lunes, 8 de diciembre de 2025

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA, BANDERA DE LA SANTA INTRANSIGENCIA

  

"Tú y Tu Madre sois los únicos 
que en todo aspecto 
sois perfectamente hermosos; 
pues en Ti, Señor, no hay mancilla, 
ni mácula en Tu Madre" 


(San Efrén, Doctor de la Iglesia)




                    En la vida de la Iglesia, la Piedad es el asunto clave. Piedad bien entendida, que no sea la repetición rutinaria y estéril de fórmulas y actos de culto, sino la Verdadera Piedad, que es un don bajado del Cielo, capaz de, por la correspondencia del hombre, regenerar y llevar a Dios las almas, las familias, los pueblos y las civilizaciones.

                    Ahora bien, en la Piedad Católica el asunto clave es, a su vez, la devoción a Nuestra Señora. Pues si es Ella el canal por medio del cual nos vienen todas las gracias, y es por Ella que nuestras oraciones llegan hasta Dios, el gran secreto del triunfo en la Vida Espiritual consiste en estar íntimamente unido a María.

                    El vocabulario humano no es suficiente para expresar la Santidad de Nuestra Señora. En el orden natural, los Santos, los Doctores de la Iglesia la comparan al Sol. Pero si hubiese algún astro inconcebiblemente más brillante y más glorioso que el Sol, es a ese astro que la compararían. Y acabarían por decir que ese astro daría de Ella una imagen pálida, defectuosa, insuficiente.

                    En el orden moral, afirman que Ella transcendió ampliamente todas las virtudes, no sólo de todos los varones y matronas insignes de la Antigüedad, sino -lo que es inmensamente más- de todos los Santos de la Iglesia Católica. Imagínese una criatura que tenga todo el amor de San Francisco de Asís, todo el celo de Santo Domingo de Guzmán, toda la piedad de San Benito, todo el recogimiento de Santa Teresa, toda la sabiduría de Santo Tomás, toda la intrepidez de San Ignacio, toda la pureza de San Luis Gonzaga, la paciencia de un San Lorenzo, el espíritu de mortificación de todos los anacoretas del desierto: no llegaría a los pies de Nuestra Señora. A esta criatura dilecta entre todas, superior a todo cuanto fue creado, e inferior solamente a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor Jesucristo, Dios le confirió un privilegio incomparable, que es la Inmaculada Concepción.

               En virtud del pecado original, la inteligencia humana se volvió sujeta a errar, la voluntad quedó expuesta a desfallecimientos, la sensibilidad quedó presa de las pasiones desarregladas, el cuerpo por así decirlo fue puesto en estado de rebeldía contra el alma.

               ...por el privilegio de Su Concepción Inmaculada, Nuestra Señora fue preservada de la mancha del pecado original desde el primer instante de Su Ser. Y, así, en Ella todo era armonía profunda, perfecta, imperturbable. El intelecto jamás expuesto a error, dotado de un entendimiento, una claridad, una agilidad inexpresable, iluminado por las gracias más altas, tenía un conocimiento admirable de las cosas del Cielo y de la Tierra. 

               La voluntad, dócil en todo al intelecto, estaba enteramente vuelta hacia el bien y gobernaba plenamente la sensibilidad, que jamás sentía en Sí ni pedía a la voluntad algo que no fuese plenamente justo y conforme a la razón.

               Imagínese una voluntad naturalmente tan perfecta, una sensibilidad naturalmente tan irreprensible, ésta y aquélla enriquecidas y super-enriquecidas de gracias inefables, perfectamente correspondidas en todo momento, y se puede tener una idea de lo que era la Santísima Virgen. O, mejor dicho, se puede comprender por qué motivo ni siquiera se es capaz de formarse una idea de lo que la Virgen era. 

                Dotada de tantas luces naturales y sobrenaturales, Nuestra Señora conoció por cierto la infamia del mundo en Sus días. Y con ello sufrió amargamente. Pues cuanto mayor es el amor a la virtud, tanto mayor es el odio al mal.

