martes, 21 de mayo de 2013

EL ÁNGEL DE LA GUARDA DE SANTA GEMA


          Su Ángel fue para ella un maestro en los caminos del espíritu para que cada día pudiera estar más cerca de Dios. Por eso, le llamaba la atención hasta de los más pequeños defectos y no le pasaba por alto ni los más mínimos detalles. Muy especialmente, le exigía obediencia al confesor y al director espiritual. Santa Gema escribió: El Ángel de la guarda comenzó a ser mi maestro y guía, me reprendía cada vez que hacía mal alguna cosa, me enseñaba a hablar poco y sólo cuando me preguntaban.

         Otro día, durante la oración de la tarde, se me acercó el Ángel y, tocándome la espalda, me dijo:

      - Gema, ¿cómo tanta desgana en la oración?
- No es desgana, es que hace dos días que no me siento bien.
      - Cumple tu deber con esmero y verás cómo Jesús te amará aún más...



EL ÁNGEL, MÉDICO Y ENFERMERO

Dice el padre Germán: Gema tenía en su ángel custodio un solícito enfermero y un médico eminente. Bastaba que sufriese la más ligera dolencia para que lo tuviese a su cabecera toda la noche. La entretenía con sus santas exhortaciones, la consolaba en sus pesares, la defendía contra las asechanzas del demonio y le prestaba cuantos servicios necesitaba.

Ella le escribía: "Después de comer no me sentía nada bien, y el ángel me trajo entonces una taza de café tan bueno que me curé enseguida. Otro día, el ángel me dio a beber unas gotas de un líquido blanco en un vasito dorado, diciéndome que era la medicina con la que el médico del paraíso curaba a sus enfermos."

El jueves por la tarde, Jesús me prometió que durante los días que faltara la señora Cecilia, haría que no me faltase nunca el ángel de la guarda. Me lo brindó ayer tarde y no me ha vuelto a dejar ni un solo momento... Hoy ni siquiera un minuto se ha separado de mí... Le he preguntado:¿por qué, cuando está la señora Cecilia, no apareces nunca? Me ha contestado: “Porque nadie, fuera de ella, sabe hacer mis veces. Pobre niña, eres tan pequeñita que necesitas quien te lleve de la mano. Ahora te llevaré yo, no temas, pero obedece”.

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