miércoles, 24 de agosto de 2022

LA FE PURA E INMACULADA: LA INFALIBILIDAD PAPAL EN EL MAGISTERIO ORDINARIO


               Influidos por la ideología de Monseñor Marcel Lefebvre, muchos "Católicos" defienden heréticamente que el Papa, puede errar y seguir siendo Papa. La enseñanza Católica dice lo contrario, esto es: que si el Papa yerra es señal inequívoca de que no es el legítimo Papa porque la promesa fue hecha a San Pedro y a sus sucesores, por Nuestro Señor Jesucristo, de que las puertas del Infierno (las herejías, errores doctrinales, enseñanza equívoca) no prevalecerían, orando no por la Fe de todos, sino por la de San Pedro, sobre el cual constituyó Su Iglesia.

               Desgraciadamente, la neo herejía de Marcel Lefebvre continuada por sus acólitos, ha penetrado las mentes de muchos pseudo tradicionalistas y pseudo conservadores al punto de sufrir una verdadera intoxicación y ser incapaces de distinguir ahora la verdad que sus abuelos sabían de forma simple: el Papa es infalible cuando habla desde su oficio sobre Fe o costumbres, sea mediante el Magisterio Extraordinario -también llamado solemne- sea desde el Magisterio Ordinario, ora mediante una Bula, ora mediante una Carta Apostólica, ora mediante una Encíclica, o bien mediante un Motu Proprio o un simple radiomensaje. 

               La auténtica Enseñanza de la Iglesia no se limita a lo infaliblemente proclamado. Tampoco se pueden rechazar los decretos disciplinares del Papa con el pretexto que no han sido promulgados ex Cathedra.  




               Hay quienes por ignorancia o malicia afirman que el Magisterio de la Iglesia es infalible al definir el Dogma revelado por Dios; dicen que la Iglesia cumple este Magisterio sólo cuando por un juicio solemne, define un punto de la Fe o de la Moral, bien en las definiciones de los Concilios o en las definiciones papales. Estas declaraciones son, las dos, contrarias a la Verdad. 

               En primer lugar digamos que el Magisterio de la Iglesia es doble: el Extraordinario y el Ordinario. El primero es únicamente el que se ejerce por un juicio solemne dado al surgir dudas sobre la inteligencia de los Dogmas, o alternativamente, a causa de algún error pernicioso que amenazaba la pureza de la Fe o la Moral. 

               Pero el Magisterio Ordinario es el que se ejerce bajo la atenta mirada del Papa, por los Pastores sagrados repartidos por todo el mundo, ya sea por la palabra escrita o hablada tanto en los sermones y catecismos, o en el ejercicio del culto o en los Sagrados Ritos, como en la administración de los Sacramentos y en todas las demás prácticas y manifestaciones de la Iglesia. Estas dos clases de Magisterio se afirman expresamente en el Concilio Vaticano I: "Tenemos que creer con Fe Divina y Católica, todo lo que se contiene en la Palabra de Dios escrita o transmitida por la Tradición, y que la Iglesia o por un Juicio Solemne o mediante la Enseñanza Ordinaria y Universal, propone para ser creído como revelado por Dios".

               En segundo lugar, la Infalibilidad del Magisterio Extraordinario y del Magisterio Ordinario se extiende no sólo a los Dogmas de lo que Dios ha revelado, sino también a las  deducciones lógicas de lo que en ellos se declara  y en general a todo lo que está conectado con ellos, a todo lo que es necesario para conservarlo intacto y protegerlo contra los ataques y trampas del error. Sin esto, Dios no habría tomado las medidas suficientes para garantizar que los Pastores (divinamente instituidos) pudieran proteger a los Fieles contra las fuentes envenenadas del error, no habría proporcionado los medios para garantizar con eficacia el Depósito de la Fe a ellos confiado.


Padre Mateo Liberatore, SI
 El Derecho Público de la Iglesia




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