miércoles, 3 de abril de 2024

LA FE PURA E INMACULADA: LA SEDE DE PEDRO SIEMPRE ESTARÁ LIBRE DE ERROR


               Es realmente un tema muy importante y en el que, desgraciadamente, hay muchos errores y confusiones hoy en día, pues en ciertos grupos tradicionales, de “Misa en latín”, hay una tendencia a restringir la infalibilidad papal, reduciéndola en la práctica a la nada.

               Como todos ya saben -o deberían saber-, es un Dogma de la Santa Madre Iglesia Católica que el Papa es infalible cuando enseña sobre Fe y Costumbres, evidentemente, nos referimos a un verdadero y legítimo Papa, no a los impostores que hoy usurpan el Papado desde el Concilio Vaticano II; este Dogma de Fe fue solemnemente definido en el Concilio Vaticano I, en la Constitución Pastor Aeternus, por el Papa Pío IX en el año 1870.




               El error principal de los grupos a los cuales recién hacíamos referencia es que ellos restringen la infalibilidad papal a solas las definiciones solemnes del Papa o lo que se llama Magisterio extraordinario -cosa que no dice para nada Pastor Aeternus; dicho con otras palabras, enseñan que el Papa solamente es infalible cuando hace definiciones solemnes, pretendiendo que un Papa verdadero fuera de ese supuesto —que es muy raro y ocurre muy, pero muy pocas veces—, es tan falible como cualquier otro ser humano... Y así reducen en la práctica a la nada la infalibilidad papal, pues la definiciones solemnes ocurren casi nunca, muy rara vez; la última fue en el año 1950, el Papa Pío XII, definiendo el Dogma de la Asunción de María a los Cielos; antes de ése hay que ir atrás como unos cien años a 1854, a la Inmaculada Concepción, definida por el Papa Pío IX. Como verán, las definiciones solemnes no son algo habitual, sino que muy pocas veces se da... 

               Por tanto, si pretendemos que la infalibilidad papal sólo aplica a lo solemne y que fuera de ello el Papa se puede equivocar como cualquiera, ¿a dónde queda la infalibilidad; para qué sirve?. Entonces podríamos comenzar a poner en duda lo que nos enseñó el Papa Pío XII, o el Papa Pío XI o el mismo San Pío X; éstos últimos dos -que yo sepa- sólo enseñaron con Magisterio Ordinario. Y así, a mi modo de ver, queda prácticamente destruida la infalibilidad.

               Ahora bien, un Papa verdadero es infalible, no solamente en su Magisterio solemne -como es evidente-, sino también en su Magisterio Ordinario (Encíclicas, Bulas, Constituciones, etc.); en éste también es especialmente asistido por el Espíritu Santo para que no haya error alguno en lo que concierne a la Fe y las costumbres o moral.

               Veamos ahora algunos extractos de la mencionada Constitución Pastor Aeternus, que nos ayudarán a discernir este tema y ver que un Papa verdadero nunca puede enseñar errores y herejías a la Iglesia Universal.

               Allí leemos lo siguiente:

                "Los Padres del Concilio IV de Constantinopla... publicaron esta solemne profesión: Primordial salud es guardar la regla de la recta Fe [...]. Y como no puede pasarse por alto la sentencia de Nuestro Señor Jesucristo que dice: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia", esto que ha sido dicho, se prueba por los efectos de las cosas, porque en la Sede Apostólica [que es equivalente a decir el Papa] se guardó SIEMPRE sin mácula la Religión Católica y fue celebrada la Santa Doctrina...". ¿Cómo habría sido ello posible si el Papa realmente pudiera caer en error como cualquiera? Notemos que el texto dice “siempre”; no dice “la mayoría de las veces” o “sólo en las definiciones ‘solemnes’”, sino que SIEMPRE, en todo momento, se guardó sin mácula, sin mancha, la Religión Católica en la Sede Apostólica, en el Papa. Preguntamos: siendo el hombre de suyo tan falible y propenso al error, ¿cómo se podría haber mantenido sin ninguna mácula SIEMPRE el Papado sin una asistencia especial de Dios?. 

                Dicha asistencia es, cabalmente, la infalibilidad. "Los Obispos de todo el orbe, ora individualmente, ora congregados en Concilios, siguiendo la larga costumbre de las Iglesias y en la forma de la antigua regla dieron cuenta particularmente a esta Sede Apostólica de aquellos peligros que surgían en cuestiones de Fe, a fin de que allí señaladamente se resarcieran los daños de la Fe, donde la Fe no puede sufrir mengua". 

               "Roma locuta, causa finita est", "Roma ha hablado, la causa está definida, resuelta". Siempre los Católicos desde los primeros siglos se dirigían al Papa para que él dirimiera las cuestiones de Fe, cuando había dudas o disputas en algún tema teológico. ¿Por qué? Porque sabían, como dice el texto, que en Roma, en el Papa, es "donde la Fe no puede sufrir mengua", y no hacían distinciones: "ah, pero tiene que ser con Magisterio solemne, porque si no, se puede equivocar...". Volvemos a preguntar: ¿cómo sería posible lo que dice el texto si un Papa verdadero realmente pudiera caer en el error y enseñarlo a la Iglesia Universal?. 

