lunes, 31 de agosto de 2020

SANTO DOMINGUITO DEL VAL, Mártir de los deicidas




               Domingo del Val nació en Zaragoza en 1243, era hijo de los infanzones Sancho del Val, notario de la ciudad, e Isabel Sancho. Piadoso monaguillo, asistía a diario a los cultos además de participar con otro niños en el coro de la Catedral de La Seo (Zaragoza, España).

               El Miércoles 31 de Agosto de 1250, pasaba por las estrechas calles del barrio judío de Zaragoza, cuando, de repente, Mosé Albayucet, un usurero judío según cuentan las antiguas versiones, se abalanzó sobre él y le raptó para llevarle a casa de uno de los rabinos principales de la ciudad. Allí le dijeron: «Querido niño, no queremos hacerte mal ningún, pero si quieres salir de aquí tienes que pisar ese Cristo». «Eso nunca. Es mi Dios. No, no y mil veces no», respondió con firmeza Dominguito. «Acabemos pronto», apremiaron los judíos mientras acercaban una escalera, un martillo y unos clavos para crucificar al niño, además de colocarle una corona de zarzas sobre su rubia cabellera, para que el parecido con Jesús fuera mayor. 

               Tras el crimen del inocente niño, los judíos procuraron hacer desaparecer el cuerpo. Le cortaron la cabeza y los pies, que lanzaron al pozo que tenían en la casa, mientras que el resto del cuerpo lo enterraron en la orilla del Ebro, muy cerca del actual pozo de San Lázaro junto al Puente de Piedra. Mientras, la ciudad se volcaba buscando al niño desaparecido, hasta que un día, dos pescadores que estaban en el río, vieron cómo un fuerte rayo de sol descendía de los cielos y comenzó a iluminar un punto concreto de la orilla. Los pescadores acudieron allí y empezaron a cavar hasta que encontraron los restos de Domingo. Se revelaba el misterio de qué había sido del niño, siendo una señal divina la que mostró dónde se encontraba su cuerpo. 

               Sin embargo, el milagro no se terminó ahí. De nuevo la intercesión celestial hizo que las aguas del río Ebro crecieran de forma anormal para aquella época del año y los pozos de las casas de la ciudad comenzaron a rezumar agua y a desbordarse, con lo que los pies y cabeza del niño salieron del pozo de la casa judía a la que fueron lanzados. Por fin se esclarecía el misterio y toda la ciudad vio que los responsables habían sido los judíos.

               Domingo de Val fue canonizado el 9 de Julio de 1808 por el Papa Pío VII, y declarado Patrón de los Infanticos (niños cantores de la Catedral de Zaragoza) y sus restos fueron enterrados en la misma Catedral donde acolitaba, en una magnífica capilla dedicada a él. 



CATECISMO DE LA DOCTRINA CRISTIANA, del Padre Jerónimo de Ripalda. PARTE 10 SOBRE LOS ARTÍCULOS


               "...hay una gracia que vale mucho más que la de poseer milagrosamente estampada en un velo la Santa Faz del Salvador. En el Velo, la representación del Rostro divino fue hecha como en un cuadro. En la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, es hecha como en un espejo.

               En sus instituciones, en su Doctrina, en sus Leyes, en su Unidad, en su Universalidad, en su insuperable Catolicidad, la Iglesia es un verdadero espejo en el cual se refleja nuestro Divino Salvador. Más aún, Ella es el propio Cuerpo Místico de Cristo."



Doctor Plinio Corrêa de Oliveira





P. Decid los Artículos de la Fe 

          R. Los Artículos de la Fe:El primero, creer en Un solo Dios Todopoderoso, etc. (Ver aquí la publicación de los Artículos de Fe 

P. Dijisteis que el primero es creer en Dios: ¿qué entendéis vos por Dios? 

           R. Un Señor infinitamente Bueno, Sabio, Poderoso, Principio y Fin de todas las cosas. 

P. ¿Este Dios es una persona sola? 

          R. No, Padre, sino tres en todo iguales

P. ¿Quiénes son? 

          R. Padre, Hijo y Espíritu Santo

P. ¿El Padre es Dios? 

          R.

P. ¿El Hijo es Dios? 

          R.

P. ¿El Espíritu Santo es Dios? 

         R.

