viernes, 16 de agosto de 2013

LA POBREZA DE CRISTO EN LA SAGRADA EUCARISTÍA ( I )


          En todo lo que hace y en todo lo que se agencia busca para sí todo lo más pobre. Vedle en su vida pobre; ora arrodillado sobre el duro suelo; come el pan de cebada del pobre; vive de limosna; viaja como los menesterosos, y como ellos sufre, sin poder satisfacer,muchas veces, las necesidades del hambre y de la sed; su pobreza le hace despreciable a los ojos de los grandes y de los ricos; esto no obstante, no vacila en decirles:“Vae vobis divitibus : ¡Ay de vosotros, ricos de la tierra!” (Lc 6, 24).



          A los Apóstoles, al ser discípulos pobres como Él, les prohíbe que tengan dos túnicas ni repuesto de provisiones, ni dinero, ni siquiera un palo para defenderse. Muere abandonado y despojado hasta de sus pobres vestiduras; para sepultarle le envuelven en un sudario prestado y le ponen en un sepulcro ofrecido por caridad. Aun después de su Resurrección se aparece a los Apóstoles con el pobre y humilde aspecto de otras veces.

          Finalmente, en el Santísimo Sacramento el amor de la pobreza le lleva hasta velar la gloria de su divinidad y el esplendor de la humanidad gloriosa; para aparecer más pobre y no tener cosa que le pertenezca, se despoja de toda su libertad y movimiento exterior, así como de toda propiedad: se halla, en la Eucaristía, como en las entrañas de su Santa Madre, envuelto y oculto en las Santas Especies,esperando de la caridad de los hombres la materia de su Sacramento y los objetos del culto: ésta es la pobreza de Jesús; la amó e hizo de ella una compañera inseparable.



               ¿Por qué Jesús ha escogido este estado permanente de pobreza?Primeramente, porque, como hijo de Adán, aceptó el estado de nuestra naturaleza como ella es en este destierro, despojada de los derechos que tenía sobre las criaturas; además, para santificar con su pobreza todos los actos de pobreza que habían de practicarse después en su Iglesia. Se hizo pobre para enriquecernos con los tesoros del Cielo, desasirnos de los bienes de la tierra en vista del poco aprecio que de éstos hacía Él. Se hizo pobre para que la pobreza, que es nuestro estado, nuestra penitencia y un medio para obrar nuestra reparación, fuese para nosotros honrosa, deseable y amable en su Persona. Se hizo pobre para mostrarnos y probarnos su amor.

          Continúa pobre en el Sacramento, a pesar de su estado glorioso, a fin de ser siempre nuestro modelo vivo y visible.De manera que la pobreza, que en sí misma no es amable, ya que es una privación y un castigo, aparece llena de encantos en Jesucristo, que la ennoblece y hace de ella la forma de su vida, el fundamento de su Evangelio y la primera de sus bienaventuranzas, su heredera divina...



(Beato Pedro Julián Eymard)




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.