                Ahora bien, María Santísima tenía en Sí abismos de amor a la virtud, y, por lo tanto, sentía forzosamente en Sí abismos de odio al mal. María era pues enemiga del mundo, al cual vivió ajena, segregada, sin ninguna mezcla ni alianza, vuelta únicamente hacia las cosas de Dios.

               El mundo, a su vez, parece no haber comprendido ni amado a María. Pues no consta que le hubiese tributado admiración proporcionada a Su hermosura castísima, a Su gracia nobilísima, a Su trato dulcísimo, a Su Caridad siempre compasiva, accesible, más abundante que las aguas del mar y más suave que la miel.

               ¿Y cómo no habría de ser así?. ¿Qué comprensión podría haber entre Aquella que era toda del Cielo y aquellos que vivían sólo para la tierra?. ¿Aquella que era toda Fe, pureza, humildad, nobleza, y aquellos que eran todos idolatría, escepticismo, herejía, concupiscencia, orgullo, vulgaridad?. ¿Aquella que era toda sabiduría, razón, equilibrio, sentido perfecto de todas las cosas, templanza absoluta y sin mancha ni sombra, y aquellos que eran todos exceso, extravagancia, desequilibrio, sentido equivocado, cacofónico, contradictorio, hiriente a respecto de todo, e intemperancia crónica, sistemática, vertiginosamente creciente en todo?. ¿Aquella que era la Fe llevada por una lógica diamantina e inflexible a todas sus consecuencias, y aquellos que eran el error llevado por una lógica infernalmente inexorable, también a sus últimas consecuencias?. ¿O aquellos que, renunciando a cualquier lógica, vivían voluntariamente en un pantano de contradicciones, en que todas las verdades se mezclaban y se corrompían en la monstruosa interpenetración con todos los errores que les son contrarios?.

               Inmaculada significa etimológicamente la ausencia de mácula, y pues de todo y cualquier error por menor que sea, de todo y cualquier pecado por más leve e insignificante que parezca. Es la integridad absoluta en la Fe y en la Virtud. Es por lo tanto la intransigencia absoluta, sistemática, irreductible, la aversión completa, profunda, diametral a toda especie de error o de mal. La santa intransigencia en la verdad y en el bien es la Ortodoxia, la pureza, al estar en oposición a la heterodoxia y al mal. Por amar a Dios sin medida, Nuestra Señora correspondientemente amó de todo corazón todo cuanto era de Dios. Y porque odió sin medida al mal, odió sin medida a Satanás, a sus pompas y sus obras, al Demonio, al mundo y a la carne.

               Por esto, Nuestra Señora rezaba sin cesar. Y según tan razonablemente se cree, Ella pedía el Advenimiento del Mesías y la gracia de ser una Sierva de aquella que fuese escogida para ser Madre de Dios.

               Pedía al Mesías, para que viniese Aquel que podría hacer brillar nuevamente la Justicia sobre la faz de la Tierra, para que se levantase el Sol Divino de todas las virtudes, golpeando por todo el mundo a las tinieblas de la impiedad y del vicio.

               Nuestra Señora deseaba, es cierto, que los Justos que vivían en la Tierra encontrasen en la Venida del Mesías la realización de sus deseos y de sus esperanzas, que los vacilantes se reanimasen, y que de todos los países, de todos los abismos, almas tocadas por la luz de la gracia levantasen vuelo a las más altas cumbres de la Santidad. Pues éstas son por excelencia las Victorias de Dios, que es la Verdad y el Bien, y las derrotas del Demonio, que es el jefe de todo error y de todo mal.

               La Virgen quería la Gloria de Dios por esa Justicia, que es la realización en la Tierra del Orden deseado por el Creador. Pero, pidiendo la Venida del Mesías, Ella no ignoraba que Él sería la piedra de escándalo, por la que muchos se salvarían y muchos recibirían también el castigo de su pecado. Este castigo del pecador empedernido, este aniquilamiento del impío obcecado y endurecido, Nuestra Señora también lo deseó de todo corazón, y fue una de las consecuencias de la Redención y de la fundación de la Iglesia, que Ella deseó y pidió como nadie. “Ut inimicus Sanctae Ecclesiae humiliare digneris; te rogamus, audi nos” [Para que os dignéis humillar a los enemigos de la Santa Iglesia; te rogamos, óyenos], canta la Liturgia. Y antes que la Liturgia, por cierto el Corazón Inmaculado de María ya elevó a Dios súplica análoga, por la derrota de los impíos irreductibles. Admirable ejemplo de verdadero Amor, de verdadero odio. 