P. ¿Son por ventura tres Dioses? 

         R. No, sino uno en esencia, y Trino en personas

P. ¿Y tienen Dios figura corporal como nosotros? 

         R. No, en cuanto Dios; porque es espíritu puro

P. ¿Cómo es Dios Todopoderoso? 

          R. Porque con solo Su querer hace cuanto quiere

P. ¿Cómo es Dios Criador? 

          R. Porque lo hizo todo de nada

P. ¿Cómo es Dios Salvador? 

          R. Porque el da la gracia y perdona los pecados

P. ¿Qué le mueve a darnos su gracia? 

          R. La gran Bondad suya, y los Merecimientos de Cristo

P. ¿Qué cosa es gracia? 

          R. Un ser divino, que nos hace hijos de Dios, y herederos de su gloria

P. ¿Qué bienes nos vienen con esa gracia?

          R. El poder y querer hacer obras ante Dios satisfactorias y meritorias

P. ¿Por qué medio se alcanza la gracia, y crece después de habida? 

          R. Con oraciones, Sacramentos y ejercicios de virtudes

P. ¿Cómo es Dios Glorificador? 

          R. Porque da la Gloria a quien persevera en su gracia

P. ¿Y los que van al Purgatorio quiénes son? 

          R. Los que mueren en Gracia, debiendo por sus pecados alguna pena.





domingo, 30 de agosto de 2020

EXPLICACIÓN DE LA SANTA MISA, por San Juan María Vianney, Cura de Ars. PARTE 3: El necesario recogimiento para aprovechar la Santa Misa



               Hemos dicho que la Santa Misa es el Sacrificio del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, el cual no se ofrece a los Ángeles ni a los Santos, sino solamente a Dios. Sabéis ya que el Santo Sacrificio de la Misa fue instituido el Jueves Santo, al tomar Jesús el pan y transformarlo en Su Cuerpo y al tornar el vino y convertirlo en Su Sangre. Fue entonces cuando dio a los Apóstoles y a todos sus sucesores el poder de hacer lo mismo; a lo cual llamamos nosotros Sacramento del Orden. La Santa Misa se compendia en las palabras de la Consagración; y sabéis ya que los Ministros de la misma son los Sacerdotes.

              En el Santo Sacrificio de la Misa, Jesucristo es el Sumo Sacerdote y el Ministro principal. El Celebrante es verdaderamente Sacerdote y Ministro del Sacrificio. A este fin fue llamado y ordenado; de Jesucristo ha recibido la potestad. Es el Ministro de Jesucristo y ocupa el lugar del Salvador. Ofrece, pues, el Sacrificio por la acción y el ministerio ajenos a su persona. Lo ofrece sin que tenga verdadera necesidad de los asistentes.




LA PARTICIPACIÓN DE LOS FIELES

               Los fieles no son estrictamente los ministros del Sacrificio. Si alguna vez se los llama ministros oferentes del Sacrificio, es hablando en sentido lato, ya que no lo ofrecen por sí mismos, sino por el Ministerio del Sacerdote, si unen su intención con la del Celebrante; de lo cual concluyo, que la mejor manera de oír la Santa Misa es unirse al Sacerdote en todo lo que él reza, y seguirle, en cuanto sea posible, en todas sus acciones, y procurar encenderse en los más vivos sentimientos de amor y agradecimiento: éste es el método más recomendable.

               En el Santo Sacrificio de la Misa podemos distinguir tres partes: la primera comprende desde el principio hasta el Ofertorio; la segunda, desde el Ofertorio hasta la Consagración; la tercera, desde la Consagración hasta el fin. Debo advertiros que, si nos distrajésemos voluntariamente durante una de estas tres partes, pecaríamos mortalmente; lo cual debe inducirnos a tomar la precaución de evitar que nuestro espíritu divague fijándose en cosas ajenas al Santo Sacrificio de la Misa. 

               Digo que, desde el comienzo hasta el Ofertorio, hemos de portarnos como penitentes penetrados del más vivo dolor de los pecados. Desde el Ofertorio hasta la Consagración debemos de portarnos como ministros que van a ofrecer Jesucristo a Dios Padre, y sacrificarle todo cuanto somos: esto es, ofrecerle nuestros cuerpos, nuestras almas, nuestros bienes, nuestra vida y hasta nuestra eternidad. Desde la Consagración, hemos de considerarnos como personas que han de participar del Cuerpo adorable y de la Sangre Preciosa de Jesucristo y, por consiguiente, hemos de poner todo nuestro esfuerzo en hacernos dignos de tanta dicha.

