Esta costumbre piadosa, nacida espontáneamente
entre los devotos de la Santa fue aprobada por la Sagrada Congregación
de Ritos, el 15 de Septiembre de 1883. Más adelante, el 4 de Abril de
1884, el Papa León XIII lo enriqueció con preciosas indulgencias.
Usualmente es
usado por debajo de la ropa. No se necesita una ceremonia especial de
imposición, pero debe de ser bendecido antes. La fórmula de esta
bendición se encuentra en el Ritual Romano.
Es un sencillo cordón de lana, lino o
algodón, de colores blanco y rojo que simbolizan la virginidad y el
martirio de Santa Filomena. Esta devoción se practica por todas partes,
especialmente fuera de Italia, para obtener gracias espirituales y
corporales. Los que llevan el cordón, deben rezar todos los días esta
oración:
Oh Santa Filomena, Virgen y Mártir,
ruega por nosotros para que
por tu intercesión poderosa,
obtengamos la castidad del espíritu y del corazón,
que nos conducirá al Amor perfecto de Dios. Amén.
Desde el comienzo de la devoción a Santa
Filomena, el uso de su Cordón fue uno de los tantos medios de honrarla y
de asegurarse su protección. Sabemos por ejemplo, que el Santo Cura de
Ars los bendecía y distribuía entre sus fieles. Su uso se hizo muy
popular, por haber sido objeto de muchos milagros y de la obtención
cientos de curaciones de enfermedades. Es usado por enfermos,
atribulados, para luchar contra las tentaciones, etc., y siempre con los
más sorprendentes resultados. Es una protección contra los demonios y
accidentes de todas clases.
Al ponerse el cordón, los que los usan se
proponen honrar a Santa Filomena y así merecer la protección de cuerpo y
alma, perfecta castidad, el espíritu de fe necesario para los tiempos
en que vivimos y la gracia de hacernos violencia, para poder vivir una
vida verdaderamente cristiana.
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