jueves, 12 de abril de 2012

MONS. LEFEBVRE Y LA SANTA MISA ( III )

    Es el sacerdote el que ha recibido el encargo, de Dios Nuestro Señor, de continuar el Sacrificio y de ninguna manera los fieles. Cierto es que los fieles se han de unir al Sacrificio, unirse de todo corazón, con toda su alma, a la Víctima, que está sobre el altar, como debe hacerlo también el sacerdote. Pero los fieles no pueden ofrecer, en manera alguna, el Santo Sacrificio, "in persona Christi", como el sacerdote.


   El sacerdote está configurado al Sacerdocio de Cristo, está marcado para siempre, para la eternidad. "Tu est sacerdos in aeternum"... Sólo él puede ofrecer verdaderamente el Sacrificio de la Misa, el Sacrificio de la Cruz. Y, por consiguiente, sólo él puede pronunciar las palabras de la Consagración.


   No es normal que los seglares se coloquen alrededor del altar y que pronuncien todas las palabras de la Misa, junto con el sacerdote. Porque ellos no son sacerdotes en el sentido propio en que lo es el sacerdote consagrado. Tampoco podemos considerar como cosa normal el haber suprimido toda señal de respeto a la Real Presencia. A fuerza de no ver ningún respeto hacia la Sagrada Eucaristía, acaba por no creerse en la Presencia Real. Y ¿quién se atreverá a llegar, por tal camino, a cosa parecida, después de meditar la divina Palabra, según la cual "al nombre de Jesús, dóblese toda rodilla, en el Cielo, en la tierra y en los infiernos"? Si al solo nombre hay que arrodillarse ¿vamos a permanecer de pie, cuando está presente en realidad, en la Sagrada Eucaristía?


   Al lugar donde se ofrece un sacrificio, se le llama altar. Por ello, no se puede aceptar, como sustitutivo del altar, una mesa corriente, destinada a las comidas, que, según recordaba San Pablo, se hallan en los comedores de las casas, para comer y beber. El altar ha de ser pieza que no se traslade y donde se ofrece y se derrama la sangre. En el momento en que el altar se convierte en mesa de comedor, ha dejado de ser altar.

1 comentario:

  1. Esplendido recordatorio hermanito! Lamentablemente es cierto, se ha perdido el sentido sacrificial de la Santa Misa, los laicos hasta parecen "otros sacerdotes", los abusos litúrgicos han llegado a un extremo que limita con el sacrilegio, y todos actúan como si nada…muchos actos de reparación debemos hacen a diario, por todas estas faltas +

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