viernes, 10 de enero de 2025

SÓLO SU MISERICORDIA HA OBRADO TODO



               Me encuentro en un momento de mi existencia en el que puedo echar una mirada hacia el pasado; mi alma ha madurado en el crisol de las pruebas exteriores e interiores. Ahora, como la flor fortalecida por la tormenta, levanto la cabeza y veo que en mí se hacen realidad las palabras del salmo XXII: «El Señor es mi Pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas... Aunque camine por cañadas oscuras, ningún mal temeré, ¡porque Tú, Señor, vas conmigo!» Conmigo el Señor ha sido siempre compasivo y misericordioso..., lento a la ira y rico en clemencia... (Salmo CII, v. 8). 

               Por eso, Madre, vengo feliz a cantar a tu lado las misericordias del Señor... Para ti sola voy a escribir la historia de la florecita cortada por Jesús. Por eso, te hablaré con confianza total, sin preocuparme ni del estilo ni de las numerosas digresiones que pueda hacer. Un corazón de madre comprende siempre a su hijo, aun cuando no sepa más que balbucir. Por eso, estoy segura de que voy a ser comprendida y hasta adivinada por ti, que modelaste mi corazón y que se lo ofreciste a Jesús... Me parece que si una florecilla pudiera hablar, diría simplemente lo que Dios ha hecho por ella, sin tratar de ocultar los regalos que él le ha hecho. No diría, so pretexto de falsa humildad, que es fea y sin perfume, que el sol le ha robado su esplendor y que las tormentas han tronchado su tallo, cuando está íntimamente convencida de todo lo contrario. 

               La flor que va a contar su historia se alegra de poder pregonar las delicadezas totalmente gratuitas de Jesús. Reconoce que en ella no había nada capaz de atraer Sus miradas divinas, y que sólo Su Misericordia ha obrado todo lo bueno que hay en ella... 

               Él la hizo nacer en una tierra santa e impregnada toda ella como de un perfume virginal. Él hizo que la precedieran ocho lirios deslumbrantes de blancura. Él, en Su Amor, quiso preservar a Su florecita del aliento envenenado del mundo; y apenas empezaba a entreabrirse su corola, este Divino Salvador la trasplantó a la montaña del Carmelo, donde los dos lirios que la habían rodeado de cariño y acunado dulcemente en la primavera de su vida expandían ya su suave perfume... 

               Siete años han pasado desde que la florecilla echó raíces en el Jardín del Esposo de las Vírgenes, y ahora tres lirios -contándola a ella- cimbrean allí sus corolas perfumadas; un poco más lejos, otro lirio se está abriendo bajo la mirada de Jesús. Y los dos tallos benditos de los que brotaron estas flores están ya reunidos para siempre en la Patria Celestial... Allí se han encontrado con los otros cuatro lirios que no llegaron a abrir sus corolas en la tierra... ¡Ojalá Jesús tenga a bien no dejar por mucho tiempo en tierra extraña a las flores que aún quedan el destierro! ¡Ojalá que pronto el ramo de lirios se vea completo en el Cielo! (1)


"Historia de un alma", autobiografía de Santa Teresita 
del Niño Jesús y de la Santa Faz



NOTA

               1 Toda la familia de Teresita: en ese momento, "tres lirios" en el Carmelo"otro lirio(Leonia) en la Visitación"los dos tallos benditos(sus padres), que se han encontrado ya con "los cuatro lirios", los hermanos muertos en temprana edad.





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