               Para que lo comprendáis mejor, voy a proponeros tres ejemplos sacados de la Sagrada Escritura, los cuales os mostrarán la manera cómo habéis de oír la Santa Misa: es decir, en qué cosas debéis ocuparos en aquellos momentos tan preciosos para quien acierta a comprender todo su valor. El primero es el del publicano, y en el cual aprenderéis lo que debéis hacer al principio de la Santa Misa. El segundo es el del buen ladrón, que os enseñará cómo debéis portaros durante la Consagración. El tercero es el del centurión, que os dará la norma para el tiempo de la Comunión.

               Hemos dicho, primeramente, que el publicano nos enseña el comportamiento que hemos de observar al comienzo de la Santa Misa, acto tan agradable a Dios y tan poderoso para conseguir toda suerte de gracias. No hemos de esperar, pues, para prepararnos, haber entrado ya en la iglesia. Un buen Cristiano comienza ya a prepararse al abandonar el lecho, haciendo que su espíritu no se ocupe en otra cosa que en lo que se relaciona con tan alta ceremonia. Hemos de representarnos a Jesucristo en el Huerto de los Olivos, prosternado, con la Faz en tierra, preparándose al sangriento Sacrificio, del cual va a ser Víctima en el Calvario; así como hemos de tener también presente la grandeza de su caridad, que llegó hasta a decidirle a aceptar para sí el castigo que debíamos nosotros sufrir por toda una eternidad. En los primeros tiempos de la Iglesia, todos los Cristianos iban a Misa en ayunas (porque acostumbraban a comulgar en la Misa). 

               Conviene que, durante la madrugada, impidáis que vuestro espíritu se ocupe en negocios temporales, teniendo presente que, después de haber trabajado toda la semana para vuestro cuerpo, es muy justo que concedáis este día a los negocios del alma y a pedir a Dios la remisión de vuestros pecados. Al ir a la iglesia, procurad no conversar con nadie; pensad que seguís a Jesucristo llevando la Cruz hacia el Calvario, donde va a morir para salvarnos. Antes de la Santa Misa, debemos destinar unos instantes al recogimiento, a llorar nuestros pecados y a pedir a Dios perdón de ellos, a examinar las gracias de que estamos más necesitados, a fin de pedírselas durante la Misa...


Continuará...



Si desea colaborar en la difusión de 
la genuina Misa Católica,
 le recomendamos imprimir el Tríptico con la Doctrina 




DOMINICA XIII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS; Santa Misa desde el Instituto Mater Boni Consilii de Bruselas


SANTA MISA DEL DOMINGO XIII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Desde el Instituto Mater Boni Consilii de Bruselas,
cuyo Superior es el Obispo Geert Jan Stuyver
(Sucesión Apostólica del Arzobispo Thuc)

A las 10:00 am, horario local

sábado, 29 de agosto de 2020

LA PUREZA DE NUESTRA SEÑORA




               "Todas las purezas que se puedan imaginar no llegan ni de lejos a los pies de la Pureza de Nuestra Señora, que se hace no sólo de ausencia de cualquier inclinación hacia el mal, sino de un impulso de alma directa y exclusivamente hacia Dios, sin compromiso con más nada y nadie. Es un ímpetu entero, de una fuerza, de una integridad, de un deseo de Absoluto y tampoco se puede medir. Es superfluo decir que, en esa concepción de pureza, entra también el sentido de castidad, cerca de la cual la nieve sería un carbón..." 


Doctor Plinio Corrêa de Oliveira



LAS LÁGRIMAS DEL CORAZÓN DE MARÍA (SIRACUSA)



“Ve a Siracusa, si tu Madre llora 
tiene algo importante que decirnos” 


Padre Pío






               Angelo Lannuso y Antonia Giusto eran un joven y modesto matrimonio que vivía en la calle Degli Orti, en la periferia de la ciudad de Siracusa;  su vida transcurría tranquila hasta que el 29 de Agosto de 1953 una imagen de yeso del Inmaculado Corazón de María que adornaba el cabecero de la cama de matrimonio, comenzó a llorar.  

