"El Santo Cura de Ars ha brotado de la tierra de un hogar labrado y sostenido con la hospitalidad generosa de sus padres para con los peregrinos, con la fortificante austeridad del pan ganado con el sudor de cada día y con la oración en familia y con la silenciosa y fecunda práctica de las virtudes domésticas, y tiene por cultivador el celo de apóstol y el ejemplo de cura cabal del Sacerdote Balley, y por tutor, que le impide ladearse y crecer torcido, el amor, transformado en pasión obsesionante y triunfador de imposibles, por su vocación sacerdotal y su hambre de salvar almas. Hecho Sacerdote, su oración interminable ante el Sagrario, en la que, hablando con Dios, aprenderá a hablar con los hombres, su Misa de cada mañana, en la que aprenderá a vivir en cruz cada día y su obediencia rendida a su Prelado en cuanto le mande o pida, darán la última mano para hacer del hijo de los cristianos labriegos Vianney el Cura Santo de Ars..."
Obispo Manuel González, en el prólogo del libro
"El Cura de Ars", del Padre Francis Trochu
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