               Dios quiere las obras. Él fundó la Iglesia para el Apostolado. Pero por encima de todo quiere la oración. Pues la oración es la condición de fecundidad de todas las obras. Y quiere como fruto de la oración, la virtud.

               Reina de todos los Apóstoles, Nuestra Señora es sin embargo principalmente modelo de las almas que rezan y se santifican, la estrella polar de toda meditación y vida interior. Pues, dotada de una virtud inmaculada, Ella hizo siempre lo que era más razonable, y si nunca sintió en Sí las agitaciones y los desórdenes de las almas que sólo aman la acción y la agitación, nunca experimentó en Sí, tampoco, las apatías y las negligencias de las almas flojas que hacen de la vida interior un cortaviento a fin de disfrazar su indiferencia por la causa de la Iglesia. Su alejamiento del mundo no significó un desinterés por el mundo. ¿Quién hizo más por los impíos y por los pecadores que Aquella que, para salvarlos, voluntariamente consintió en la inmolación crudelísima de Su Hijo infinitamente inocente y Santo?. ¿Quién hizo más por los hombres que Aquella que consiguió que se realizase en Sus días la promesa del Salvador?.



               Pero, confiando sobre todo en la oración y en la vida interior, ¿no nos dio la Reina de los Apóstoles una gran lección de Apostolado, haciendo de una y otra Su principal instrumento de acción?. 

                Tanto valen a los ojos de Dios las almas que, como Nuestra Señora, poseen el secreto del verdadero Amor y del verdadero odio, de la intransigencia perfecta, del celo incesante, del espíritu de renuncia completo, que propiamente son ellas las que pueden atraer al mundo las gracias divinas.

               Estamos en una época parecida con la de la Venida de Jesucristo a la Tierra. En 1928 escribió el Santo Padre Pío XI que el espectáculo de las desgracias contemporáneas "es tan triste que por estos acontecimientos parecen manifestarse los principios de aquellos dolores que habían de preceder al hombre de pecado que se levanta contra todo lo que se llama Dios o que se adora" (Encíclica Miserentissimus Redemptor, del 8 de Mayo de 1928).

               Y a nosotros, ¿qué nos compete hacer?. Luchar en todos los terrenos permitidos, con todas las armas lícitas. Pero antes que nada, por encima de todo, confiar en la vida interior y en la oración. Es el gran ejemplo de Nuestra Señora.

                El ejemplo de Nuestra Señora, sólo se puede imitar con el Auxilio de Ella. Y el Auxilio de Nuestra Señora, sólo se puede conseguir con la devoción a Ella. Pues bien, ¿qué mejor forma de devoción a María Santísima puede haber que pedirle, no sólo el Amor de Dios y el odio al Demonio, sino aquella santa entereza en el amor al bien y en el odio al mal, en una palabra, aquella santa intransigencia que tanto resplandece en Su Inmaculada Concepción?.


ORACIÓN PARA PEDIR LA VIRTUD DE LA PUREZA


                    Oh Santísima Madre de Dios y mi Madre, Fortaleza de los débiles y Refugio de los pecadores, llegará el momento en que tendré que pasar por las circunstancias por donde el Demonio más me tienta.

                    Tengo horror a la impureza, porque sé cuánto es opuesta a vuestro Espíritu y contraria a la esclavitud a Vos, en la cual deseo ser perfecto.

                    Ayudadme -os lo pido- por intercesión de San Luis Gonzaga, modelo admirable de pureza, a no ofenderte en esta ocasión, para que yo pueda desde ahora ofrecerte mi resistencia a la tentación: resistencia que deseo oponer al enemigo infernal, ahora y para siempre.

                    Yo os imploro que todos los días de mi vida, transcurran en la práctica eximia de la virtud angélica de la pureza. Así sea.