              La noticia se extendió rápidamente y acudieron los vecinos y, poco después, una multitud, hasta el punto que tuvo que intervenir la policía para guardar el orden. Las lacrimaciones de la imagen se prolongaron durante cuatro días, siempre ante numerosos testigos.

               Varios enfermos que allí acudieron, en busca del consuelo y la ayuda de la Virgen que lloraba quedaron sanados y otras almas tibias o incrédulas de la Fe fueron convertidas. El Arzobispo de Palermo, Monseñor Ettore Baranzini, nombró una comisión de médicos para estudiar los milagros y concluyó: “No se puede negar que muchas curaciones corporales son gracias señaladas atribuidas a la intercesión de la querida Virgen”

               Analizadas las lágrimas en un laboratorio se concluyó que eran de origen humano. Por eso, el mismo Arzobispo declaraba el 12 de Diciembre de 1953: “Reunidos los Obispos de Sicilia y valorados atentamente los testimonios, hemos concluido unánimemente que no se puede poner en duda la realidad del llanto de la imagen del Inmaculado Corazón de María, que ha tenido lugar del 29 de Agosto al 1º de Septiembre de 1953”.





               El 17 de Octubre de 1954, el Papa Pío XII se refirió al prodigio de las Lágrimas de la Virgen a través de un Mensaje radiofónico, recalcando que las lágrimas vertidas por la Santa Madre en Siracusa eran muestras de compasión por Su Hijo Jesús y de profunda tristeza, por los pecados del mundo:

                         "Sin duda María es en el Cielo eternamente feliz y no sufre dolor ni tristeza; pero no es insensible, antes bien alienta siempre al Amor y la Piedad para el desgraciado género humano, a quien fue dada por Madre, cuando dolorosa y llorando, estaba al pie de la Cruz. ¿Comprenderán los hombres el lenguaje de aquellas lágrimas de María?

                         Eran sobre el Gólgota lágrimas de compasión por Jesús y de tristeza por los pecados del mundo. ¿Llora todavía por las renovadas llagas producidas en el Cuerpo Místico de Jesús? O ¿llora por tantos hijos a quienes el error y el pecado han apagado la vida de la gracia y ofenden gravemente a Dios? O ¿son las lágrimas de espera por el retorno de Sus hijos, un día fieles y hoy arrastrados por falsos encantos entre los enemigos de Dios?" 






viernes, 28 de agosto de 2020

SAN AGUSTÍN DE HIPONA, Doctor de la Gracia




BREVE BIOGRAFÍA DE 
SAN AGUSTÍN DE HIPONA

         San Agustín nació en Tagaste ( región enclavada en la que hoy es Argelia ) en el año 354. Hijo de un pagano, Patricio, y de una cristiana, Santa Mónica, modelo de madre y esposa cristiana. Desde niño destacó por su interés en conocer la Verdad, lo que le llevó a estudiar las diferentes corrientes filosóficas.
 

          Engañado por la doctrina de los maniqueos ( doctrina fundada por el filósofo persa Manes que se basa en la existencia de dos principios eternos,absolutos y contrarios,el bien y el mal ) la profesó en Cartago (374-383), Roma (383) y Milán (384). Los maniqueos eran sumamente rigoristas en las cuestiones de la moral, factor que terminó de convencer a San Agustín para convertirse en un fiel devoto de esta herejía.

       Pero pronto comprendió que la Verdad se enconraba en la Iglesia Católica, que enseña (contrariamente a la doctrina maniquea) que las cosas, estando subordinadas a Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal sólo puede ser entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en ningún caso como sustancia.

       La convicción de haber recibido una señal divina lo decidió a retirarse con su madre, su hijo y sus discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía, donde San Agustín escribió sus primeras obras. En la Pascua del año 387, cuando contaba con treinta y tres años, fue bautizado por San Ambrosio, quien junto con Santa Mónica, hicieron ver a San Agustín que la Doctrina Católica era la única verdadera. El Santo Bautismo su primer paso en su consagración absoluta a la causa de Dios.


