lunes, 15 de julio de 2024

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN Y SU BENDITO ESCAPULARIO. DÍA 15º "LA REINA DE LOS MARES PROTEGE AL MISIONERO Y ACOMPAÑANTE"

 



ORACIONES INICIALES

               Por la señal de la Santa Cruz  de nuestros enemigos  líbranos Señor  Dios Nuestro.

               En el Nombre del Padre, del Hijo  y del Espíritu Santo. Amén.

               ¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Tú, que miras con ojos de particular bondad al que viste Tu Bendito Escapulario, mírame benignamente y cúbreme con el manto de Tu maternal protección. Fortalece mi flaqueza con Tu Poder, ilumina las tinieblas de mi entendimiento con Tu Sabiduría, aumenta en mí la Fe, la Esperanza y la Caridad. Adorna mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de Tu Divino Hijo y de Ti. Asísteme en vida, consuélame cuando muera en Tu amabilísima presencia, y preséntame a la Augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto Tuyo, para alabarte eternamente y bendecirte en el Paraíso. Amén.


PARA MEDITAR HOY

               Corrían los turbulentos días del mes de Septiembre de 1957, en el que los frescos vientos del sur convierten el Golfo de Urabá (Colombia), en un verdadero rincón del diablo, como lo llaman los veteranos marinos del lugar. 

               Veníamos -cuenta el misionero- de la larga jornada en la pequeña lancha misional, cuando nos sobrevino una gran tormenta. El indio acompañante y yo, con todo el corazón, pedimos a la Santísima Virgen del Carmen nos protegiera en aquella hora aciaga. Me parece que estoy todavía viendo al pobre indio, temblando de miedo, decir, con voz entrecortada, estas bellas palabras que jamás olvidaré: -"¡Madre mía del Carmen, sálvanos, líbranos, Madre querida!". En su pecho moreno flotaba airosa la hermosa librea de salvación: el Santo Escapulario. 

               Huíamos en retirada, dejando atrás el monstruoso enemigo con ansias de lanzarnos a los profundos abismos. ¡Aquellas olas parecían montañas! Y nosotros navegábamos plácidamente en aguas tranquilas como por encanto. Digo yo, ¿quién nos protegió en aquel terrible peligro?. ¡No hay duda de que fue la Reina de los Mares, la Virgen del Carmen!. Esta Madre amorosa nos cubrió con Su Manto hasta que llegamos al puerto de Titumate sin novedad. Aquí dormimos a bordo tranquilamente, y con el alba emprendimos el viaje de regreso, disfrutando de una mar tranquila y de bellísimo cielo sin nubes.


"Prodigios del Escapulario
por el Padre Rafael María López-Melús, O. Carm.


ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
para pedir Su protección a través
del Bendito Escapulario




Reza ahora, despacio y con piedad TRES AVEMARÍAS
a Nuestra Santa Madre la Virgen del Carmen

JACULATORIA
para repetir con frecuencia hoy

Dulce Reina del Carmelo, si muero amándote a Ti,
qué pronto llegaré al Cielo, qué dulce será el morir.


               Terminamos este Ejercicio signándonos en el Nombre del Padre, del Hijo  y del Espíritu Santo. Amén. 



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