sábado, 11 de febrero de 2023

EL MENSAJE DE LA VIRGEN EN LOURDES

 


               Todo sucedió a principios de 1858 en la gruta de Massabielle en Lourdes, Francia. Allí, a los pies de los Pirineos, una joven llamada María Bernadette Soubirous presenció dieciocho Apariciones de la Virgen. 

                Bernadette tenía 14 años y creció en el seno de una familia pobre y analfabeta. Un día estaba con su hermana y una amiga recogiendo leña en el campo y entonces ocurrió: una ráfaga de viento dio paso a la primera Aparición de la Virgen María. La joven declaró que: “Vi a una Señora vestida de blanco: llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie”.

               Al llegar a casa Bernadette se lo contó a sus padres y estos le prohibieron acercarse a ese lugar. Bernardita sentía una fuerza interior que la empujaba a volver a la gruta y tras su enorme insistencia la dejaron regresar al punto donde había sucedido el primer encuentro. Entonces, como ocurrió la vez anterior, vio aparecer de nuevo a la Virgen. Bernadette le echó agua bendita y la Señora sonrió e inclinó la cabeza. Al terminar de rezar el Rosario, la Señora desapareció.

               En la tercera Aparición, la niña habló con María en gascón, un dialecto occitano que se usaba en la zona. Entonces la Virgen le pidió lo siguiente: “¿Me haría Usted el favor de venir aquí durante quince días?”. Bernadette le prometió que lo haría, y a su vez, la Virgen María le dijo que le prometía hacerla feliz en el otro mundo.

               La Virgen siguió apareciéndose a Bernadette en sucesivas ocasiones. Poco a poco el Mensaje fue tomando cuerpo: invitación a la penitencia y a la oración por los pecadores, invitación a vivir una pobreza más evangélica, solicitud de que se hicieran procesiones a la gruta y que construyeran una capilla en ese lugar.  Además, la Virgen le mando excavar en la tierra y de allí surgió un manantial. Una fuente hasta la que peregrinan los Fieles y que ha sido testigo de numerosos milagros como la curación de enfermedades terminales.

               En 1874 el Papa Pío IX concedió al Santuario el título de Basílica y en 1876 coronó la estatua de la Virgen. Toca AQUÍ para leer un relato pormenorizado de las Apariciones de Lourdes.





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