sábado, 9 de septiembre de 2017

LA SANTA ESCLAVITUD MARIANA: CON MARÍA, EN MARÍA, PARA MARÍA Y POR MARÍA


     En la Semana del Buen Cristiano, dedicamos este día del Sábado, a la Purísima Virgen María, Nuestra Reina y Señora. La Santa Misa, Comunión y el rezo del Rosario de hoy, sean en reparación por tantos pecados de impureza y por las ofensas contra Ella; renovemos nuestro Voto como Esclavos de Nuestra Señora; ofrezcamos toda nuestra vida y obras a Ella: todo con María, en María, para María y por María.




ESCLAVITUD MARIANA
MEDIO PARA DAR GLORIA A JESUCRISTO


Razones que nos ayudan a dar gloria a Dios siendo Esclavos de María

   “Por medio de esta práctica fidelísimamente observada, darás más gloria a Jesucristo en un mes, que por cualquiera otra, por difícil que sea, en varios años. He aquí las razones en que me fundo para afirmarlo: 

     1ª Razón: Porque ejecutando todas tus acciones, como enseña esta práctica por medio de la Virgen, te despojas de tus propias intenciones y operaciones, aunque sean buenas y conocidas, para apropiarte, por decirlo así, de las suyas, aunque te sean desconocidos; y de este modo entras a la parte en la sublimidad de tus intenciones, que fueron tan puras, que por l
a menor de tus acciones, por hilar con la rueca o por hacer punto con la aguja, dio más gloria a Dios, que San Lorenzo con su cruel martirio sobre las parillas, y aún más que todos los santos con sus acciones más heroicas. 

     Esa es la razón por que, durante su permanencia en la tierra, la Virgen adquirió un cúmulo tan inefable de gracias y méritos, que más fácil sería contar las estrellas del firmamento, las gotas de agua de los mares y los granos de arena de sus playas, que los méritos y gracias de María. Y por lo mismo, más gloria dio Ella a Dios, que le han dado y le darán todos los ángeles y santos. ¡Qué prodigio el Vuestro, María! No sabéis hacer sino prodigios de gracia en las almas que desean perderse en Vos.”


      2ª Razón: Porque por esta práctica, el alma, como quiera que no estima en nada cuanto piensa o hace de suyo, y no se apoya ni se complace sino en los méritos de María para acercarse a Jesucristo y aún para hablarle, ejercita la humildad mucho más que las almas que obran por sí, las cuales, aún sin darse cuenta, se apoyan y confían en sus disposiciones; y, por consiguiente, glorifica más perfectamente a Dios, el cual nunca es tan altamente glorificado, como cuando lo es por los sencillos y humildes de corazón.

     ¡Feliz, una y mil veces, el que, después de haber sacudido en el bautismo la tiránica esclavitud del demonio, se consagra a Jesús por María, como Esclavo de Amor!



( San Luis Mª. Grignión de Montfort, “Tratado de la Verdadera Devoción”,

 Cap.VII, Artículo VII )






FÓRMULA DEL VOTO
 DE ESCLAVITUD MARIANA

(Sería muy provechoso renovarlo a diario o al menos
 en las grandes fiestas de Nuestra Señora, 
como el ocho de Septiembre, el día de la Inmaculada Concepción
 o el trece de Mayo, día de las Apariciones de Fátima)


   ¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh muy amable y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María siempre Virgen! Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de Vuestro Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María en el tiempo de vuestra encarnación.

   Os doy gracias porque os habéis anonadado tomando la forma de esclavo para sacarme de la cruel esclavitud del demonio; os alabo y glorifico, porque os dignasteis someteros a María, vuestra Santa Madre, en todas las cosas, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo. 

   Os saludo, pues, ¡oh María Inmaculada!, tabernáculo viviente de la divinidad, donde la Sabiduría eterna escondida quiere ser adorada de los ángeles y de los hombres.

   Os saludo, ¡oh Reina del Cielo y de la Tierra!, a cuyo Imperio está todo sometido, todo lo que está debajo de Dios.

   Yo, (decir nuestro nombre) pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en vuestras manos los votos de mi bautismo; renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras y me entrego todo entero a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, para llevar mi cruz en pos de Él todos los días de mi vida, y a fin de serle más fiel de lo que he sido hasta ahora.

   Os escojo hoy, ¡oh María!,  en presencia de la corte celestial, por mi Madre y Señora. Os entrego y consagro, en calidad de ESCLAVO, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores y aún el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, dejándoos entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro beneplácito, a mayor gloria de Dios en el tiempo y en la eternidad.

    Recibid ¡oh Virgen Benigna!, esta pobre ofrenda de mi esclavitud en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría eterna se dignó tener a Vuestra Maternidad; en homenaje al poder que ambos tenéis sobre este insignificante gusanillo y miserable pecador, y en acción de gracias por los privilegios con que la Santísima Trinidad os ha favorecido.

   Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, buscar vuestro honor y obedeceros en todas las cosas.


( Extracto de la “Consagración” de San Luis Mª. Grignión de Montfort )






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