Extraído del artículo "La santa intransigencia, 
un aspecto de la Inmaculada Concepción"por el 
Doctor Plinio Corrêa de Oliveira

Revista “Catolicismo”, Septiembre de 1954

domingo, 7 de diciembre de 2025

Tradicional Novena en Honor de la INMACULADA CONCEPCIÓN de María Nuestra Señora. Día 9

  



Tradicional Novena en Honor de la 
Inmaculada Concepción
de María Nuestra Señora

Día 9

                      Para rezar esta Novena buscaremos un momento de intimidad con Nuestra Santa Madre la Virgen María; lo ideal sería rezar ante un Sagrario, en una iglesia o capilla, pero si no es posible, podremos recogernos en nuestra casa, en silencio, arrodillados, buscando la Presencia Santísima de María; confía a Ella tus preocupaciones, cargas y demás problemas. Ofrécele tus limitaciones y tus deseos de felicidad... María, como buena Madre, sabrá guiarte y proporcionarte todo cuanto necesites.


Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. 

En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

               Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los Méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN INICIAL

               Dios Te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen Soberana y Perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de Tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser Madre del Nuevo Pueblo que Jesucristo ha formado con Su Sangre.

                A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos Tuyos y de Tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. 

                Acuérdate, Virgen Santísima, que has sido hecha Madre de Dios, no sólo para Tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a Tu protección e implorado Tu socorro haya sido desamparado.

               No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a Ti, antes bien cada día quiero crecer más en Tu Verdadera Devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además, Te ruego me des la gracia particular que Te pido en esta Novena, si es para mayor Gloria de Dios, conquistar Tu amor y obtener el bien de mi alma. 

ORACIÓN DEL DÍA 9

               Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro, así como has concedido a María la gracia de ir al Cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de Tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los Últimos Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al Cielo para siempre gozar en Tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por Ella.

Reza ahora, con piedad y devoción las Tres Avemarías:

          - María, Reina Inmaculada, por el Poder que Te concedió Dios Padre...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Sabiduría que Te concedió Dios Hijo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Misericordia que Te concedió Dios Espíritu Santo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.


ORACIÓN FINAL



Y terminamos signándonos en el Nombre del Padre, 
y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




sábado, 6 de diciembre de 2025

Tradicional Novena en Honor de la INMACULADA CONCEPCIÓN de María Nuestra Señora. Día 8

  



Tradicional Novena en Honor de la 
Inmaculada Concepción
de María Nuestra Señora

Día 8

                      Para rezar esta Novena buscaremos un momento de intimidad con Nuestra Santa Madre la Virgen María; lo ideal sería rezar ante un Sagrario, en una iglesia o capilla, pero si no es posible, podremos recogernos en nuestra casa, en silencio, arrodillados, buscando la Presencia Santísima de María; confía a Ella tus preocupaciones, cargas y demás problemas. Ofrécele tus limitaciones y tus deseos de felicidad... María, como buena Madre, sabrá guiarte y proporcionarte todo cuanto necesites.


Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. 

En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

               Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los Méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN INICIAL

               Dios Te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen Soberana y Perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de Tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser Madre del Nuevo Pueblo que Jesucristo ha formado con Su Sangre.

                A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos Tuyos y de Tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. 

                Acuérdate, Virgen Santísima, que has sido hecha Madre de Dios, no sólo para Tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a Tu protección e implorado Tu socorro haya sido desamparado.

               No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a Ti, antes bien cada día quiero crecer más en Tu Verdadera Devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además, Te ruego me des la gracia particular que Te pido en esta Novena, si es para mayor Gloria de Dios, conquistar Tu amor y obtener el bien de mi alma. 

ORACIÓN DEL DÍA 8

               Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro, así como diste a María la gracia de una ardentísima Caridad y Amor de Dios sobre todas las cosas, así Te rogamos humildemente, por intercesión de Tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero a Ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro Verdadero Bien, nuestro Bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un sólo pecado.

Reza ahora, con piedad y devoción las Tres Avemarías:

          - María, Reina Inmaculada, por el Poder que Te concedió Dios Padre...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Sabiduría que Te concedió Dios Hijo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Misericordia que Te concedió Dios Espíritu Santo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.


