"He aquí que Tú eres dichosa entre las mujeres, íntegra entre las recién paridas, Señora entre las doncellas, Reina entre las hermanas. He aquí que desde ese momento Te dicen feliz todas las gentes, Te conocieron feliz las celestes Virtudes, Te adivinaron feliz los Profetas todos y celebran Tu felicidad todas las naciones. Dichosa Tú para mi fe, dichosa Tú para mi alma, dichosa Tú para mi amor, dichosa Tú para mis predicciones y predicaciones.
Te predicaré cuanto debes ser predicada, Te amaré cuanto debes ser amada, Te alabaré cuanto debes ser alabada, Te serviré cuanto hay que servir a Tu Gloria. Tú, al recibir sólo a Dios, eres posterior al Hijo de Dios; Tú, al engendrar a un tiempo a Dios y al hombre, eres antes que el hombre hijo, al cual, al recibirle solamente al venir, recibiste a Dios por huésped, y al concebirle tuviste por morador, al mismo tiempo, al hombre y a Dios.
En el pasado eres limpia para Dios, en el presente tuviste en Ti al hombre y a Dios, en el futuro serías Madre del hombre y de Dios; alegre por Tu Concepción y Tu virginidad, contenta por Tu descendencia y por Tu pureza y fiel a Tu Hijo y a Tu Esposo. Conservas la fidelidad a Tu Hijo, de modo que ni Él mismo tenga quien le engendre; y de tal modo conservas fidelidad a Tu esposo, que Él mismo Te conozca como Madre sin concurso de varón.
Tanto eres digna de Gloria en Tu Hijo cuanto desconoces todo concurso de varón, habiendo sabido lo que debías conocer, docta en lo que debías creer, cierta en lo que debías esperar y confirmada en lo que tendrías sin pérdida alguna. Amén".
San Ildefonso de Toledo
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