"JUANDIEGUITO... el más querido de Mis hijos..." así le dijo Nuestra Señora al humilde indio Católico; español, de raza, hijo de la Iglesia y vidente de la Emperatriz de Hispanoamérica. Jamás otra Aparición Mariana provocó tantos millones de conversiones a la Fe. Juan Diego del Tepeyac, que se enfrentó a la Autoridad Eclesiástica, porque tenía claro que aún siendo seglar, indio y pobre, era Católico y fiel siervo de María.
Que desde el Paraíso, junto a Nuestra Reina de Guadalupe, siga intercediendo por México y por España.
¡QUE VIVA LA GUADALUPANA!
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