viernes, 7 de abril de 2023

NO HAY QUIEN SE APIADE Y SE COMPADEZCA DE SU DOLOR. LAS SIETE PALABRAS

 


                ¡Contempladme, Ángeles del Cielo!... ¡Ved al Creador de todas las maravillas, al Dios a quien rinden adoración los Espíritus Celestiales, caminando hacia el Calvario y llevando sobre Sus hombros el Leño Santo y Bendito que va a recibir Su último suspiro!... 

               Vedme también vosotras, almas que deseáis ser Mis fieles imitadoras. Mi Cuerpo, destrozado por tanto tormento, camina sin fuerzas, bañado de sudor y de Sangre... ¡Sufro... sin que nadie se compadezca de Mi dolor!... La multitud me acompaña y no hay una sola persona que tenga piedad de Mí!... ¡Todos me rodean como lobos hambrientos, deseosos de devorar su presa!

               Seguid Conmigo unos momentos y a los pocos pasos me veréis en presencia de Mi Madre Santísima, que con el Corazón traspasado de dolor sale a Mi encuentro para dos fines: cobrar nueva fuerza para sufrir a la vista de Su Dios..., y dar a Su Hijo con Su actitud heroica aliento para continuar la Obra de la Redención.

               Para Mí lo más grande es Mi Madre, y no solamente no la puedo consolar, sino que el lamentable estado en que me ve procura a Su Corazón un sufrimiento semejante al Mío. ¡La muerte que Yo sufro en el Cuerpo la recibe Mi Madre en el Corazón! ¡Ah! ¡Cómo se clavan en Mí Sus ojos, y los Míos, oscurecidos y ensangrentados, se clavan también en Ella! No pronunciamos una sola palabra; pero ¡cuántas cosas se dicen Nuestros Corazones en esta dolorosa mirada!...

               Pero... ha llegado la hora, y tendiéndome sobre la Cruz, los verdugos cogen Mis brazos y los estiran para que lleguen a los taladros preparados en ella. Con tal atroces sacudidas todo Mi Cuerpo se quebranta, se balancea de un lado a otro y las espinas de la corona penetran en Mi cabeza más profundamente. ¡Oíd el primer martillazo que clava Mi mano derecha...; resuena hasta las profundidades de la tierra!... Ya clavan Mi mano izquierda...; ante semejante espectáculo los Cielos se estremecen; los Ángeles se postran. ¡Yo guardo profundo silencios... ¡Ni una queja se escapa de Mis labios! Después de clavarme las manos, tiran cruelmente de los pies...; las llagas se abren..., los nervios se desgarran..., los huesos se descoyuntan... ¡El dolor es inmenso!... ¡Mis pies quedan traspasados..., y Mi Sangre baña la tierra!...»

               ¡Estad atentos, Ángeles del Cielo!, y vosotros, todos los que me amáis. Los soldados van a dar la vuelta a la Cruz para remachar los clavos y evitar que, con el peso de Mi Cuerpo, se salgan y lo dejen caer. ¡Mi Cuerpo va a dar a la tierra el beso de paz! ¡Mientras los martillazos resuenan por el espacio, en la cima del Calvario se realiza el espectáculo más admirable!... A petición de Mi Madre, que contemplando lo que pasaba y siéndole a Ella imposible darme alivio, implora la Misericordia de Mi Padre Celestial..., legiones de Ángeles bajan a sostener mi Cuerpo adorable para evitar que roce la tierra y que lo aplaste el peso de la Cruz...»

               ¡Contempla a tu Jesús tendido en la Cruz!..., sin poder hacer el menor movimiento..., desnudo..., sin fama..., sin honra, sin libertad... Todo se lo han arrebatado... ¡No hay quien se apiade y se compadezca de Su dolor...; solo recibe tormentos, escarnios y burlas!...; si me amas de veras, ¿qué no harás para asemejarte a Mí? ¿A qué no estarás dispuesta para consolarme?. Y ¿qué rehusarás a Mi Amor?.

                  Ya conoces Mis sufrimientos... Sígueme en ellos... Acompáñame y toma parte en Mi dolor...

                  Ya ha llegado la Hora de la Redención del mundo! Me van a levantar y a ofrecer como espectáculo de burla..., pero también de admiración... ¡Esta Cruz que hasta aquí era el patíbulo donde expiraban los criminales, es ahora la Luz del Mundo, el objeto de mayor veneración.

                 En Mis Llagas encontrarán los pecadores el perdón y la vida... ¡Mi Sangre lavará y borrará todas sus manchas!...

                 En Mis Llagas las almas puras vendrán para saciar su sed y abrasarse en Amor!... ¡En ellas podrán guarecerse y fijar su morada!




Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

               No han conocido al que Es su vida. ¡Han descargado sobre Él todo el furor de sus iniquidades!... Mas, Yo os lo ruego, ¡oh Padre mío!..., descargad sobre ellos la fuerza de Vuestra Misericordia.

Hoy estarás Conmigo en el Paraíso

               Porque tu Fe en la Misericordia de tu Salvador ha borrado tus crímenes...; ella te conduce a la Vida Eterna.

Mujer, he ahí a Tu hijo

               Madre mía!, he ahí a Mis hermanos... ¡Guárdalos!... ¡Ámalos!...» No estáis solos, vosotros por quienes he dado Mi Vida. Tenéis ahora una Madre a la que podéis recurrir en todas vuestras necesidades. Y ahora el Amor me lleva a unir a todos los hombres con lazos de hermandad, dándoles a todos Mi misma Madre.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me habéis desamparado?

               Sí, el alma tiene ya derecho a decir a Dios: ¿Por qué me has desamparado?... Porque, después de consumado el Misterio de la Redención, el hombre ha vuelto a ser hijo de Dios, hermano de Jesucristo, heredero de la Vida Eterna...

Tengo sed

               Oh! ¡Padre mío!... Tengo sed de Vuestra Gloria..., y he aquí que ha llegado la hora... En adelante, realizándose Mis palabras, el mundo conocerá que Sois Vos el que Me enviasteis y seréis glorificado. Tengo sed de almas, y para refrigerar esta sed he derramado hasta la última gota de Mi Sangre. Por eso puedo decir:

Todo está consumado

               Ahora se ha cumplido el gran Misterio de Amor, por el cual Dios entregó a la muerte a Su propio Hijo para devolver al hombre la Vida...Vine al mundo para hacer Vuestra Voluntad. Padre Mío, ¡ya está cumplida!

En vuestras manos encomiendo Mi Espíritu

               A Vos entrego Mi Alma... Así las almas que cumplen Mi Voluntad, podrán decir con verdad: Todo está consumado... ¡Señor Mío y Dios Mío! Recibid Mi Alma, la pongo en vuestras manos...» 

               Lo que has oído, escríbelo; quiero que las almas lo lean, a fin de que las que tengan sed se refrigeren..., las que tengan hambre se sacien...



Consigue un folleto con el resumen de
UN LLAMAMIENTO AL AMOR
Revelaciones del Sagrado Corazón a Sor Josefa Menéndez


Tel. 629 792 949 / 676 059 594 / 609 283 706



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