"... la Virgen merece el título de Reina en cuanto Madre del Rey, pero no únicamente porque a Él le convenía ser hijo de una Soberana sobre las criaturas visibles e invisibles, los Ángeles y los Santos del Cielo, los hombres vivos, las Almas del Purgatorio, así como sobre los réprobos y demonios del Infierno.
De tal suerte que, a partir de entonces, Dios ejecuta todas Sus obras y realiza todas Sus voluntades por intercesión de Su Madre. No sólo es el canal por donde pasa el Imperio del Rey, sino que es una Reina que decide por arbitrio propio, consonante con los designios de Él.
Esa sapiencial disposición de la Beatísima Trinidad, al concederle tal poder a la Virgen, nos lleva a considerar otro precioso fundamento de la Realeza mariana: la prerrogativa de Medianera Universal de todas las gracias.
Se da por sentado en Teología que, también por Voluntad divina, todos los dones celestiales nos son otorgados por medio de María Santísima, al igual que todas nuestras súplicas y oraciones solamente llegan al Trono de Dios si son presentadas por las maternales y compasivas manos de su Madre.
Él la ha constituido Dispensadora de Su inextinguible Tesoro de gracias y favores, y por medio de Ella desea atender nuestras peticiones.
Si todos los Ángeles y Santos reunidos suplicaran algo en provecho de un fiel sin invocar la intercesión de María no obtendrían nada. Ella sola lo logra todo al pedir por nosotros. La Virgen, en relación con nuestras preces, es un incomparable altavoz que resuena en el Cielo. Transforma nuestras palabras, les da una melodía, un sonido, el valor de un himno, purifica nuestra pronunciación de todas las marcas de nuestro desorden y de nuestras insuficiencias.
Y no contenta con esto, acaba sustituyendo nuestra voz por la suya, pues nuestro timbre, bastante menos eminente que el de María, únicamente vale como un susurro que se une y se pierde en su cántico al Señor de la Creación.
...la Realeza de Nuestra Señora está en íntima conexión con el hecho de que sea Ella el canal de todas las gracias. Es la Reina de todo, porque todas las cosas son pedidas y otorgadas a través de Ella. Una verdad que es corroborada por el título de Omnipotencia Suplicante, con lo cual se explican aún más los atributos regios de la Santísima Virgen: para que sea genuinamente Soberana, conlleva que ante Dios tenga una influencia sin restricciones..."
"Materna y Omnipotente Realeza"
Plinio Corrêa de Oliveira
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