viernes, 24 de enero de 2020

"EL AMOR DE NADA NECESITA..."


              

               Sor Benigna Consolata Ferrero entró en la Historia de la Mística Católica por ser un alma confidente del Divino Corazón de Jesús, gracia muy especial de la que han gozado sólo pocos Santos. Desde el anonimato de la clausura, escribía cuanto le dictaba el Sagrado Corazón de Jesús, como lo hiciera el Señor con Santa Gertrudis, de modo semejante a Santa Margarita María de Alacoque y como volverá a pasar con Sor Josefa Menéndez.


De los Dictados de Jesús 
a Sor Benigna Consolata


               "Cuando un alma se arrepiente, cuando detesta el pecado que tuvo la desgracia de cometer, cuando lo llora de todo corazón, ¿me creerás tan duro que no lo olvide? No conocerías Mi Corazón si lo juzgases así. Mi Amante Corazón tiene tal hambre y sed de los pobres pecadores, que cuando un alma empieza a volverse a Dios, ya Mi Corazón no se puede contener y corre a su encuentro..."

               "Has de saber para tu bien y para el de otras muchas almas que si se quiere obtener una virtud sólida, es preciso esperarla del Corazón de Jesús. Quien quiera la salvación, no tiene sino  que venir, a refugiarse en este Arca Bendita: desde aquí, se mira la tempestad, sin sentir sus sacudidas, sin amenazas de peligro. ¡Oh, esposa!, enseña a todos el lugar de refugio que has escogido para tu perpetua morada; haz la caridad de instruir también a los demás, a fin de que vengan a encontrarme. Yo tengo tesoros de gracias para todos: el que viene se los lleva." 

               "Escribe, ¡oh Benigna Mía!, apóstol de Mi Misericordia, que lo que más deseo es que las almas, sepan que Soy todo Amor, y que la mayor ofensa que pueden hacer a Mi Corazón, es dudar de Su Bondad. Mi Corazón no sólo se compadece, sino que se regocija cuando halla mucha materia, en que ejercer Su Reparación, con tal que no vea malicia; ¡si supieras, lo que haría Yo en un alma aunque estuviese llena de miserias,si ella me dejase obrar!.

               "El Amor de nada necesita; sólo desea no encontrar resistencia; y frecuentemente lo que exijo de un alma a la que quiero hacer muy santa, es que me deje obrar en ella. Las imperfecciones del alma, cuando no son consentidas, no Me disgustan, sino que atraen la compasión de Mi Corazón. ¡Amo tanto a las almas! Las imperfecciones deben servir al alma como de escalones para subir hasta Mí, por medio de la humildad, la confianza y el amor. Me inclino hacia el alma que se humilla, voy a buscarla en su nada para unirla Conmigo."






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