Santa Teresa de Jesús
Fue durante el Jubileo del Año Santo de 1925, que el Papa Pío XI instituyó esta Fiesta para toda la Iglesia Universal. El título y poder de Rey pertenecen en derecho propio a Nuestro Señor Jesucristo, como Dios y como hombre; es también Rey por derecho de conquista en cuanto es el libertador de toda la humanidad redimida con Su Sangre según se canta en el Introito de la Misa de hoy; más como explica el Evangelio, Su Reino no es de este mundo, sino de las almas en las cuales Él estableció el Reino de Dios.
Además, Jesucristo, como Dios, tiene soberanía sobre todas las cosas, que fueron precisamente creadas por el Verbo Eterno, la tiene sobre los Estados que han de regirse por las Leyes del que es Rey de reyes.
La Fiesta de su Realeza se celebra el Domingo último de Octubre, antes de la Fiesta de los Cortesanos de Su Gloria, que son todos los Santos.
"Y así, mientras los hombres y las naciones, alejados de Dios, corren a la ruina y a la muerte por entre incendios de odios y luchas fratricidas, la Iglesia de Dios, sin dejar nunca de ofrecer a los hombres el sustento espiritual, engendra y forma nuevas generaciones de Santos para Cristo, el cual no cesa de levantar hasta la eterna bienaventuranza del reino celestial a cuantos le obedecieron y sirvieron fidelísimamente en el reino de la tierra...
...es evidente que también en sentido propio y estricto le pertenece a Jesucristo como hombre el título y la potestad de Rey; pues sólo en cuanto hombre se dice de Él que recibió del Padre la Potestad, el Honor y el Reino; porque como Verbo de Dios, cuya sustancia es idéntica a la del Padre, no puede menos de tener común con él lo que es propio de la divinidad y, por tanto, poseer también como el Padre el mismo imperio supremo y absolutísimo sobre todas las criaturas...
Además, para condenar y reparar de alguna manera esta pública Apostasía, producida, con tanto daño de la sociedad, por el laicismo, ¿no parece que debe ayudar grandemente la celebración anual de la Fiesta de Cristo Rey entre todas las gentes?.
En verdad: cuanto más se oprime con indigno silencio el Nombre suavísimo de Nuestro Redentor, en las reuniones internacionales y en los Parlamentos, tanto más alto hay que gritarlo y con mayor publicidad hay que afirmar los Derechos de Su Real Dignidad y Potestad."
Extractos de la Encíclica "Quas primas" del Papa Pío XI
al Sacratísimo Corazón de Jesús
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