               Veamos la fuerza del texto; repitámoslo: sabiendo plenísimamente que esta Sede de San Pedro permanece SIEMPRE intacta de todo error. Realmente, ¿cómo puede haber hoy en día obispos y sacerdotes tradicionales que leyendo esto, “permanece siempre intacta de todo error”, puedan decir que un Papa puede equivocarse al hablar a la Iglesia universal; cómo sería entonces verdad lo que dice el texto de que está siempre intacta de todo error?... O Pastor aeternus está equivocado y tienen razón los que nos dicen que un Papa verdadero puede enseñar errores y herejías a la Iglesia universal; o -lo que es más lógico- Pastor ætérnus está en lo correcto y los que se equivocan son los que nos dicen la falsedad de que un Papa sí puede inducir al error a toda la Iglesia.  

               Hay otro punto, relacionado sobre este tema, respecto al cual quisiéramos hacer una aclaración que nos parece importante. En toda esta cuestión de la infalibilidad se suele traer a colación a San Roberto Belarmino —y también a otros teólogos y Santos— que dicen que el Papa que cae en herejía pública y manifiesta, por ese mismo hecho, deja de ser Papa y cabeza de la Iglesia. Nosotros mismos en el pasado les hemos compartido y hablado de dichas citas; particularmente San Roberto Belarmino es el más nombrado al respecto.
 
              ¿Entonces qué pasó? ¿No estamos por tanto equivocados y un Papa verdadero entonces sí puede caer en herejías? La respuesta es, en realidad, muy sencilla. Cuando San Roberto y demás teólogos hablan sobre el supuesto de que un Papa dijera una herejía pública y manifiesta, siempre aclaran que se refieren en cuanto a doctor privado o persona particular. Esto es muy importante comprenderlo bien.
  
               En efecto, una cosa es que el Papa hable en cuanto Papa, en cuanto Sumo Pontífice, en cuanto Pastor y maestro de todos los católicos, cumpliendo con su oficio público de Papa —como hace por ejemplo en las Encíclicas, Bulas, Constituciones y demás documentos oficiales de enseñanza—, y otra cosa es que hable en cuanto doctor privado o persona particular, por ejemplo en una conversación con alguien.
   
               En éste último supuesto es que San Roberto y los demás teólogos se han expresado, pues ellos sabían y tenían bien claro que el Papa, cuando cumple su oficio público de Pastor y Maestro de todos los católicos, no puede enseñar ningún error sobre la Fe y las Costumbres porque precisamente eso está amparado por la infalibilidad.

               ...un extracto de una Encíclica de Pío IX, llamada Quæ in Patriarchatu, que va contra de los que dicen reconocer a los falsos Papas como verdaderas autoridades y resistir, sin embargo, todas su directivas, negándoles la sujeción y obediencia debidas a la autoridad: "¿Qué tiene de bueno proclamar en alto el Dogma de la supremacía de San Pedro y sus sucesores? ¿De qué sirve repetir una y otra vez declaraciones de Fe en la Iglesia Católica y de obediencia a la Sede Apostólica cuando las acciones contradicen estas hermosas palabras?. Es más, ¿no es acaso la rebelión mucho más inexcusable por el hecho de que la obediencia es reconocida como una obligación? ¿(…) es suficiente estar en Comunión de Fe con esta Sede sin añadir la sumisión de la obediencia -cosa que no puede ser mantenida sin dañar la Fe Católica-?". (Septiembre de 1876)

               ...¿de qué les sirve, como dice, vivir haciendo declaraciones de Fe y de obediencia cuando su obrar dice todo lo contrario; cuando, desobedeciendo a los que ellos mismos dicen que son la autoridad, hacen todo un apostolado paralelo, una iglesia paralela, en contra de la voluntad de la “autoridad” a la que supuestamente reconocen?

               ...tengamos bien claro lo siguiente: un verdadero y legítimo Papa no puede nunca enseñar errores a la Iglesia universal en materia de Fe y costumbres; ello iría directamente contra el Dogma definido por Pío IX. 
    
               También tengamos bien claro que esto se aplica no sólo al Magisterio Solemne o extraordinario del Papa, sino también a su Magisterio Ordinario o habitual, sean Encíclicas, Bulas, Constituciones, etc.
 
               Dicho sea de paso, gracias a este Dogma es que podemos discernir claramente y sin temor a equivocarnos que los “Papas” (entre comillas) del Concilio Vaticano II han sido falsos Papas, usurpadores, porque públicamente y en documentos oficiales han enseñado y siguen enseñando errores contra la Fe y la moral Católicas; el escándalo más reciente en ese sentido siendo el documento de Francisco que salió hace algo más de un mes, en el que se permite a los sacerdotes ¡bendecir a parejas homosexuales!. ¡Qué más queremos!. Si Francisco fuera verdadero Papa, eso hubiera sido imposible, porque la infalibilidad no lo hubiera permitido.
    
               Encomendémonos a la Santísima Virgen María y pidámosle a ella que nos ayude en estos tiempos a afianzarnos en esta Verdad de la Fe Católica y a perseverar en ella, y que a todos los que están equivocados en este punto tan importante les dé luz para corregirse.


Extractos del Sermón del Padre Pío Vázquez,
en el Primer Domingo de Cuaresma, 18 de Febrero de 2024




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