viernes, 19 de junio de 2020

LOS SAGRADOS CORAZONES, dos Devociones que no se pueden separar


             "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que no ha escatimado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles Su Amor. Y en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de Amor. 




            Por eso te pido que se dedique el primer Viernes de mes, después de la Octava del Santísimo Sacramento, una Fiesta particular para honrar Mi Corazón, comulgando ese día, y reparando Su Honor con un acto público de desagravio, a fin de expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los Altares. 

            Te prometo además que Mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las influencias de Su Divino Amor sobre los que den este Honor y los que procuren le sea tributado..." 




Revelación del Sagrado Corazón de Jesús 
a Santa Margarita María de Alacoque 






            "... A los que se interesan por el Apostolado, nada debe importar más que el conocimiento de las devociones providenciales con que el Espíritu Santo enriquece a la Santa Iglesia en cada época, para el provecho de las almas. El Sumo Pontífice Pío XII señala dos Devociones: la del Sagrado Corazón de Jesús, la del Corazón Inmaculado de María.

            Al aparecerse en Fátima, Nuestra Señora dijo textualmente a los pastorcitos que una intensa devoción al Corazón Inmaculado de María sería el medio de salvación del mundo contemporáneo. Milagros sin cuenta han atestado la autenticidad del mensaje celestial. No nos resta sino conformarnos al dictamen que de él proviene. Si esa es la salvación del mundo, si queremos salvar el mundo, pregonemos el medio providencial para su salvación. El día en que tuviéramos legiones de personas verdaderamente devotas del Corazón Inmaculado de María, el Corazón de Jesús reinará sobre el mundo entero. 

            En efecto, estas dos Devociones no se pueden separar. La Devoción a María Santísima es la atmósfera propia de la Devoción a Nuestro Señor. El verano trae las flores y los frutos. La Devoción a Nuestra Señora genera como fruto necesario el amor sin reservas a Nuestro Señor Jesucristo. Y, el día en que el mundo entero se vuelva a Jesús por María, el mundo se habrá salvado..."



Plinio Corrêa de Oliveira 
Revista “Legionario”, 30 de Julio de 1944



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