San Juan María Vianney nació en Dardilly, cerca de Lyon, el 8 de
Mayo de 1786. Muy joven todavía aprovechaba del trabajo de los campos o
de la guarda de las ovejas para pasar largas horas en el recogimiento y la
oración. Gustaba reunir junto a sí a los niños de su edad y les enseñaba a
amar a Dios y a rezar el rosario. Deseando ser sacerdote, fue conducido al
cura de Ecully para que le enseñara el latín. Pero como encontraba grandes
dificultades en el estudio, marchó en peregrinación a pedir a San Francisco
Regis, en Louvesc, la gracia de aprender lo suficiente para ser sacerdote.
Fue ordenado Sacerdote en 1815 y nombrado Vicario de Ecully.
Permaneció allí unos tres años viviendo en medio de una gran austeridad.
Luego fue nombrado párroco de Ars donde encontró a unos vecinos poco
cristianos a los que pronto convirtió, tanto por su caridad y penitencias heroicas, como por su predicación. El Demonio, envidioso de semejante resultado,
le persiguió de mil maneras. Pronto acudieron de todas partes a su
confesonario muchedumbres de gentes que venían a buscar junto a él la luz
de la gracia de la conversión.
Acabado por las fatigas murió el 4 de Agosto de 1859 a la edad de 73 años.
El Papa San Pío X le beatificó en 1905 y le nombró Patrono de todos los Sacerdotes
de Francia que tienen el cuidado de las almas; el Papa Pío XI le canonizó el 31 de
Mayo de 1925, por lo que el próximo año, celebraremos el Centenario de su elevación a los altares.
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