       San Agustín, ya convertido, se dispuso volver con su madre a su tierra en África, y juntos se fueron al puerto de Ostia a esperar el barco. Pero su madre, Santa Monica, que tanto sufrió por su conversión a la Fe Católica, ya había obtenido de Dios lo que más anhelaba en esta vida y podía morir tranquila; sucedió que estando ahí en una casa junto al mar, por la noche, mientras ambos platicaban debajo de un cielo estrellado de las alegrías que esperaban en el cielo, Mónica exclamó entusiasmada :  


"¿Y a mí que más me puede amarrar a la tierra ? Ya he obtenido mi gran deseo, el verte cristiano católico. Todo lo que deseaba lo he conseguido de Dios". Poco días después le invadió una fiebre y murió. Murió pidiendo a su hijo "que se acordara de ella en el altar del Señor". Murió en el año 387, a los 55 años de edad.

       En 388 regresó definitivamente a África. En el 391 fue ordenado sacerdote en Hipona por el anciano Obispo Valerio, quien le encomendó la misión de predicar entre los fieles la palabra de Dios, tarea que San Agustín cumplió con fervor y le valió gran renombre; al propio tiempo, sostenía enconado combate contra las herejías y los cismas que amenazaban a la ortodoxia católica, reflejado en las controversias que mantuvo con maniqueos, pelagianos, donatistas y paganos.






       Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue nombrado Obispo de Hipona. Dedicó numerosos sermones a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a amigos, adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de Pastor, administrador, orador y juez.

       Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al cristianismo de ser responsable de las desgracias del imperio, lo que suscitó una encendida respuesta de San Agustín, recogida en La Ciudad de Dios, que contiene una verdadera filosofía de la Historia Cristiana.

       Durante los útimos años de su vida asistió a las invasiones bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó su ciudad episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo y murió en el año 430.




SAN AGUSTÍN DE HIPONA Y NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN MARÍA
Madre de Dios y Madre de la Iglesia


          “También como María la Iglesia goza de perenne integridad virginal y de incorrupta fecundidad. Lo que María mereció tener en la carne, la Iglesia lo conservó en el espíritu; pero con una diferencia: María dio a luz a uno solo; la Iglesia alumbra a muchos, que han de ser congregados en la unidad por Aquel único”. 


          “Así como la Virgen María engendrando a Uno solo viene a ser la Madre de la muchedumbre, también Ella al engendrar a la muchedumbre viene a ser “Madre de la unidad”

          "María es la única mujer que ha podido ser al mismo tiempo virgen y madre, en espíritu y cuerpo. Espiritualmente no fue madre de Dios, Nuestro Salvador, que ha existido siempre. Pero al ser Su Madre biológica Ella es también parte de Su Esencia, al igual que una mujer casada recibe el nombre de su esposo. Por eso es sin duda alguna Madre de la Iglesia, pues ha cooperado mediante Su amor a engendrar a esta Iglesia a cuya cabeza está Cristo y cuyos miembros somos nosotros, la comunidad de fieles."





"...LA CONDICIÓN MÁS INDISPENSABLE PARA UNIRSE A DIOS..."




               Sor Benigna Consolata Ferrero entró en la Historia de la Mística Católica por ser un alma confidente del Divino Corazón de Jesús, gracia muy especial de la que han gozado sólo pocos Santos. Desde el anonimato de la clausura, escribía cuanto le dictaba el Sagrado Corazón de Jesús, como lo hiciera el Señor con Santa Gertrudis, de modo semejante a Santa Margarita María de Alacoque y como volverá a pasar con Sor Josefa Menéndez.



De los Dictados de Jesús 
a Sor Benigna Consolata


               "El alma interior es un alma que tiende a Dios como a su centro y Dios la atrae como el imán lleva el pedacito de hierro que se le une. Un alma interior hace las más delicadas delicias de Mi Corazón, de la misma manera Mi Corazón hace las delicias del alma interior... 

               Un alma interior es como un lirio muy perfumado; el lirio no se mueve de su sitio, pero el aire, al pasar por encima, se perfuma; así el alma interior, aunque no lo haga a propósito, se perfuma todo en ella.   

               Un alma interior es como una abeja mística, que hace en la colmena de su corazón la miel del Divino Amor; el alma interior es el paraíso de las delicias de Jesús. La Santísima Trinidad hace Su morada en aquella alma, toma en ella Sus delicias y las hace gustar al alma. El alma interior vive como en un ambiente celestial. Es como una flor, que aunque haya nacido de la tierra, florece en alto y ya no toca la tierra, a no ser que se rompa y caiga; así el alma interio no toca ya la tierra, a no ser por una falta de fidelidad a la gracia.

