viernes, 4 de mayo de 2012

SOR MARÍA CONSOLATA BETRONE ( II )

   Sor Consolata le pidió un día a Jesús: "Jesús enséñame a orar". Y he aquí la Divina respuesta: " ¿No sabes orar?" ¿Hay acaso oración más hermosa y que sea más grata que el Acto de Amor?.


   Y es que mediante esta sencilla jaculatoria, tal y como enseñó el Sagrado Corazón de Jesús a Sor María Consolata, podemos obtener la salvación del alma de un pecador y reparar mil blasfemias.


Esta sencilla estampa está preparada para ser impresa.
 Los que lo deseen, pueden guardarla e imprimirla. También se
autoriza usarla para difundir el Acto de Amor


   Algunos podrán pensar, "¿cómo una simple jaculatoria puede tener semejante fuerza?". Pues muy fácil: porque mediante esta oración que es el Acto de Amor, cumplimos el primero de los Mandamientos, "amar a Dios sobre todas las cosas (Jesús, María, Os amo) y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Salvad almas)".


   Existe un profundo parangón entre Sor María Consolata y la gran Santa Teresita de Liseux; ambas religiosas entendían que sólo en el abandono total al Sagrado Corazón de Jesús, podrían hacer de su vida un continuo holocausto en pro de la salvación de los pecadores, a la vez que reparaban el pecado, santificaban a los sacerdotes y aliviaban a las Almas retenidas en el Purgatorio.


   Y ese es el secreto de la santidad: "La santidad no consiste en tal o cual práctica; consiste en una disposición del corazón, que nos hace humilde y pequeño, en manos de Dios, consciente de nuestra debilidad y confiado, hasta la audacia, en su bondad de Padre" (Santa Teresita del Niño Jesús)


   Por esta razón, Sor María Consolata vivió entregada de continuo en ese Acto de Amor que le pidió el Divino Corazón; dentro de la estricta clausura capuchina, desempeñó las labores de portera, zapatera, cocinera... pero en medio de estos trabajos, en su alma y en su boca tenía siempre presente aquella oración que aprendió de los labios de Nuestro Salvador... "Jesús, María, Os amo, Salvad almas"


   Pero aquella íntima amistad con el Sagrado Corazón no sólo le iba a reportar consuelo y alegría; bien sabemos que Dios prueba a quienes ama, y a los que viven enamorados y entregados por completo a su Obra Redentora, Nuestro Señor les anima a cargar con Su Cruz y los padecimientos de esta... pero ese tema, dada su trascendencia, lo dejaré para el próximo viernes.


   Mientras tanto les animo a re-leer la publicación primera de esta Clarisa Capuchina que colgué el viernes pasado; y si quieren, tengan la caridad de encomendarme a Sor María Consolata.



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