ORACIÓN FINAL



Y terminamos signándonos en el Nombre del Padre, 
y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




viernes, 5 de diciembre de 2025

Tradicional Novena en Honor de la INMACULADA CONCEPCIÓN de María Nuestra Señora. Día 7

 



Tradicional Novena en Honor de la 
Inmaculada Concepción
de María Nuestra Señora

Día 7

                      Para rezar esta Novena buscaremos un momento de intimidad con Nuestra Santa Madre la Virgen María; lo ideal sería rezar ante un Sagrario, en una iglesia o capilla, pero si no es posible, podremos recogernos en nuestra casa, en silencio, arrodillados, buscando la Presencia Santísima de María; confía a Ella tus preocupaciones, cargas y demás problemas. Ofrécele tus limitaciones y tus deseos de felicidad... María, como buena Madre, sabrá guiarte y proporcionarte todo cuanto necesites.


Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. 

En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

               Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los Méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN INICIAL

               Dios Te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen Soberana y Perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de Tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser Madre del Nuevo Pueblo que Jesucristo ha formado con Su Sangre.

                A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos Tuyos y de Tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. 

                Acuérdate, Virgen Santísima, que has sido hecha Madre de Dios, no sólo para Tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a Tu protección e implorado Tu socorro haya sido desamparado.

               No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a Ti, antes bien cada día quiero crecer más en Tu Verdadera Devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además, Te ruego me des la gracia particular que Te pido en esta Novena, si es para mayor Gloria de Dios, conquistar Tu amor y obtener el bien de mi alma. 

ORACIÓN DEL DÍA 7

               Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro, así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximia, por la cual es llamada Virgen de las Vírgenes, así Te suplicamos, por intercesión de Tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que no se puede conservar sin Tu gracia, pero que tantos han conservado mediante la Devoción de la Virgen y Tu protección.

Reza ahora, con piedad y devoción las Tres Avemarías:

          - María, Reina Inmaculada, por el Poder que Te concedió Dios Padre...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Sabiduría que Te concedió Dios Hijo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Misericordia que Te concedió Dios Espíritu Santo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.


ORACIÓN FINAL



Y terminamos signándonos en el Nombre del Padre, 
y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




jueves, 4 de diciembre de 2025

Tradicional Novena en Honor de la INMACULADA CONCEPCIÓN de María Nuestra Señora. Día 6

  



Tradicional Novena en Honor de la 
Inmaculada Concepción
de María Nuestra Señora

Día 6

                      Para rezar esta Novena buscaremos un momento de intimidad con Nuestra Santa Madre la Virgen María; lo ideal sería rezar ante un Sagrario, en una iglesia o capilla, pero si no es posible, podremos recogernos en nuestra casa, en silencio, arrodillados, buscando la Presencia Santísima de María; confía a Ella tus preocupaciones, cargas y demás problemas. Ofrécele tus limitaciones y tus deseos de felicidad... María, como buena Madre, sabrá guiarte y proporcionarte todo cuanto necesites.


Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. 

En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

               Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los Méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN INICIAL

               Dios Te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen Soberana y Perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de Tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser Madre del Nuevo Pueblo que Jesucristo ha formado con Su Sangre.

                A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos Tuyos y de Tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. 

                Acuérdate, Virgen Santísima, que has sido hecha Madre de Dios, no sólo para Tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a Tu protección e implorado Tu socorro haya sido desamparado.

               No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a Ti, antes bien cada día quiero crecer más en Tu Verdadera Devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además, Te ruego me des la gracia particular que Te pido en esta Novena, si es para mayor Gloria de Dios, conquistar Tu amor y obtener el bien de mi alma. 

ORACIÓN DEL DÍA 6

               Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro, así como desde el primer instante infundiste en María, con toda plenitud, las Virtudes sobrenaturales y los Dones del Espíritu Santo, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de Tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de Cristianos.

Reza ahora, con piedad y devoción las Tres Avemarías:

          - María, Reina Inmaculada, por el Poder que Te concedió Dios Padre...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Sabiduría que Te concedió Dios Hijo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Misericordia que Te concedió Dios Espíritu Santo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.


