San Miguel de los Santos nació en Vic (España) en 1591. Apenas tenía once años cuando se quedó huérfano de sus padres. Tuvo que pasar bajo la tutela sus parientes que lo dedicaron al comercio. No era su vocación dedicarse a vender y fue despedido. Con sólo doce años es admitido como “monaguillo” en el convento de los Trinitarios calzados. Ya entonces llamaba su atención el fervor y devoción hacia el sacramento de la Eucaristía. Al cumplir los quince años es destinado al convento de Zaragoza con el fin de iniciar su año de noviciado.
En el año 1608 pasa por Zaragoza un religioso trinitario descalzo, Fray Manuel de la Cruz. Venía de Pamplona de la nueva fundación descalza trinitaria. Fray Miguel queda prendado del testimonio de su santidad. Es lo que él buscaba. El 28 de enero de 1609 recibía el hábito de la descalces.
Repite su noviciado en Madrid en donde tuvo el honor de conocer personalmente al Santo Reformador, San Juan Bautista de la Concepción. Es ordenado sacerdote, por obediencia, en Baeza, a finales de 1616; sus Misas no duraban menos de una hora por la gran contemplación que le poseía durante el Santo Sacrificio, que no pocas veces lo hizo levitar en el altar. Fue profundamente admirado y consultado reiteradas veces por el Rey Felipe III "el Piadoso".
Recorrió de modo admirable el camino de la perfección religiosa, viviendo en rigurosa observancia e inmerso en la contemplación y viviendo la castidad como si de un ángel se tratase. Fue distinguido por el Señor con preciosos dones místicos. Murió a los 33 años en Valladolid el 10 de Abril de 1625, contando entonces la misma edad de Cristo Nuestro Señor.
Beatificado por el Papa Pío VI en 1779, fue canonizado por el Papa Pío IX en 1862.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.