenses, haced penitencia y reconciliaos con vuestros enemigos”. Nuestro Señor le afirmó en esa ocasión: “Cortona merecía ser castigada, pero por el amor que te tengo Yo la perdonaré”.

                El Divino Salvador le hizo también el siguiente elogio: “Tú eres la tercera luz dada a la Orden de mi bienamado Francisco. Él fue la primera, entre los Frailes Menores; Clara fue la segunda, entre las monjas; tú eres la tercera, en la Orden de la penitencia”.

               En medio de una celestial Aparición Nuestro Señor le recomendó: “Manifestad cada día, con un tributo de alabanza, vuestra respetuosa devoción a la Bienaventurada Virgen María y a San José, Mi padre nutricio”.

                Con las limosnas recibidas Margarita fundó el Hospital de Santa María de la Misericordia, para cuidar a los pobres de la ciudad, a cargo de sus hermanas de la Tercera Orden Franciscana reunidas en una congregación por ella fundada, la de las Poverelle. 

               Muchos milagros, que el límite de este artículo no permite transcribir, fueron obrados por intercesión de la penitente de Cortona, fallecida a los 48 años, el día 22 de Febrero de 1297. Su cuerpo, transcurridos más de 700 años de su muerte, continúa incorrupto. Y puede ser visto en un relicario de cristal, expuesto en la Basílica dedicada a su honra, en Cortona.    


Fray Justo Pérez de Urbel O.S.B.