Ese movimiento, precursor del progresismo católico de nuestros días, trataba de adaptar la Iglesia al espíritu y a los errores del mundo moderno, infectando los ambientes católicos con esos nefastos y autodemoledores errores, que dieron a luz tras la tragedia del Concilio Vaticano II.
Aquel extraordinario Papa, en su Encíclica Pascendi Dominici Gregis ( 8 de Septiembre de 1907 ) denunció a los enemigos internos de la Santa Iglesia, que conspiraban entonces para desfigurar y, finalmente, destruir la Santa Iglesia Católica desde adentro: “Los fautores del error se ocultan en el propio seno de la Iglesia, por así decir, en las propias venas y entrañas de ella” sentenciaría el Papa Integrista.
SOBRE LAS DOCTRINAS DE LOS MODERNISTAS
(aquellas mismas que salieron victoriosas
en el transcurso del "Concilio Vaticano II")
... por su gran temeridad, no hay linaje de consecuencias que les haga retroceder o, más bien, que no sostengan con obstinación y audacia. Juntan a esto, y es lo más a propósito para engañar, una vida llena de actividad, constancia y ardor singulares hacia todo género de estudios, aspirando a granjearse la estimación pública por sus costumbres, con frecuencia intachables. Por fin, y esto parece quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas les han pervertido el alma de tal suerte, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna; y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad lo que sólo es obra de la tenacidad y del orgullo.
... habíamos esperado que algún día volverían sobre sí, y por esa razón habíamos empleado con ellos, primero, la dulzura como con hijos, después la severidad y, por último, aunque muy contra nuestra voluntad, las reprensiones públicas. Pero no ignoráis, venerables hermanos, la esterilidad de nuestros esfuerzos: inclinaron un momento la cabeza para erguirla en seguida con mayor orgullo. Ahora bien: si sólo se tratara de ellos, podríamos Nos tal vez disimular; pero se trata de la religión católica y de su seguridad. Basta, pues, de silencio; prolongarlo sería un crimen. Tiempo es de arrancar la máscara a esos hombres y de mostrarlos a la Iglesia entera tales cuales son en realidad.
Y como una táctica de los modernistas (así se les llama vulgarmente, y con mucha razón), táctica, a la verdad, la más insidiosa, consiste en no exponer jamás sus doctrinas de un modo metódico y en su conjunto, sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá, lo cual contribuye a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas, cuando en realidad éstas son perfectamente fijas y consistentes; ante todo, importa presentar en este lugar esas mismas doctrinas en un conjunto, y hacer ver el enlace lógico que las une entre sí, reservándonos indicar después las causas de los errores y prescribir los remedios más adecuados para cortar el mal.
Extractos de su Encíclica Pascendi
Las dos últimas imágenes están diseñadas para poder ser impresas.
Se recomienda su difusión para mayor Gloria de Dios
y aumento de la devoción a San Pío X.
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