jueves, 11 de noviembre de 2021

EL SACERDOTE: MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES


                El Sacerdocio es la más alta dignidad de la tierra. Él es más grande que los reyes y emperadores, incluso los mismos Ángeles. Porque, como dice San Juan Crisóstomo, "el poder de los reyes está solo sobre los cuerpos de los hombres, mientras que el poder del Sacerdote está sobre sus almas". 




               Al Sacerdote se le conceden poderes que no se confieren a los Ángeles; porque ¿a qué Ángel se le permitió convertir el pan en el Cuerpo del Señor por su palabra?. Y no todos los Ángeles juntos pueden perdonar un solo pecado. El Sacerdote, por su Oficio, se ocupa únicamente de las cosas celestiales; se interpone entre Dios y el hombre; dirige nuestra petición al Altísimo y nos comunica las gracias de Dios. 

               Él es el mediador entre Dios y el hombre, el Ángel del Señor de los espíritus (Profeta Malaquías, cap.2, vers. 7), el Mensajero de Dios para revelar Su Voluntad a la gente. Él es el representante de Dios, Su embajador, Su plenipotenciario; por lo tanto, cualquier honor que le demos a un Sacerdote, le pagamos a Dios de la misma manera. ¿No dice el mismo Señor: "El que a ti te escucha, a Mí me escucha, y el que te desprecia, a Mí me desprecia" (Evangelio Lucas X.16)

               De hecho, como dice San Pedro Damián, "Dios sigue al Sacerdote porque lo que anuncia en la tierra se ratifica en el Cielo; y a su palabra, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hace carne en su mano como en el momento de la Encarnación". 

               Es por eso que hacemos bien en dirigirnos a un Sacerdote como "Su Gracia". San Francisco de Asís solía decir que "si se encuentra con un Ángel y un Sacerdote al mismo tiempo, primero debe saludar al Sacerdote". 


Explicación del Catecismo, del Padre Francis Spirago, 
Nueva York, Agosto de 1899



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.