Tal como hoy acontece a partir del Concilio Vaticano II, ni más ni menos, la Iglesia Verdadera está dispersa, reducida a un pequeño rebaño fiel a la Tradición, la Jerarquía oficial blasfema bajo la apariencia de religión pero nadie puede enfrentarlos pues hablan como la Iglesia Católica, utilizan su máscara y excomulgan a los pocos Obispos fieles que cometieron el ‘error’ de resistirlos, tal fue el caso de Mons. Lefebvre y de Mons. de Castro Mayer.
Muchos buenos fieles por esta excomunión inválida (nula de todo derecho, pues la Tradición no se puede excomulgar, so pena de ser cismático y herético) se alejaron quedando confundidos, atemorizados y vencidos: «Los que se creían todavía buenos, ya han sido vencidos de todo el grupo que puede ser vencido; y como viven en la ceguera de la ignorancia, dicen ya que la luz y las tinieblas son una misma cosa; es decir, piensan que la Iglesia y la Sinagoga gozan de la misma gozan de la misma vida, porque ya claramente engañados e ignorados e incorporados a la Bestia, caminan en las tinieblas».(1)
Exactamente como está pasando hoy con el ecumenismo que a todos engaña e incorpora, diciendo por ejemplo, que los judíos son nuestros hermanos mayores en la fe, cuando en realidad tienen por padre a Satanás (como Nuestro Señor Jesucristo se lo dijo) y esperan al Anticristo pues: «los judíos prisioneros en los lazos de su error, en lugar de a Cristo, esperan al Anticristo»(2)
Padre Basilio Méramo
"Serán verdaderos Discípulos de Jesucristo. Caminarán sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, y enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al santo Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas; sin perdonar, ni escuchar, ni temer a ningún mortal por poderoso que sea.
Llevarán en la boca la espada de dos filos de la Palabra de Dios; sobre sus hombros, el estandarte ensangrentado de la cruz; en la mano derecha, el crucifijo; el rosario en la izquierda⁵⁰; los sagrados nombres de Jesús y de María en el corazón, y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.
Tales serán los grandes hombres que vendrán y a quienes María formará por orden del Altísimo para extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y mahometanos." (3)
NOTAS
1- Beato de Liébana, Obras Completas, Ed. B.A.C. Madrid Ed. B.A.C. Madrid 1995.
2- Ibídem.
3- San Luis María Grignión de Montfort, Tratado de la Verdadera Devoción
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