              La vida religiosa es una vida oculta, donde el que más desaparece, da más frutos. Nada oculta también a un alma como la vida común. Ella desaparece no solamente a ojos de los demás, sino también a los suyos. El alma no ve nada, cree que no hace nada y por el contrario, hace mucho más que si hiciera alguna cosa extraordinaria...

              Alma religiosa, fija tus ojos en Dios. Cuando un alma es llamada a seguirle más de cerca, más debe ella mortificarse. El perfecto desprendimiento es la condición más indispensable para unirse a Dios. Una cosa que uno abandona, se deja y no se vuelve a tomar más: es necesario dejar las malas costumbres como se deja un traje muy usado que no se vuelve a tomar más.

               La vida de unión con Dios, es un paraíso anticipado, es el Cielo en la tierra, es el Cielo del alma interior...






CATECISMO DE LA DOCTRINA CRISTIANA, del Padre Jerónimo de Ripalda. PARTE 9 El Credo


                  El Catecismo del Padre Jerónimo Martínez de Ripalda se editó por primera vez en la ciudad de Burgos, en el año 1591; desde entonces se hizo muy popular por la sencillez a la hora de exponer la sana Doctrina Católica, usando el clásico método de preguntas y respuestas. La edición española que compartimos en estos artículos es la del año 1957.




P. ¿Quién hizo el Credo? 

          R. Los Apóstoles. 

P. ¿Para qué? 

          R. Para informarnos en la Fe. 

P. ¿Y nosotros para qué lo decimos? 

          R. Para confesarla, y confirmarnos más en ella. 

P. ¿Qué tan ciertas son las cosas que la Fe nos enseña? 

          R. Como verdades infalibles, dichas por Dios, que ni puede engañarse, ni engañarnos. 

P. ¿De dónde sabéis vos haberlas dicho Dios? 

          R. De nuestra Madre la Iglesia regida por el Espíritu Santo. 

P. ¿Qué tan necesario es creerlas? 

          R. Tanto, que sin Fe de ellas nadie puede ser justo, ni salvarse. 

P. ¿Y podrá con Fe sola? 

          R. No, Padre, sin Caridad y buenas obras. 

P. El Credo Artículos, ¿son una misma cosa? 

          R. Sí, Padre. 






jueves, 27 de agosto de 2020

SOBRE LA DIGNIDAD SACERDOTAL: "El que a vosotros desprecia, a Mí me desprecia"


               La dignidad del Sacerdocio Católico es inmensa, porque su misión es continuar sobre la tierra la Obra de Nuestro Señor Jesucristo. El Sacerdote es un representante de Jesucristo. Grande es, pues, el respeto que debe tenerse al Sacerdocio.




               El primero que debe respetar al Sacerdocio es el mismo Sacerdote, no haciendo jamás cosa alguna indigna de quien está investido de tan grande dignidad. Decía Jesús a los Apóstoles, y en la persona de ellos a todos los Sacerdotes: "Vosotros sois la sal de la tierra; sois la luz del mundo...".

               Todos los Cristianos deben ver en el Sacerdote, no a un hombre como los demás, sino a un representante de Jesucristo, y como a tal respetarle. Hay Sacerdotes indignos, es cierto: entre los doce Apóstoles hubo un Judas; no es extraño que entre tantos millares de Sacerdotes se encuentren algunos imitadores de aquel traidor.

               Los Ángeles pecaron en el Cielo, Adán y Eva en el Paraíso Terrenal; también puede suceder que algunos Sacerdotes cometan pecados, y aún grandes pecados. Pero, aun cuando haya Sacerdotes malos, no es razonable dejar por esta causa de creer o practicar la Santa Religión. 

               El Sacerdote no es la Religión; el Sacerdote es un hombre y como tal está sujeto a miserias, a cambios: el que hoy es bueno, mañana puede ser malo, o viceversa. Nuestra Fe debe estar puesta, no en el hombre, sino en Dios, quien nunca varía siempre es el mismo; así debe ser nuestra Fe, firme, inquebrantable, sin fijarnos en lo que hacen o dicen los demás. 

