En su Primera Encíclica, el Papa Pío XII -cuyo sesenta Aniversario hemos rememorado días atrás- alertó a la Cristiandad acerca de las nuevas corrientes paganas, que venían auspiciadas por las corrientes políticas de principios del pasado siglo. Así encontramos como nuevos errores contrarios a la Fe Católica aquellos ideales patrios que abogaban por la supremacía del Estado y del pueblo, por encima de los Derechos Divinos, grave ofensa al Todopoderoso que nace directamente del Liberalismo, el cual tuvo otros muchos gérmenes de error (el Socialismo, el Comunismo...) y en consecuencia, de odio entre los hombres, que comenzaron a vivir de espaldas a la sanas costumbres regidas por la Fe Católica.
Hoy como ayer, un neo paganismo que adora al Estado y entroniza al hombre antes que reconocer a Dios y la Obra salvífica de la Iglesia, ha empantanado todo el espectro político... pocos, muy pocos son los que tienen vocación política y están libres de la influencia liberal.
Ante el ruido que hacen algunas organizaciones patriotas, ADVERTIMOS que NO todas ellas son de inspiración cristiana, aunque presuman de ello, como ocurre con partidos políticos como VOX, que claramente es liberal a la vez que indiferente con la Ley de Dios, como demuestra su farisaica postura frente al aborto, entre otras prendas. Un católico íntegro NO DEBE participar ni votar esas siglas políticas, bajo pena de cometer pecado grave. El "mal menor" no existe para Dios Nuestro Señor, quien nos avisa por medio del Discípulo amado "por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca." (Apocalipsis, cap. 3, vers. 15)
TAMPOCO PUEDE UN CATÓLICO prestar apoyo a aquellas organizaciones que se declaren de signo nacional-socialista (nazis) o fascistas. Son ideologías condenadas desde sus inicios por la Autoridad Pontificia y que son tan perniciosas para la Fe como lo son el Comunismo o el Liberalismo; el Magisterio de la Iglesia enseña que los católicos han de abstenerse de participar y/o votar a dichos grupos paganos, que si bien, siguiendo el ejemplo de muchos liberales, se barnizan de cristianos y hasta guardan cierto respeto por la Iglesia y los clérigos -para captar simpatías- andan muy lejos de la Doctrina Católica por cuanto enaltecen al Estado y al hombre por encima de la Verdad de Dios y de Su Iglesia Santa.
CONDENA DEL PAGANISMO Y DEL CULTO AL ESTADO
No puede tenerse por creyente en Dios el que emplea el Nombre de Dios retóricamente, sino sólo el que une a esta venerada palabra una verdadera y digna noción de Dios.
Quien, con una confusión panteísta, identifica a Dios con el Universo, materializando a Dios en el mundo o deificando al mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes.
Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana del antiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal, negando la Sabiduría Divina y Su Providencia, la cual se extiende poderosa del uno al otro extremo (Libro de la Sabiduría, cap. 8, vers. 1) y lo dirige a buen fin. Ese hombre no puede pretender que sea contado entre los verdaderos creyentes.
Si la raza o el pueblo, si el Estado o una forma determinada del mismo, si los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana tienen en el orden natural un puesto esencial y digno de respeto, con todo, quien los arranca de esta escala de valores terrenales elevándolos a suprema norma de todo, aun de los valores religiosos, y, divinizándolos con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios, está lejos de la Verdadera Fe y de una concepción de la vida conforme a esta.
Vigilad... con cuidado contra el abuso creciente, que se manifiesta en palabras y por escrito, de emplear el nombre tres veces Santo de Dios como una etiqueta vacía de sentido para un producto más o menos arbitrario de una especulación o aspiración humana; y procurad que tal aberración halle entre vuestros fieles la vigilante repulsa que merece. Nuestro Dios es el Dios personal, Trascendente, Omnipotente, infinitamente Perfecto, Único en la Trinidad de las Personas y Trino en la unidad de la Esencia Divina, Creador del Universo, Señor, Rey y Último Fin de la Historia del mundo, el cual no admite, ni puede admitir, otras divinidades junto a Sí.
Papa Pío XI en su Encíclica "Mit Brennender Sorge"
LA BANDERA DE CRISTO REY FRENTE A BANDERAS FALACES
¿Quién, a la vista de una tan gran multitud de hermanos y hermanas que, cegados por el error, enredados por las pasiones, desviados por los prejuicios, se han alejado de la Verdadera Fe en Dios y del salvador Mensaje de Jesucristo; quién, decimos, no arderá en caridad y dejará de prestar gustosamente su ayuda?
Todo el que pertenece a la Milicia de Cristo, sea clérigo o seglar, ¿por qué no ha de sentirse excitado a una mayor vigilancia, a una defensa más enérgica de nuestra causa viendo como ve crecer temerosamente sin cesar la turba de los enemigos de Cristo y viendo a los pregoneros de una doctrina engañosa que, de la misma manera que niegan la eficacia y la saludable verdad de la Fe Cristiana o impiden que ésta se lleve a la práctica, parecen romper con impiedad suma las tablas de los Mandamientos de Dios, para sustituirlas con otras normas de las que están desterrados los principios morales de la revelación del Sinaí y el Divino Espíritu que ha brotado del Sermón de la montaña y de la Cruz de Cristo?
Todos, sin duda, saben muy bien, no sin hondo dolor, que los gérmenes de estos errores producen una trágica cosecha en aquellos que, si bien en los días de calma y seguridad se confesaban seguidores de Cristo, sin embargo, cuando es necesario resistir con energía, luchar, padecer y soportar persecuciones ocultas y abiertas, cristianos sólo de nombre, se muestran vacilantes, débiles, impotentes, y, rechazando los sacrificios que la profesión de su Religión implica, no son capaces de seguir los pasos sangrientos del Divino Redentor.
Narra el Sagrado Evangelio que, cuando Jesús fue crucificado, las tinieblas invadieron toda la superficie de la tierra (2) ; símbolo luctuoso de lo que ha sucedido, y sigue sucediendo, cuando la incredulidad religiosa, ciega y demasiado orgullosa de sí misma, excluye a Cristo de la vida moderna, y especialmente de la pública y, junto con la Fe en Cristo, debilita también la Fe en Dios. De aquí se sigue que todas las normas y principios morales según los cuales eran juzgadas en otros tiempos las acciones de la vida privada y de la vida pública, hayan caído en desuso, y se sigue también que donde el Estado se ajusta por completo a los prejuicios del llamado laicismo —fenómeno que cada día adquiere más rápidos progresos y obtiene mayores alabanzas— y donde el laicismo logra substraer al hombre, a la familia y al Estado del influjo benéfico y regenerador de Dios y de la Iglesia, aparezcan señales cada vez más evidentes y terribles de la corruptora falsedad del viejo paganismo. Cosa que sucede también en aquellas regiones en las que durante tantos siglos brillaron los fulgores de la Civilización Cristiana.
Papa Pío XII, Encíclica "Summi Pontificatus"
NOTAS ACLARATORIAS:
1- Efesios, cap. 3, vers. 8
2- Evangelio de San Mateo, cp. 27, vers. 45
1- Efesios, cap. 3, vers. 8
2- Evangelio de San Mateo, cp. 27, vers. 45
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