miércoles, 2 de agosto de 2017

SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, Doctor de la Iglesia, Perfecto Hijo de María


"No desconfíes, pecador;recurre en todas tus necesidades a María; 
llámala en tu socorro, que la encontrarás siempre
 preparada a socorrerte, porque es voluntad de Dios
 que nos auxilie en todas las necesidades."





     Nació cerca de Nápoles el 27 de Septiembre de 1696. Sus padres fueron Don José, Marqués de Ligorio y Capitán de la Armada naval, y Doña Ana Cabalieri, por lo que nuestro Santo era de noble cuna Patricia.

     Siendo aún muy pequeño, sus nobles padres reciben en su palacete al misionero San Francisco de San Jerónimo, que profetiza sobre el niño: "Este niño vivirá hasta los noventa años, llegará a ser Obispo y hará grandes cosas por Dios."

     Para conservar la pureza de su alma escogió un director espiritual, visitaba frecuentemente a Jesús Sacramentado, rezaba con gran devoción a la Virgen y huía como de la peste de todos los que tuvieran malas conversaciones.

     Al fin, a los 30 años de edad logra ser ordenado sacerdote. Desde entonces se dedica trabajar con las gentes de los barrios más pobres de Nápoles y de otras ciudades. Reúne a los niños y a la gente humilde, al aire libre y les enseña catecismo.

     Se le reunieron otros sacerdotes y con ellos, el 9 de noviembre de 1752, fundó la Congregación del Santísimo Redentor (o Padres Redentoristas). Y a imitación de Jesús se dedicaron a recorrer ciudades, pueblos y campos predicando el evangelio. Su lema era el de Jesús: "Soy enviado para evangelizar a los pobres".


     Durante 30 años, con su equipo de misioneros, recorre campos, pueblos, ciudades, provincias, permaneciendo en cada sitio 10 o 15 días predicando, para que no quedara ningún grupo sin ser instruido y atendido espiritualmente.

     En 1762 el Papa lo nombró obispo de Santa Agueda. Quedó aterrado y dijo que renunciaba a ese honor.Pero el Papa no le aceptó la renuncia. "Cúmplase la Voluntad de Dios. Este sufrimiento por mis pecados" - exclamó - y aceptó. Tenía 66 años.

     Estuvo 13 años de obispo. Visitó cada dos años los pueblos. En cada pueblo de su diócesis hizo predicar misiones, y él predicaba el sermón de la Virgen o el de la despedida.
Vino el hambre y vendió todos sus utensilios, hasta su sombrero y anillo y la mula y el carro del obispo para dar de comer a los hambrientos.

     Cuando le aceptaron su renuncia de obispo exclamó: Bendito sea Dios que me ha quitado una montaña de mis hombros.

     Incansable Apóstol de Jesús Sacramentado y de Nuestra Señora, empeñó su vid en la salvación de las almas mediante la predicación y la escritura de más de 100 obras, que a día de hoy se reeditan, sobresaliendo LAS GLORIAS DE MARÍA, que todo buen devoto de la Virgen debería leer.

     San Alfonso muere el 1 de agosto de 1787, a los 90 años.

     El Papa Gregorio XVI lo canonizó en 1839 y el Papa Pío IX lo declaró Doctor de la Iglesia en 1875.






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