sábado, 11 de agosto de 2018

SANTA FILOMENA, la Princesa Mártir por Cristo

                 


               Algunos datos sobre el culto y la devoción de una Mártir olvidada...

                Santa Filomena fue una joven martirizada en la época del Emperador Diocleciano (284-305) que durmió en el olvido de la Historia hasta el hallazgo de sus restos mortales el 24 de Mayo de 1802. Ocurrió en el día de María Auxiliadora, durante una excavación ordenada por el entonces Papa Pío VII en la Catacumba de Santa Priscilla, en la Vía Salaria.

               En una tumba habían tres losas juntas que cerraban la entrada y en ellas había una inscripción que rezaba LUMENA PAXTE CUM FI que estaba rodeada de símbolos que aludían al martirio y a la virginidad de la persona ahí enterrada. Los símbolos eran: ancla, tres flechas, una palma y una flor.

               Se entiende que estas losas pueden haber sido puestas, en el orden incorrecto, debido a la prisa o al poco conocimiento del latín del obrero. Por lo tanto, la inscripción correctamente puesta se leería: PAX TECUM FILUMENA que se traducen en "La Paz sea contigo Filomena"

                Al abrir la tumba descubrieron un pequeño esqueleto, en el que se apreciaba que el cuerpo había sido traspasado por flechas. Al examinar los restos los cirujanos atestiguaron la clase de heridas que la joven Mártir recibió y los expertos coincidieron en calcular que la niña fue martirizada cuando contaba entre 12 o 13 años de edad.

               Por el entusiasmo que causaba en los primeros cristianos la valentía de los que morían por la Fe Católica, acostumbraban a marcar la losa con el signo de la palma, símbolo del Martirio y ponían al lado un pequeño frasco que contenía la sangre del Mártir. Junto a Santa Filomena apareció uno de estos frascos con sangre de la Santa.




                A pesar de tener sus restos mortales, la Iglesia aun no sabía nada sobre la vida de Santa Filomena. Lo que sabemos acerca de ella es por las revelaciones privadas recibidas de la Santa por diferentes almas místicas en respuesta a las oraciones de muchos a que dejara saber quien era ella y como llegó al martirio. Entre estas Revelaciones sobre la Vida y Martirio de Santa Filomena, destacamos las que recibiera la Madre María Luisa de Jesús, que fueron aprobadas por la Santa Sede, permitiendo su difusión el 21 de Diciembre de 1883. 

              Los martiriales restos de Santa Filomena fueron trasladados al Santuario de Mugnano del Cardinale, cerca de Nápoles, el 10 de Agosto de 1805, gracias al celo de su Párroco Don Francesco de Lucía que de alguna manera sabía que aquel pueblo sería el lugar idóneo para dar a conocer a la Santa y en donde la niña Mártir, obraría multitud de milagros como así aconteció nada más llegar las reliquias al población.

               El Papa Gregorio XVI canonizó a Santa Filomena el 30 de Enero de 1837, dando así completa autoridad a su culto en todo el Orbe Católico y por toda la eternidad. Le dio el título de Patrona del Rosario Viviente ( iniciativa de la misionera seglar Pauline Jaricot, de la que escribiremos en los próximos días)



la protección de la Santa sobre sus devotos


               Poco tiempo transcurrió para que la joven Mártir consiguiera una legión de devotos, no solamente entre los seglares, sino entre el clero, pasando por religiosas de la talla de Santa María Sofía Barat, la Madre Francisca Cabrini, Fundadores como San Antonio María Claret y el Beato Pedro Julián Eymard, humildes frailes como Fary Andresito o los mismos Papa Pío IX (quien donó su cruz pectoral al Santuario de la Mártir) León XIII y San Pío X entre otros.

               Pero hubo un Santo que trató y difundió el culto a Santa Filomena como pocos: San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars. Existía un perfecto entendimiento entre el Patrón de los Sacerdotes y la Santa. La eligió como su Patrona y el sentía su presencia constantemente. El Cura de Ars a llamaba con los nombres mas tiernos y familiares y no dudaba en inducir a otros a que invocaran su intercesión en sus necesidades de cuerpo y alma.

              Conoció a la Santa a través de Pauline Jaricot, la cual le ofreció parte de la preciosa reliquia que había obtenido en el Santuario de Mugnano. Inmediatamente se puso a trabajar para erigir una Capilla en su Iglesia y así custodiar con dignidad la reliquia. El lugar pronto se convirtió en escena de innumerables curaciones, conversiones y milagros.

según las Revelaciones Privadas de la Venerable
Madre María Luisa de Jesús




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