jueves, 20 de noviembre de 2025

AMEMOS DE CORAZÓN A LOS SACERDOTES



                    Hoy Jueves, siguiendo LA SEMANA DEL BUEN CRISTIANO, recordaremos de manera especial a los Sagrados Ministros de Dios; fue el Jueves Santo el día elegido por Nuestro Señor Jesucristo para instituir el Sacerdocio, y con él y por él, la Sagrada Eucaristía, renovación incruenta del Sacrificio del Calvario, que se renueva por todo el orbe cada día, sin cesar. El Jueves es por tanto, el día indicado para pedir a Dios Nuestro Señor por los Sacerdotes y Religiosos, así como por las vocaciones, para que Él envíe operarios a Su mies y que ellos extiendan Su Reino en el mundo entero.

                    El Sacerdote tiene un carácter indeleble, que lo hace ontológicamente Hombre-Sacerdote: su Ministerio implica una forma y estado de vida y no un ejercicio transitorio. No se puede ser, como hoy en día se pretende, una suerte de “Sacerdote a tiempo parcial”, un simple funcionario de lo sagrado sujeto a nómina y a horarios. El Sacerdote lo es las veinticuatro horas de cada día de su existencia, y aún será Sacerdote por toda la eternidad, ya sea que se salve o que tenga la desgracia de condenarse.


RECEMOS de forma especial por los Sacerdotes,
que entendamos la gran misión que les ha sido
confiada y por tanto:


   - AMEMOS de corazón a los Sacerdotes, amor traducido en obras: hagamos sentir al Sacerdote parte de nuestra familia, que lo acompañemos en sus soledades e incomprensiones, que los sostengamos espiritualmente con nuestras oraciones y humanamente con nuestra cercanía y ayuda material.

   - VENEREMOS a Cristo besando la mano del Sacerdote, pues es el Sacerdote un hombre consagrado al que debemos respetar; que evitemos exceso de confianza con los hombres sagrados, tratándoles con cariño sincero pero con veneración por el poder divino del que están investidos. Como personas sagradas que son, a los Sacerdotes no hay que besarles en el rostro; tampoco es conveniente tutearles o hacerles mofa por sus limitaciones humanas. Miremos al Sacerdote como si viésemos en él a Nuestro Redentor.

   - SEAMOS MANSOS y obedientes a la Voz de Dios que nos habla por medio de los verdaderos Sacerdotes... particularmente en las exhortaciones que nos dan en el Sacramento de la Confesión.



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