ORACIÓN FINAL



Y terminamos signándonos en el Nombre del Padre, 
y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




miércoles, 3 de diciembre de 2025

CENTENARIO DE LA NOVENA DE LOS 24 GLORIAS A SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS


Santa Teresita de Lisieux
100 años derramando su lluvia de rosas


Los devotos de Santa Teresita festejamos hoy 
el Centenario de la Novena de los 24 Glorias


                    Era el 3 de Diciembre de 1925 cuando el Padre Anton Putigan (1) comenzó una Novena en honor de Santa Teresita del Niño Jesús; la Santa Carmelita, fallecida en 1897 estaba de actualidad en aquellos días ya que había sido Canonizada el 17 de Mayo de ese mismo año, por el Papa Pío XI; el buen Sacerdote se encomendó a la Santa Carmelita pidiendo una gracia particular importante que nunca trascendió.

                    Con esta intención comenzó a rezar durante la Novena, 24 Glorias, en acción de gracias a la Santísima Trinidad por los favores concedidos a Santa Teresita del Niño Jesús durante los 24 años de su existencia terrenal. El Padre Putigan pidió una señal de la Santa para entender que su Novena era escuchada: esta señal sería recibir una rosa fresca y entreabierta. En el tercer día de la Novena, una persona busca al Sacerdote y le ofrece una rosa encarnada...¿casualidad?. Los católicos le llamamos Providencia.

                    El día 24 de Diciembre del mismo año, el Padre Putigan, comenzó una segunda Novena y pedía ahora como señal una rosa blanca. En el cuarto día de la Novena, la Hermana Vitalis, enfermera en un hospital, le trajo una rosa blanca diciendo:

                     - Aquí está una rosa blanca que Santa Teresita envía a su Paternidad.

                  Sorprendido, pregunta el Padre Putigan: 

                     - ¿De dónde viene esta rosa?

                  La Hermana Vitalis le comenta:

                     - Fui a la Capilla donde se encuentra adornada una imagen de Santa Teresita, y al aproximarme al Altar de la Santita, cayó a mis pies esta rosa. Quise colocarla de nuevo en el jarrón pero me acordé de traerla a Vd.

                  El Padre Putigan alcanzó las gracias pedidas en la Novena; resolvió entonces propagarla y así formó una cruzada de oraciones en honor a Santa Teresita.

                  La Novena de los 24 Glorias se suele hacer desde el día 9 al 17 de cualquier mes, participando así en la comunión de oraciones de los que la rezan esos días, pero se puede hacer igualmente en cualquier otra fecha; los más devotos de Santa Teresita preferimos dedicarle a diario los 24 Glorias...


Poco antes de morir Santa Teresita otra Carmelita 
de Lisieux le abrió su corazón para decirle que 
la echaría mucho de menos; Teresita se mostró 
sonriente con ella, asegurándole su asistencia 
desde la Vida Eterna con estas palabras
"será como una lluvia de rosas..."

Para mejor rezar los 24 Glorias en honor de Santa Teresita 
se ha ideado una sencilla corona compuesta por 24 cuentas


 
PLANTILLA PARA IMPRIMIR
LA DEVOCIÓN DE LOS 24 GLORIAS

Anímate a ser propagador de Santa Teresita:
imprime para ti y para otros la siguiente estampa
y repártela entre tus amigos, conocidos, almas piadosas...
Santa Teresita sabrá recompensar este apostolado en su favor



NOTA

                    1) El Padre Anton Putigan ingresó en la Compañía de Jesús en 1879 y sería ordenado Sacerdote en 1893. Por su profundo conocimiento sobre Los Balcanes llegó a convertirse en asesor personal del Archiduque Francisco Fernando de Austria, a quien le administró el Sacramento de la Extremaunción tras el atentado de Sarajevo, en 1914. El Padre Putigan moriría en Viena, el 4 de Septiembre de 1926, a los 67 años de edad y 33 de Sacerdocio, dejando un legado de fundaciones marianas, la edición de dos revistas católicas y la conocidísima Novena de los 24 Glorias en honor de Santa Teresita, plegaria que se ha extendido por diversos países y que ha ayudado a dar conocer la figura de la Santa de las Rosas.





