Poco antes de estallar la Gran Guerra, el Papa Sarto, San Pío X, supo percibir los males que rondaban a la Iglesia; las semillas de las viejas herejías volvían a florecer en una Europa que se preparaba para un baño de sangre; el que fuera Patriarca de Venecia conocía bien de la existencia de sociedades secretas, en las que -tristemente- no faltaban sacerdotes e incluso altos prelados, que por ambición, poder o simplemente por odio a la Iglesia su Madre, no dudaron en coaligarse con el único fin de destruir la Santa Religión Católica en pro de una nueva religión donde el hombre y no Dios, sería el centro y donde su capricho y no la Ley del Todopoderoso, sería su norma.
Aquellas viejas aspiraciones, se encontraron de frente con el dique de la Doctrina y la Piedad de siempre; no obstante, tras la muerte del último Pontífice Católico, Angelo Roncalli usurpa el Trono de San Pedro y convoca el "Concilio Vaticano II", donde los herejes que ayer fueron excomulgados, serían ahora encumbrados y propuestos como maestros de la neo religión del Vaticano...
"Pero con no menor severidad y dolor Nos vemos obligados a denunciar y reprimir otro género de guerra, interna y doméstica, pero tanto mas funesta, cuanto que se lleva a cabo más solapadamente. Esta guerra, movida por algunos hijos desnaturalizados, que viven en el seno de la Iglesia para desgarrarlo sigilosamente, se dirige en primer término a la raíz, al alma de la Iglesia; TRATA DE ENTURBIAR LOS MANANTIALES DE LA PIEDAD y de la vida cristianas, de ENVENENAR LAS FUENTES DE LA DOCTRINA, de DISIPAR EL SAGRADO DEPÓSITO DE LA FE, de conmover LOS MISMOS FUNDAMENTOS DE LA INSTITUCIÓN
...Pretende dar nueva forma a la Iglesia, prescribirle nuevas leyes y nuevos derechos, según lo exigen los monstruosos sistemas ellos sostienen; en suma, QUIEREN DEFORMAR TODA LA BELLEZA DE LA ESPOSA DE CRISTO, movidos por el vano resplandor de una nueva cultura, a la que falsamente se da el título de ciencia, y sobre la cual nos previene muchas veces el Apóstol con estas palabras: "Mirad nadie os engañe con una filosofía sin sustancia y capciosa, según los principios humanos y mundanos, y no según Cristo" (San Pablo a los Colosenses, cap. 2, vers. 8)."
"Por otra parte, esta mortal corrupción, tomó el nombre de "Modernismo", debido a su morboso afán de novedad, aunque denunciada muchas veces y desenmascarada por los mismos excesos de sus fautores no deja de ser un mal gravísimo y profundo para la república cristiana. Se oculta el veneno en las venas y en las entrañas de nuestra sociedad que se apartó de Cristo y de la Iglesia, y "como un cáncer", va carcomiendo las nuevas generaciones, más inexpertas y más audaces.
No se debe ciertamente esta manera de proceder a los estudios profundos y a la verdadera ciencia, pues es evidente que entre la Fe y la razón no puede existir contradicción alguna; sino que ello se debe al orgullo de su entendimiento y a la atmósfera malsana que se respira en todas partes, de ignorancia o de conocimiento confuso y erróneo de cosas de la Religión, unido a la vanidosa presunción de hablar y discutir de todo.
Esta peste malsana es fomentada por el espíritu de incredulidad y rebelión contra Dios, de tal manera que los que son arrastrados por este ciego frenesí de novedad, creen fácilmente que se bastan a sí mismos, y que pueden prescindir, abierta o hipócritamente, del yugo de la Divina Autoridad, y crearse una religión que se mantenga dentro del derecho natural, y que se acomode al carácter y manera de ser individuales, la cual toma las apariencias y nombre del cristianismo, pero en realidad se halla muy alejada de vida y de su verdad."
COMMUNIUM RERUM
Extractos de la Carta Encíclica de San Pío X,
con motivo del Jubileo Sacerdotal del Papa,
21 de Abril de 1909
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