martes, 14 de enero de 2020

INTIMIDAD CON CRISTO: Los atascos en la Vida Espiritual. Parte II


               A mi juicio, la manera de enfrentar este problema del atasco en la vida espiritual, es la fuente y la causa de un buen número de desesperaciones, grandes y pequeñas.

               Por desgracia, esos atascos son en el fondo, muchas veces, desesperados. Vieron lucir un ideal, no se elevaron hasta su nivel y perdieron las esperanzas. Lo quieran o no, lo confiesen o no a sí mismos, ésa es la realidad. Durante toda la vida arrastran aquella especie de tristeza de la estrella que vieron y ante la cual no pudieron actuar como deberían.




               La historia del joven rico del Evangelio se divide en dos períodos: antes y después del encuentro con Nuestro Señor. No hay vuelta de hoja. Aquel joven bueno se volvió un desesperanzado y probablemente cargó aquella falta de esperanza, aquella tristeza, durante toda su vida.

               El problema, por tanto es éste: ¿No habrá esperanza para esa gente?

                Hay una forma profundamente equivocada de ver a Dios, de considerar nuestras oraciones y los problemas de la Vida Espiritual. Contra esa visión, casi se podría decir pagana, que nos quita la esperanza, escribió San Alfonso en su libro "El Gran medio de la Oración".

               Consiste en lo siguiente: Dios Padre, así como la Virgen María, están inmóviles en Su Gloria, en la perenne felicidad de sus virtudes. Pero aquí abajo yo estoy arrastrándome por un valle de lágrimas. La Virgen ha conseguido para mí, que soy una persona completamente separada de Ella, las gracias suficientes para ser bueno. Me ha dado amigos, buenos libros, buenas inspiraciones. Mi Ángel de la Guarda ha actuado muchas veces junto a mí para que yo vea enteramente lo que debo y lo que no debo hacer. Pero yo, por una decisión libre, libérrima, llevado por una apego que conozco, he dicho: "¡No, no quiero y se acabó!". El resultado es que soy un derrotado.

               Si he sido dejado de lado, en virtud de una vida que no he pedido y de apegos que yo no he puesto en mí, y he terminado encontrándome en esta situación de desastre, en la cual no voy hacia delante y no hago las cosas que debería hacer, yo también saco mis conclusiones: "la Virgen está allí y yo aquí. Es posible que entre nosotros subsista un régimen de relaciones cordiales, es posible que le rece a Ella, es posible que Ella me haga algún pequeño favor. Pero en relación a Ella, yo estoy quejoso y Ella también lo está en relación a mí."

                En el subconsciente de los que adoptan ese modo de ver las cosas hay un estado de espíritu, y ese estado de espíritu es el de la desesperación.

               El mismo San Alfonso de Ligorio dice, con razón, que la desesperación de sentirse atascado lleva a un gran número de almas al infierno. ¿Por qué? Porque a esas almas no se les ha enseñado cuál es el gran modo de desatacarse.

               En su libro, el Santo Doctor pone esa gran esperanza delante de nosotros. Si acompañamos estas exposiciones veremos que se trata de una esperanza enorme, como la que tuvieron los pastores en la Noche de Navidad.

               Leyendo una biografía de Santo Tomás encontré en ella, precediendo a un comentario del Santo, una definición, que conocía confusamente, diferenciando el caos del cosmos.

               El caos es un conjunto desordenado de elementos heterogéneos, dispares entre sí. El cosmos es un conjunto de elementos ordenados, donde todo engrana, se encaja entre sí.

               Ahora bien, Dios no hizo de la Creación un caos, sino un cosmos, y una de sus leyes fundamentales es ésta: que todos los seres que están en la Creación han de ayudarse los unos a los otros. No basta con que se con que se conozcan; han de estar todos ordenados hacia Dios, ayudándose mutuamente. Por más increíble que parezca, esa ley va tan lejos que hasta el propio Dios quiere que los hombres le ayuden.

(Continuará...)


Doctor Plinio Corrêa de Oliveira 
Comentarios al Libro "El gran medio de la Oración", 
de San Alfonso María de Ligorio




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