               Los malos Sacerdotes causan mucho mal a la Religión, pues indudablemente el desprestigio de los Sacerdotes redunda en desprestigio de la Religión. Por esta causa los enemigos de la Religión publican las faltas de los Sacerdotes (con verdad raras veces, con mentira casi siempre), no porque aborrezcan los vicios que los acusan, pues ellos suelen tener los mismos vicios u otros peores, sino por el odio que tienen a una Religión tan pura y Santa que condena toda iniquidad.

               Es pecado gravísimo el desprecio y las injurias a los Sacerdotes, porque son contra el mismo Jesucristo, quien dijo a los Apóstoles: "El que a vosotros desprecia, a Mí me desprecia". Por contra, podemos afirmar "El que a vosotros ama, a Mí me ama". Que sepamos ser fieles a la Voluntad de Nuestro Señor y amemos a Cristo en los Sacerdotes.





miércoles, 26 de agosto de 2020

LA TRANSVERBERACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS. "...toda abrasada en amor grande de Dios"


La herida de amor, sólo es sanada 
con el mismo amor que ha herido…
¡con grandísimas muestras de amor curáis 
estas llagas que con la saetas 
del mismo amor habéis hecho!



               La transverberación fue una de las muchas gracias místicas que recibió Santa Teresa de Jesús; este fenómeno sobrenatural ocurre cuando Dios inflama el corazón de Amor del alma que a Él se entrega sin reservas. Pocos han sido los Santos que han experimentado esta gracia especialísima, que como tal, conlleva un enorme dolor físico pero a la vez, un gran consuelo espiritual. Obviamente es un regalo de Dios, no una gracia o favor que podamos alcanzar... un don que asemeja al alma con los dolores de la laceración del Costado de Cristo, además de sellar el corazón de quien es transverberado y que queda por completo inundado del Amor Divino; al ser herida de Amor, duele en cuanto el corazón se inclina a otro amor que no sea el de Aquél con el que se ha configurado.

               La transverberación a diferencia de los estigmas, es invisible a los ojos corporales, si bien el alma la puede sentir y padecer; en el caso de Santa Teresa de Jesús, la autopsia reveló que la víscera de su corazón ciertamente estaba marcada por una especie de laceración, que enseguida se atribuyó al encuentro de Santa Teresa con el Ángel que la hirió con de Amor a Dios.

               Para perpetuar la memoria de dicha fenómeno en la Santa Reformadora del Carmelo, el Papa Benedicto XIII estableció el 25 de Julio de 1726, la Fiesta de la Transverberación del corazón de Santa Teresa.






              “Quiso el Señor que viese aquí algunas veces esta visión: veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal… No era grande sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido, que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos se abrasan… Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Éste me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas; al sacarle, me parecía consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios” 


Santa Teresa de Jesús, libro de su Vida, cap.29, parte 13



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SAN JUAN DE LA CRUZ 
y la herida de Amor

               "… en esto hay diferencias de este amoroso cauterio al del fuego material: que éste la llaga que hace no la puede volver a sanar si no se aplican otros medicamentos, pero la llaga del cauterio de amor no se puede curar con otra medicina, sino que el mismo cauterio que la hace la cura, y el mismo que la cura, curándola la hace; porque cada vez que toca el cauterio de amor en la llaga de amor, hace mayor llaga de amor, y así cura y sana más por cuanto llaga más. Porque el amante, cuanto más llagado, está más sano, y la cura que hace el amor es llagar y herir sobre lo llagado, hasta tanto que la llaga sea tan grande, que toda el alma venga a resolverse en llaga de amor. Y de esta manera, ya toda cauterizada y hecha una llaga de amor, está toda sana en amor, porque está transformada en amor.

               Y en esta manera se entiende la llaga que aquí habla el alma: toda llagada y toda sana. Y porque, aunque está toda llagada y toda sana, el cauterio de amor no deja de hacer su oficio, que es tocar y herir de amor, por cuanto ya está todo regalado y todo sano, el efecto que hace es regalar la llaga, como suele hacer el buen médico. Por eso dice aquí bien el alma: ¡Oh llaga regalada!... 

               Este cauterio y esta llaga podemos entender que es el más alto grado que en este estado puede ser, porque hay otras muchas maneras de cauterizar Dios al alma que ni llegan aquí ni son como ésta, porque ésta es toque sólo de la Divinidad en el alma, sin forma ni figura alguna intelectual ni imaginaria …


San Juan de la Cruz
Llama de amor viva, Canción 2ª