martes, 21 de noviembre de 2017

LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO DE LA VIRGEN NIÑA


          Según el Libro del Éxodo (cap. 13, vers. 2 y 13 ,12) todo primogénito hebreo debía ser presentado en el Templo. Dicha ley llevaría a los padres piadosos a observar el mismo rito religioso con otros hijos favoritos. 

         Ello nos hace creer que San Joaquín y Santa Ana, padres de Nuestra Señora la Virgen,  presentaron a su hija en el Templo, según mandaba la Ley de Moisés. 




         El Proto-evangelio de Santiago (7-8) y el documento titulado "De Nativitate Mariae" (7-8), afirman que los piadosos San Joaquín y Santa Ana, cumpliendo un voto que habían hecho, presentaron a la pequeña Virgen María en el Templo cuando tenía tres años de edad; que la criatura subió sola los escalones del Templo, y que hizo su voto de virginidad en dicha ocasión. San Gregorio de Nisa y San Germán de Constantinopla aceptaron este testimonio.

          La Santa Iglesia Católica celebra la Fiesta de la Presentación, aunque no especifica a qué edad fue presentada la pequeña María en el Templo, cuándo hizo su voto de virginidad y cuáles fueron los dones sobrenaturales y naturales especiales que Dios le concedió. 

          La fiesta es mencionada por primera vez en un documento de Manuel Commeno, en 1166; desde Constantinopla, la fiesta debió ser introducida en la Iglesia Occidental, donde la podemos hallar en la corte papal de Avignon en 1371; alrededor de un siglo más tarde, el Papa Sixto IV introdujo el Oficio de la Presentación, y en 1585 el Papa Sixto V extendió la Fiesta de la Presentación a toda la Iglesia.


ORACIÓN A LA VIRGEN NIÑA



Te entrego, Virgen Niña, mi corazón para que lo presentes a Jesús. Por el amor y complacencia con que te aceptó, cuando a la temprana edad de tres años te consagraste a Él, suplícale acepte el mío e imprima en él las virtudes que le faltan, para que, a imitación del tuyo, le sea agradable. 

Enséñame o despreciar las honras vanas del mundo; haz que siempre sea mi único anhelo crecer en el amor de Dios, cumpliendo siempre Su Divina Voluntad. Te presento también los corazones de los que no te conocen y no pueden amarte. Oh Virgen Niña, atráelos con Tus inspiraciones para que, amándote todos como hijos, vayamos a cantar las glorias y magnificencias de Tu hijo Jesús Nuestro Señor en el Cielo. Amén.




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