miércoles, 10 de junio de 2020

NUESTRO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ ESTÁ EN EL CIELO, A LA DIESTRA DE SU HIJO JESÚS


            El piadoso Juan Gerson, tan devoto como entusiasta de las Glorias del Santo Patriarca, resueltamente asegura que "San José, en el Cielo, fue colocado a la diestra de Jesús, es decir, en posesión de Sus bienes principales; porque, como dijo el Señor, donde Yo esté, allí estará Mi Ministro; y aquél parece que se ha de colocar más cerca de Jesús, en la Gloria del Cielo, que en el Ministerio de la Tierra le fue más allegado y conjunto, más diligente y fiel después de la Virgen, su Esposa".




            El valor de este argumento se refuerza si juntamos las razones de San Bernardino de Siena, citadas por casi todos los que escribieron posteriormente sobre estas materias.

            Colocan éstos a la Virgen Soberana en el Cielo, sentada en una cuarta Jerarquía, puesta debajo del Trono de la Divinidad, y sobre las otras tres de los bienaventurados, distinguiendo en ella dos órdenes: uno superior, en el cual está entronizada la Reina de los Cielos, y otro inferior, que ocupa el incomparable San José, Su Esposo, siendo ambos a dos glorificados en cuerpo y alma. 

            Porque así como la dignidad de María, por ser Madre de Dios, es incomunicable a otra criatura, y como a tal le pertenece en la celeste Jerusalén un asiento superior a todos los Ángeles y Santos, así la Dignidad de San José, como Esposo de la Virgen y por haber sido honrado con el nombre de Padre de Cristo, no menos en la opinión de los hombres que en la predestinación divina, no se puede comunicar a ningún otro Santo. ¿Cómo era dable que la Virgen María tuviera junto a sí a otro superior a Su Esposo, del cual recibió Jesús el título de hijo legítimo y los derechos hereditarios al trono de Israel, por cuanto brilló ante los hombres con el dictado y obligación de padre?




            Se puede asegurar que en el Cielo ocupa el Santo Patriarca el primer lugar en los premios, después de María. por cuanto después de Ella fue quien más amó a Jesucristo con amor natural, adquirido y sobrehumano, y quien con este triple amor fue de Jesús constantemente amado en grado superior al en que amaron y fueron amados aún aquellos que recibieron las primicias del Espíritu Santo, pues como prueba el docto Padre Suárez, son tan singulares los títulos y timbres de San José, y de orden tan aventajado sobre los demás Santos, que, como en sujetos tan diversos, no cabe entre él y ellos comparación ni semejanza.





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