miércoles, 15 de mayo de 2024

LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD. DÍA 15º

 

...el amor humano comparado con 
el divino se puede llamar sombras, 
pinceladas, átomos de amor...


               Durante el Mes de María procuraré compartir a diario (si Dios quiere) unas meditaciones extraídas del libro "La Virgen María en el Reino de la Divina Voluntad", de la mística italiana Luisa Piccarreta; advierto que cuando en el diálogo con la Madre de Dios encuentres que el interlocutor habla en femenino, no es porque este ejercicio esté destinado sólo a las mujeres, sino porque se refiere al alma, por lo que también un varón puede y debe practicarlo. 

               Estos escritos gozan de licencia eclesiástica, prueba de ello el “Nihil obstat”, que Monseñor Francesco M. Della Queva, Delegado del Arzobispo de Tarento (Apulia, Italia) concedió en la Fiesta de Cristo Rey de 1937. 

               Para obtener mejor provecho de esta lectura, procura recogerte en tu dormitorio o en un lugar discreto de la casa; sitúate ante una imagen de la Virgen que te inspire devoción, aunque se trate de una sencilla estampa; cierra los ojos y oídos corporales, eleva tu corazón al Cielo y busca en tu corazón la intimidad de hijo con Jesús Nuestro Señor y con la Celestial Madre. 

               Que la Santa Presencia de estos tus amores, Jesús y María, te acompañe a lo largo del día de hoy, y que Ellos sean siempre tu aliento y sostén en la lucha continua de la familia, del trabajo, de los problemas cotidianos...




Reza ahora, despacio y con devoción,
 tres Avemarías a Nuestra Santa Madre...


El alma a su Mamá celestial: 

               Mamá Santa, hoy más que nunca siento la necesidad de estarme estrechada entre los brazos de mi Mamá, a fin de que aquel Divino Querer que reina en Ti, forme el dulce encanto a mi voluntad, para que la tenga encerrada y no se atreva a hacer cosas que no sean Voluntad de Dios. Tus lecciones de ayer me han hecho comprender la prisión en que pone a la pobre criatura la voluntad humana, y yo temo tanto que dé sus escapadas y tome su puesto de nuevo en mí, por eso me confío en mi Mamá, a fin de que me vigile tanto, que yo pueda estar segura de vivir siempre de Voluntad Divina. 

Lección de la Reina del Cielo: 

               Vamos hija Mía, ánimo y confianza en tu Mamá y propósito férreo de no dar jamás vida a tu voluntad. ¡Oh! cómo quisiera oír de tus labios: "Mamá mía, mi voluntad ha terminado, y todo el imperio lo tiene en Mí el Fiat Divino". Estas son las armas que la hacen estar muriendo continuamente, y vencen el corazón de tu Mamá para usar todas las artes amorosas de Madre, para que Su hija viva en el Reino de su Mamá. Para ti será dulce muerte, que te dará la verdadera vida, y para Mí será la más bella de las victorias que haré en el Reino de la Divina Voluntad, por eso confianza y ánimo en Mí, la desconfianza es de los viles y de aquellos que no están verdaderamente decididos a obtener la victoria, y por eso están siempre sin armas, y sin armas no se vence y se es siempre intermitente y vacilante en hacer el bien. 

               Ahora hija mía escúchame, Yo continuaba Mi vida en el Templo y Mis escapadas para allá arriba, a Mi Patria Celestial; Yo tenía Mis derechos de hija de hacer Mis pequeñas visitas a Mi Familia Divina, que más que Padre me pertenecía, pero cual no fue Mi sorpresa cuando en una de estas visitas Mías Me hicieron conocer que era Voluntad de ellos que saliera del Templo, uniéndome con el vínculo de esponsalicio según el uso externo de aquellos tiempos, con un hombre santo llamado José, y retirarme junto con él a vivir en la casa de Nazaret. 

              Hija mía, en este momento de Mi vida, aparentemente parecía que Dios quería ponerme en prueba y en riesgo. Yo no había amado jamás a ninguno en el mundo, y como la Voluntad Divina tenía su extensión en todo Mi Ser, Mi voluntad humana no tuvo jamás un acto de vida, por eso en Mí faltaba el germen del amor humano, ¿cómo podía amar a un hombre, por cuan santo fuera, en el orden humano?. Es verdad que Yo amaba a todos, y era tanto el amor hacia todos, que Mi amor de Madre Me los había escrito con caracteres imborrables de fuego, uno por uno en Mi materno Corazón, pero esto era todo en el orden del Amor Divino, porque el amor humano comparado con el divino se puede llamar sombras, pinceladas, átomos de amor. 

               Sin embargo hija querida, lo que aparentemente parecía riesgo y como extraño a la Santidad de Mi vida, Dios se sirvió de ello admirablemente para cumplir Sus designios y concederme la gracia que Yo tanto suspiraba, esto es, que descendiera el Verbo a la tierra. Dios Me daba la salvaguarda, la defensa, la ayuda, a fin de que ninguno pudiera murmurar de Mí, sobre Mi honestidad, San José debía ser el cooperador, el tutor que debía tomar el interés de aquel poco de humano que se necesitaba, y la sombra de la Paternidad Celestial, en la cual debía ser formada nuestra pequeña familia celestial sobre la tierra. 

               Entonces, a pesar de mi sorpresa, rápidamente dije Fiat, sabiendo que la Divina Voluntad no me habría hecho mal, ni perjudicado Mi Santidad. ¡Oh! si hubiera querido poner un acto Mi voluntad humana, aun bajo el aspecto de no querer conocer hombre, habría mandado a la ruina los planes de la Venida del Verbo sobre la tierra. Así que no es la diversidad de los estados la que perjudica a la Santidad, sino la falta de la Divina Voluntad y el no cumplimiento de los propios deberes en el estado en el cual Dios llama a la criatura, todos los estados son santos, también el matrimonio, con tal que dentro esté la Divina Voluntad y el sacrificio exigido de los propios deberes, pero la mayor parte son indolentes y perezosos, y no sólo no se hacen santos, sino que forman del estado de cada uno, quién un Purgatorio y quién un Infierno. 

               Por eso en cuanto conocí que debía salir del Templo, Yo no hice movimiento alguno, esperando que Dios mismo moviera las circunstancias externas para hacerme cumplir Su adorable Voluntad, como de hecho sucedió. Los Superiores del Templo Me llamaron y Me dijeron que era su voluntad, y también la costumbre de aquellos tiempos, el que Yo debía prepararme al casamiento; Yo acepté. Milagrosamente la selección entre tantos, cayó sobre San José, y así se formó el esponsalicio y salí del templo. Por eso te ruego hija de Mi Corazón, que en todas las cosas, lo que más te importe sea sólo la Divina Voluntad, si quieres que los designios divinos se cumplan sobre ti. 

El alma: 

               Celestial Reina, Tu hija se confía a Ti, con mi confianza quiero herirte el Corazón, y esta herida diga siempre en Tu materno corazón: "¡Fiat! ¡Fiat! ¡Fiat!" Te pide siempre tu pequeña hija. 

Florecita: 

               Hoy para honrarme vendrás sobre Mis rodillas y recitarás 15 Gloria Patri para agradecer al Señor por todas las gracias que Me concedió hasta el quinceavo año de Mi vida, especialmente porque Me dio por compañía un hombre tan Santo, como era San José. 

Jaculatoria: 

               Reina poderosa, dame las armas para hacer guerra y vencer a la Voluntad de Dios.



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