sábado, 16 de noviembre de 2019

SANTA GERTRUDIS, Patrona de los Místicos


          Santa Gertrudis nació en Eisleben (Alemania) en el año 1256. Con apenas cinco años fue llevada al Monasterio de las Benedictinas de Helfta, donde demostró tener cualidades excepcionales para el estudio. Sobresalía entre todas por la facilidad con la que aprendía la literatura y las ciencias naturales, y por su modo tan elegante de emplear el idioma.

          Hasta los veinticinco años, Santa Gertrudis fue una religiosa como las demás, dedicada a la oración, a los trabajos manuales y a la meditación; sentía además una inclinación sumamente grande por la Literatura, Historia, idiomas y Ciencias Naturales. No por eso descuidó el trabajo manual de la costura o la huerta del Monasterio.




          Pero en esa edad, Santa Gertrudis recibió la primera de las Revelaciones que la hicieron famosa, y desde aquel día su vida se transformó por completo. Cuando iba a acostarse, le pareció ver al Señor en forma de joven.

          Así lo cuenta ella:

                      "Aunque sabía yo que me hallaba en el dormitorio, me parecía que me encontraba en el rincón del coro donde solía hacer mis tibias oraciones y oí estas palabras: «yo te salvaré y te libraré. No Temas, vuélvete a Mí y Yo te embriagaré con el torrente de Mi divino regalo» Cuando el Señor dijo esto, extendió su mano fina y delicada hasta tocar la mía, como para confirmar su promesa y prosiguió: «Has mordido el polvo con mis enemigos y has tratado de extraer miel de las espinas. Vuélvete ahora a Mí, y mis delicias divinas serán para ti como vino» Entonces se interpuso un seto de espinos entre los dos. Pero Gertrudis se sintió como arrebatada por los aires y se encontró al lado del Señor: Entonces vi en la mano que poco antes se me había dado como prenda, las joyas radiantes que anularon la pena de muerte que se cernía sobre nosotros".

          Después de la primera revelación, Gertrudis siguió viendo al Señor "veladamente", a la hora de recibirlo en la Sagrada Comunión.

          En la Fiesta de San Juan Evangelista, Santa Gertrudis tuvo una Visión de Nuestro Señor, quién le permitió descansar su cabeza en la Llaga de Su costado.

          Al escuchar el palpitar de Su Corazón, ella se tornó hacia San Juan, quién estaba también presente. Le preguntó si había escuchado lo mismo en la Ultima Cena, cuando se reclinó sobre el pecho del Señor y de haberlo escuchado, por qué no lo relató en su Evangelio. San Juan le contestó lo siguiente:

          "La Revelación del Sagrado Corazón de Jesús estaba reservada para tiempos posteriores cuando el mundo, aumentando en frialdad, necesitaría ser reavivado en el amor".

          Entre otras muchas experiencias extraordinarias, Santa Gertrudis gozó del Matrimonio Místico, en que su alma fue como absorbida por el Corazón de Jesús. 




          Cuando le fue anunciado que se acercaba su muerte exclamó:

              "Esta es la más dulce de las alegrías, la que más había deseado, porque voy a encontrarme con Cristo".

        Santa Gertrudis sufrió diez años de penosas enfermedades y murió el 16 de Noviembre de 1302. Tenía alrededor de los cuarenta y cinco años.

        Ni Santa Gertrudis ni su hermana fueron canonizadas formalmente, pero el Papa Inocencio XI introdujo el nombre de Gertrudis en el Martirologio Romano en 1677. 

          Sus escritos y espiritualidad pasaron desapercibidos hasta 1536 en que los cartujos de Colonia imprimen el Heraldo. La aceptación y éxito fue enorme, y se produjo toda una corriente espiritual en torno a ella que se tradujo en reediciones continuas de sus escritos y numerosas biografías.




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