martes, 8 de octubre de 2019

SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, Viuda, Mística y Penitente


     Resumen biográfico de Santa Brígida de Suecia

               Santa Brígida nació en Upsala (Suecia), en el año 1303. Desde niña fue muy piadosa, así, su mayor gusto era escuchar a su madre mientras leía la Vida de los Santos.

               Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera Revelación: la Virgen María se le manifestó visiblemente para invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios.
Desde ese momento, las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que Brígida llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones, como en ocasiones hace creer el demonio.




               Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero; el santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.

               Un día rezando con todo fervor delante de un Crucifijo le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: "Los que desprecian Mi Amor. Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más la Pasión de Cristo.

              A pesar de los deseos de vivir sólo para Su Amado, el padre de Santa Brígida concertó su matrimonio con Ulf, hijo de otro gobernante; Brígida y su esposo tuvieron un matrimonio feliz que duró veintiocho años y que bendecido con ocho hijos: cuatro varones y cuatro mujeres, una de las cuales sería Santa Catalina de Suecia. 

              Santa Brígida era la dama principal de las que colaboraban con los Reyes de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los Monarcas, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje, su marido Ulf enfermó gravemente. Brígida, por lo mucho que lo amaba, oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedía la curación, pero a cambio tendría que llevara una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento.

              En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: "Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades". Desde ese día, Santa Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas; también fue muy generosa cuando se decidió a repartir todos los bienes entre los pobres, de manera que ella llegó a ser también muy pobre.

              Con su hija Santa Catalina de Suecia, se fue a Roma y allí estuvo catorce años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a peregrinar devotamente muchos santuarios, y a dictar sus Revelaciones, que están contenidas en ocho tomos. Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron para mejorar las costumbres y disminuir los vicios.





              Por inspiración del Cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en esos tiempos. La nueva Orden religiosa pronto llegaría a tener setenta conventos de monjas en toda Europa.

              Santa Brígida decidió visitar los Santos Lugares, aquellos mismo parajes donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allí mismo, la Mística sueca recibió continuas revelaciones acerca de cómo fue la Vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus Revelaciones.

              Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de Julio del 1373, a la edad de 70 años, murió en Roma, rodeada por una gran fama de santidad, por eso no es de extrañar que fuera canonizada tan sólo dieciocho años después. 


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