lunes, 18 de junio de 2018

LA APARICIÓN DE SAN MIGUEL en la aldea de Garabandal


               El Arcángel del Apocalipsis fue el elegido para manifestar el Mensaje de Nuestra Señora en Garabandal; San Miguel se convirtió en el celestial Mensajero que avisaría a las niñas videntes -como ocurriera en Fátima (1) - de la próxima visita de Nuestra Señora.

         


          San Sebastián de Garabandal es una típica aldea española, formada por apenas ochenta familias, situada en un recóndito paraje de los Picos de Europa en Santander, muy cerca de la frontera con Asturias. La tarde del 18 de Junio de 1961, cuatro niñas, Conchita González, Mari Loli Mazón y Jacinta González de doce años de edad y Mari Cruz González de once, se encontraban en el sitio llamado "la calleja", comiendo muy entretenidas las manzanas que habían bajado del manzano de la casa del maestro sin permiso. 

             Un ruido semejante aun trueno les hizo levantar la vista. En ese momento vieron un ángel resplandeciente de luz, el cual, poco después, desapareció de repente sin decir palabra. Las niñas, muy asustadas, corrieron a la iglesia de la aldea. La palidez de sus rostros suscitó cierta curiosidad; ellas contestaron que habían visto al ángel, dando así a conocer la misteriosa aparición. Durante el transcurso de los próximos doce días, el ángel volvió a aparecérseles ocho veces más. El 1 de Julio les anuncia que al día siguiente, domingo, se les aparecería la Virgen bajo la advocación del Carmen.

            Como la noticia se propagó velozmente, el Domingo 2 de Julio de 1961, numerosas personas, entre ellas varios sacerdotes, acudieron a la aldea para presenciar el anunciado acontecimiento. Alrededor de las 6:00 pm, las niñas se encaminaron hacia el lugar donde se les había aparecido el ángel anteriormente, pero, poco antes de llegar, la Santísima Virgen se les aparece acompañada de dos ángeles idénticos como gemelos, uno a cada lado. Las niñas reconocieron a uno de ellos por ser el mismo que se les había aparecido antes, el cual sería identificado posteriormente como San Miguel Arcángel.




             A la altura de la Virgen se percibía un ojo grande que parecía el ojo de Dios, símbolo de la constante misericordia de Dios sobre nosotros. El tono de la conversación de las niñas con la madre del cielo fue familiar y espontáneo. Por último, la Virgen rezó el rosario con ellas para enseñarlas a rezarlo bien. La Madre de Dios continuaría apareciéndose durante los próximos cuatro años (hasta Noviembre de 1965), y con frecuencia varias veces al día. Se calcula que el número de las apariciones asciende a dos mil.

             Desde el inicio, las niñas comenzaron, a petición de la Virgen, a presentarle objetos -al principio piedrecillas del camino- para que Ella los besase. El público al darse cuenta, comenzó a darle a las videntes distintos objetos, corno rosarios, crucifijos, medallas y anillos de matrimonio. La gente a veces colocaba esos objetos encima de una mesa o los hacían llegar a las niñas por medio de terceros; pero invariablemente, éstas, guiadas por la Virgen Santísima durante el éxtasis devolvían el objeto apropiado a su dueño respectivo sin equivocarse. Antes de su última visita a Garabandal, Nuestra Señora le había pedido a Conchita que trajese objetos para Ella besarlos. Después de hacerlo le dijo: "Mi Hijo, por medio de este beso que ha dado aquí, hará prodigios; repártelos a los demás". Promesa que no ha dejado de cumplirse, ya que son innumerables las conversiones y las curaciones de orden físico que en los cinco continentes se atribuyen a la intercesión de la Virgen por medio de Su beso.



Medalla que contiene un trocito de un Misal besado
por la Virgen durante las Apariciones de Garabandal




NOTAS:

     1) Los niños videntes de Fátima, Lucía, Francisco y Jacinta, fueron agraciados con la visita de un ángel en la primavera de 1916, un año antes de la primera Aparición de Nuestra Señora. En esta primera ocasión, el ángel se dio a conocer como "el Ángel de la Paz".

     En la segunda Aparición, el ángel manifestó a los niños que era "el Ángel de Portugal", el Custodio de la Patria lusa; tradicionalmente se ha creído que San Miguel, en su calidad de Jefe de los Ejércitos Celestiales, es el Custodio y Protector de las Naciones, pues así se le manifestó el Arcángel al Profeta Daniel cuando le dijo que él era el Guardián de Israel.




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