Tradicional Novena en Honor de la INMACULADA CONCEPCIÓN de María Nuestra Señora. Día 5

 



Tradicional Novena en Honor de la 
Inmaculada Concepción
de María Nuestra Señora

Día 5

                      Para rezar esta Novena buscaremos un momento de intimidad con Nuestra Santa Madre la Virgen María; lo ideal sería rezar ante un Sagrario, en una iglesia o capilla, pero si no es posible, podremos recogernos en nuestra casa, en silencio, arrodillados, buscando la Presencia Santísima de María; confía a Ella tus preocupaciones, cargas y demás problemas. Ofrécele tus limitaciones y tus deseos de felicidad... María, como buena Madre, sabrá guiarte y proporcionarte todo cuanto necesites.


Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. 

En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

               Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los Méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN INICIAL

               Dios Te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen Soberana y Perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de Tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser Madre del Nuevo Pueblo que Jesucristo ha formado con Su Sangre.

                A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos Tuyos y de Tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. 

                Acuérdate, Virgen Santísima, que has sido hecha Madre de Dios, no sólo para Tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a Tu protección e implorado Tu socorro haya sido desamparado.

               No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a Ti, antes bien cada día quiero crecer más en Tu Verdadera Devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además, Te ruego me des la gracia particular que Te pido en esta Novena, si es para mayor Gloria de Dios, conquistar Tu amor y obtener el bien de mi alma. 

ORACIÓN DEL DÍA 5

               Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro, así como desde el primer instante de Su Concepción diste a María más gracia que a todos los Santos y Ángeles del Cielo, así Te rogamos humildemente por intercesión de Tu Madre Inmaculada nos inspires un aprecio singular de la Divina Gracia que Tú nos adquiriste con Tu Sangre y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de Tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión.

Reza ahora, con piedad y devoción las Tres Avemarías:

          - María, Reina Inmaculada, por el Poder que Te concedió Dios Padre...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Sabiduría que Te concedió Dios Hijo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Misericordia que Te concedió Dios Espíritu Santo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.


ORACIÓN FINAL



Y terminamos signándonos en el Nombre del Padre, 
y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




martes, 2 de diciembre de 2025

Tradicional Novena en Honor de la INMACULADA CONCEPCIÓN de María Nuestra Señora. Día 4

 



Tradicional Novena en Honor de la 
Inmaculada Concepción
de María Nuestra Señora

Día 4

                      Para rezar esta Novena buscaremos un momento de intimidad con Nuestra Santa Madre la Virgen María; lo ideal sería rezar ante un Sagrario, en una iglesia o capilla, pero si no es posible, podremos recogernos en nuestra casa, en silencio, arrodillados, buscando la Presencia Santísima de María; confía a Ella tus preocupaciones, cargas y demás problemas. Ofrécele tus limitaciones y tus deseos de felicidad... María, como buena Madre, sabrá guiarte y proporcionarte todo cuanto necesites.


Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. 

En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

               Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los Méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN INICIAL

               Dios Te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen Soberana y Perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de Tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser Madre del Nuevo Pueblo que Jesucristo ha formado con Su Sangre.

                A Ti, Purísima Madre, Restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos Tuyos y de Tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. 

                Acuérdate, Virgen Santísima, que has sido hecha Madre de Dios, no sólo para Tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a Tu protección e implorado Tu socorro haya sido desamparado.

               No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a Ti, antes bien cada día quiero crecer más en Tu Verdadera Devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además, Te ruego me des la gracia particular que Te pido en esta Novena, si es para mayor Gloria de Dios, conquistar Tu amor y obtener el bien de mi alma. 

ORACIÓN DEL DÍA 4

               Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro, así como libraste a María del pecado y le diste dominio perfecto sobre todas Sus pasiones, así Te rogamos humildemente, por intercesión de Tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que Te podamos servir con verdadera libertad de espíritu y sin imperfección ninguna.

Reza ahora, con piedad y devoción las Tres Avemarías:

          - María, Reina Inmaculada, por el Poder que Te concedió Dios Padre...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Sabiduría que Te concedió Dios Hijo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.

          - María, Reina Inmaculada, por la Misericordia que Te concedió Dios Espíritu Santo...

Dios Te salve, María, llena eres de gracia, etc.


ORACIÓN FINAL



Y terminamos signándonos en el Nombre del Padre, 
y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.