sábado, 1 de marzo de 2014

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA Y EL CARMELO


              ¿Cuál es la relación entre Nuestra Señora de Fátima y Nuestra Señora del Monte Carmelo, puesto que Ella se apareció con el hábito carmelita en una de las apariciones? Ustedes saben que en las apariciones de Fátima, nuestra Señora normalmente llevaba un vestido blanco con un borde dorado y un cinturón de oro en la cintura. Pero durante la aparición a los niños cuando ocurrió el milagro del sol, Ella se apareció con el hábito carmelita en la representación de los misterios gloriosos del rosario.


          En Fátima la Virgen también se apareció como Nuestra Señora del Carmen. Nuestra Señora no hace nada sin alguna razón, por lo que la primera pregunta nos lleva a otra: 

¿Cuál es la relación entre la Virgen del Carmelo
 y Nuestra Señora de Fátima?




          La invocación de Nuestra Señora del Carmelo tiene su origen en el Monte Carmelo en Tierra Santa, donde solían vivir los ermitaños en la época de la Antigua Alianza orando y esperando a una Virgen-Madre que vendría a traer la salvación a toda la raza humana. Ellos estaban siguiendo el ejemplo de Elías, el profeta, que estuvo en el Monte Carmelo rezando por la salvación de Israel, que estaba pasando por una terrible sequía, cuando él vio una pequeña nube en el horizonte lejano. Él creyó la que esa pequeña nube traería la lluvia tan necesaria a Israel. La pequeña nube creció en tamaño y cubrió todo el cielo, y, finalmente, la tan esperada lluvia vino a salvar al pueblo.


          Elías entendió que esta nube era un símbolo de la Virgen que vendría, en relación con las profecías de Isaías que hablaban de la Virgen. Los que siguieron su ejemplo también oraron por la venida de la Virgen que sería la Madre del Mesías. En tiempos de la Antigua Alianza, por lo tanto, los ermitaños del Monte Carmelo tuvieron la misión espiritual de prever la venida de la nuestra Señora y rezaron por ello. Ellos fueron perseguidos por gente malvada, y también por los miembros de la decadente Sinagoga; no obstante, los ermitaños del Monte Carmelo se mantuvieron fieles.


          Finalmente, Nuestra Señora vino, y Ella recibió la mayor glorificación que cualquier criatura viva haya recibido y recibirá: en Ella el Verbo Divino, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, se hizo carne. Ella se convirtió en la Esposa del Espíritu Santo...



          La cristiandad hoy en día está de nuevo en decadencia. Nuestra Señora vino a Fátima para advertir de esta decadencia, del castigo, y la victoria con la famosa frase: “Al final mi Corazón Inmaculado triunfará”. En ese mismo conjunto de apariciones en las que Ella anunció su victoria, Ella deseó aparecerse con el hábito de la Orden Carmelita, como una forma de confirmar su antigua predilección por ella e indicar que esta Orden será parte de su glorioso reinado. Con el hábito, Ella realizó simbólicamente una síntesis del pasado y el futuro, en el mismo momento en que Ella anunció el fin de una era y el comienzo de otra.


          Glorifiquémosla y pidámosle que nos prepare, a quienes somos carmelitas en espíritu, para pasar por el castigo y ser piedras vivas en el Reino de María.



(  Dr. Plinio Corrêa de Oliveira  )


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