miércoles, 26 de agosto de 2020

LA TRANSVERBERACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS. "...toda abrasada en amor grande de Dios"


La herida de amor, sólo es sanada 
con el mismo amor que ha herido…
¡con grandísimas muestras de amor curáis 
estas llagas que con la saetas 
del mismo amor habéis hecho!



               La transverberación fue una de las muchas gracias místicas que recibió Santa Teresa de Jesús; este fenómeno sobrenatural ocurre cuando Dios inflama el corazón de Amor del alma que a Él se entrega sin reservas. Pocos han sido los Santos que han experimentado esta gracia especialísima, que como tal, conlleva un enorme dolor físico pero a la vez, un gran consuelo espiritual. Obviamente es un regalo de Dios, no una gracia o favor que podamos alcanzar... un don que asemeja al alma con los dolores de la laceración del Costado de Cristo, además de sellar el corazón de quien es transverberado y que queda por completo inundado del Amor Divino; al ser herida de Amor, duele en cuanto el corazón se inclina a otro amor que no sea el de Aquél con el que se ha configurado.

               La transverberación a diferencia de los estigmas, es invisible a los ojos corporales, si bien el alma la puede sentir y padecer; en el caso de Santa Teresa de Jesús, la autopsia reveló que la víscera de su corazón ciertamente estaba marcada por una especie de laceración, que enseguida se atribuyó al encuentro de Santa Teresa con el Ángel que la hirió con de Amor a Dios.

               Para perpetuar la memoria de dicha fenómeno en la Santa Reformadora del Carmelo, el Papa Benedicto XIII estableció el 25 de Julio de 1726, la Fiesta de la Transverberación del corazón de Santa Teresa.






              “Quiso el Señor que viese aquí algunas veces esta visión: veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal… No era grande sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido, que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos se abrasan… Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Éste me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas; al sacarle, me parecía consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios” 


Santa Teresa de Jesús, libro de su Vida, cap.29, parte 13



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SAN JUAN DE LA CRUZ 
y la herida de Amor

               "… en esto hay diferencias de este amoroso cauterio al del fuego material: que éste la llaga que hace no la puede volver a sanar si no se aplican otros medicamentos, pero la llaga del cauterio de amor no se puede curar con otra medicina, sino que el mismo cauterio que la hace la cura, y el mismo que la cura, curándola la hace; porque cada vez que toca el cauterio de amor en la llaga de amor, hace mayor llaga de amor, y así cura y sana más por cuanto llaga más. Porque el amante, cuanto más llagado, está más sano, y la cura que hace el amor es llagar y herir sobre lo llagado, hasta tanto que la llaga sea tan grande, que toda el alma venga a resolverse en llaga de amor. Y de esta manera, ya toda cauterizada y hecha una llaga de amor, está toda sana en amor, porque está transformada en amor.

               Y en esta manera se entiende la llaga que aquí habla el alma: toda llagada y toda sana. Y porque, aunque está toda llagada y toda sana, el cauterio de amor no deja de hacer su oficio, que es tocar y herir de amor, por cuanto ya está todo regalado y todo sano, el efecto que hace es regalar la llaga, como suele hacer el buen médico. Por eso dice aquí bien el alma: ¡Oh llaga regalada!... 

               Este cauterio y esta llaga podemos entender que es el más alto grado que en este estado puede ser, porque hay otras muchas maneras de cauterizar Dios al alma que ni llegan aquí ni son como ésta, porque ésta es toque sólo de la Divinidad en el alma, sin forma ni figura alguna intelectual ni imaginaria …


San Juan de la Cruz
Llama de amor viva, Canción 2ª





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