Hoy la Iglesia conmemora la entrada en el Paraíso de Santa Verónica ( Úrsula era su nombre de bautismo) Giuliani Mancini, religiosa clarisa capuchina nacida a finales del siglo XVII, pero cuya estela aún perdura en la Historia por ser digna y fiel hija de San Francisco de Asís, a quien supo imitar en todo: desde su pobreza y sencillez evangélicas hasta en la asimilación de la cruenta Pasión de Nuestro Señor, pues fue -como su Padre San Francisco- una imagen viviente de Cristo Crucificado.
Lejos de indagar en alguna de las muchas facetas de la vida de esta gran Santa, quiero centrarme en un aspecto que hoy día es profundamente rechazado: la mística. Y es que por desgracia, los sacerdotes han dejado de lado esa faceta de los Santos cuando hablan o predican de ellos.
De hecho, podemos decir que en realidad, la experiencia mística ( en su diferentes grados ) es la más importante de todas, por cuanto es el canal de contemplación divina y escucha serena de la voz del Divino Espíritu, que encamina al alma no pocas veces por caminos dolorosos, en contra de lo que muchos piensan, creyendo que el místico vive alejado de la realidad de un mundo que agoniza por el dolor del pecado.
- HECHOS SOBRENATURALES EN LA VIDA
DE SANTA VERÓNICA GIULIANI -
Su madre, Benedetta Mancini, mujer profundamente católica, siente que va a morir, por eso, desde su lecho, llama a sus cinco hijas y a cada una la encomienda a una de las Cinco Llagas de Nuestro Señor; providencialmente, cuando llega el turno de Santa Verónica ( Úrsula ), la progenitora la guarda en la Llaga del Costado de Cristo...éste será su camino a lo largo de la vida, hasta el punto de fundirse con el Corazón de su Esposo, Jesús.
Siendo niña, ella misma nos relata que "Todavía no andaba, pero cuando veía las imágenes donde estaba pintada la Virgen Santísima con el Niño en brazos, yo me agitaba hasta que me acercaban a ellas para poder darles un beso. Esto lo hice varias veces. Una vez me pareció ver al Niño como criatura viviente que me extendía la mano; y me acuerdo que me quedó tan vivo este hecho que, dondequiera que me llevaban, miraba por si podía ver a aquel Niño". No pocas veces, sin apenas saber hablar entablaba conversaciones con la Virgen y el Niño... "Yo soy toda tuya y tú eres todo para mí, querido Jesús". Algo más mayor, cuando sólo contaba con tres o cuatro años, tiene un encuentro con Nuestro Señor, que se le aparece en forma de Niño Jesús: "Estando una mañana en el huerto entretenida gustosamente en coger flores, me pareció ver al Niño Jesús que cogía las flores conmigo; me fui hacia el Divino Niño para tomarlo, y me pareció que me decía 'Yo soy la verdadera flor'. En aquel patio, que hoy forma parte de un monasterio de la Orden de las Clarisas, se erige un monumento que recuerda este celestial suceso.
Prosigue la Santa diciendo: "Todo esto me dejó cierta luz para no buscar más gusto en las cosas momentáneas; me hallaba toda centrada en el Divino Niño. Se me había quedado tan fijo en la mente, que andaba como loca sin darme cuenta de lo que hacía. Corría de un lado para otro por ver si lograba encontrarlo... y sentía que no podía estarme quieta. Me paraba y luego volvía al huerto para ver si volvía".
( CONTINÚA MAÑANA... )
que hermosa Santa, gracias por acercarnos este soplo de aire fresco para el alma!
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