jueves, 14 de diciembre de 2023

TODO LO DESPRECIO POR VUESTRO AMOR, de las Revelaciones al Hno. Estanislao José



               En unos ejercicios espirituales que hizo al finalizar su permanencia en Bujedo, casa tan requerida para él y llena de tantos recuerdos, quiso aprovechar al máximum esta oportunidad que el Señor le brindaba. 

               "En el momento de empezarlos -escribe el Hermano Estanislao José- y después de rezar el Padre Director tres Avemarías en honor de la Virgen Santísima, oí un estrepitoso ruido que me hizo temblar y veo aparecer en nuestra hermosa capilla a multitud de demonios armados con toda clase de armas".

               Esto le alarmó mucho temiendo que el Demonio impidiese el fruto que él esperaba sacar, pero la Divina Madre que tantas veces se le había aparecido en este templo, le dijo: "No temas, tú eres la puerta de esta Casa y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. El Demonio está atado y nadie tiene permiso para soltarle, así que todo lo que hará es ruido. Te aseguro que todos sacarán mucho provecho de estos ejercicios, y sobre todo tú". 

               "A mis ojos me presentan -continúa narrando el Hermano Estanislao José- dos tronos ricamente adornados y veo colocarse en ellos a Jesús y María, pero yo estaba muy lejos y Ellos muy altos, y oigo una voz que me dice, al ver que yo me disponía a subir: 

               -Pero ¿no ves que está lleno de punzantes espinas y te van a herir?. 

               Yo le contesté: -No importa, subiré. 

               -¿En qué confías para llegar hasta arriba? 

               -En la humildad 

               -¿Sobre qué vas a descansar, cuando te canses? 

               -Sobre la humildad 

               -Y cuando tengas dificultades, ¿cómo las vencerás? 

               -Con la humildad 

               -Pero mira que no vas a poder subir… 

               Yo contesté: -Subiré, subiré, subiré aunque me cueste la vida del cuerpo; antes quiero verme crucificado que dejar de cumplir la Voluntad de Dios; y antes quiero estar penando eternamente por Su Amor, que dejar frustrados los deseos de mi Rey Jesús. Nada en este mundo es difícil para el que se ha entregado a Jesús. ¡Subiré!

               -Pero yo te lo impediré siempre. 

               -Tú eres un perro atado. Mi alma está firme y fundada en Cristo. "Ni la muerte, ni la vida, ni el cuchillo, ni la espada, ni nada de este mundo podrá separarme del amor de Cristo…" (Aquí termina de escribir el primer día… y no termina el desenlace. ¿Subió? ¿Le sentaron en el trono de en medio?

                "A la mañana siguiente al levantarme -sigue escribiendo el Hermano Estanislao José- se me presenta la Madre para confortarme, pues el Demonio viene furioso con intención de matarme. Yo me arrojé en los brazos de mi Madre que me recibió con cariño. Empezó a descubrirme secretos y a infundirme valor para la lucha. 

               La Santa Madre me preguntó: "Hijo mío, ¿Me amas mucho?" "Madre -le dije- os amo tanto que, si es vuestra voluntad, estaría sufriendo eternamente por vuestras intenciones. Quiero verme crucificado antes que dejar de cumplir vuestra voluntad, bien sabéis que soy vuestra víctima, que todo lo desprecio por vuestro amor, mirando a todas las cosas como basura". 

               Me dice la Virgen: "Pues bien, hijo Mío, ahora sólo te pido una cosa, y es FIDELIDAD". "Madre -le contesté- eso es precisamente lo que yo deseo pediros; ésta es para mí la virtud más importante, y es por la que tengo miedo; pero bien sabéis que deseo la muerte y sufrir cualquier cosa antes que seros infiel. ¡Madre! Quiero ser muy fiel, quiero ser muy humilde. ¡Madre! ¡Quiero verme en el peor suplicio antes que faltar a mis promesas!..." 

               Se me presenta uno de estos días el Santo Fundador muy cariñoso y me dice: "Ya has visto que lo que Jesús y María quieren y esperan de ti es que seas humilde, muy regular y prudente", y me presenta la Santa Regla y me hace ver lo que le costó escribirla. "No debes contentarte con observarla tú, es menester que pidas y trabajes para que todos la cumplan. Cuando se guarde bien la Regla habrá Santos, habrá Apóstoles. Yo le prometí, no sólo amar la Regla, respetarla y guardarla como el avaro guarda sus riquezas, sino que trabajaré para que todos sean observantes. San Juan Bautista de La Salle me abrazó, y yo le dije que, para mí, en adelante tendré como cosa grave, la violación de la menor prescripción regular, y que estoy dispuesto a dejarme crucificar antes que faltar deliberadamente a la Regla de nuestro amado Instituto. "La Regla es el camino, la Regla es la perfección, la Regla es la santidad. Déjalo escrito, díselo a todos. Lo que santifica al hombre es el deber cumplido por Amor de Dios; el deber del religioso es la Santa Regla". 


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