jueves, 25 de junio de 2020

CONSAGRACIÓN DE ESPAÑA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


               Sagrado Corazón de Jesús, Corazón del Dios-Hombre, Re­dentor del mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan. España, pueblo de Tu herencia y de Tus predilecciones, se postra hoy reverente ante este Trono de Tus bondades, que para Ti se alza en el centro de la Península. 






               Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos y a través de comunes azares y mutuas leal­tades, esta gran Patria Española, fuerte y constante en el amor a la Religión y en su adhesión a la Santa Iglesia. Siguiendo la Tradición Católica de nuestro pueblo, y conti­nuando gozosos la Historia de Fe y Devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la Tierra a establecer el Reino de Dios en la paz de las almas redimidas por Vuestra Sangre, y en la dicha de los pueblos que se rijan por Vuestra Santa Ley; reconocemos que tenéis por blasón de Vuestra Divini­dad conceder participación de Vuestro poder a los gobernantes de los pueblos, y que de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz. 

               Vos sois el camino seguro, que conduce a la posesión de la Vida Eterna; luz que alumbra los entendimientos para que conozcan la Verdad y el principio propulsor de toda vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el pode­río y suavidad de Vuestra Gracia todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma.


               Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino, que es Reino de Justicia y Amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de la ciencia y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones patrias.


               Gracias, Señor, por habernos distinguido como defenso­res de Tu Fe y misioneros de Tu Evangelio por los confines del mundo. Que Tu Providencia amorosa nos conserve la integridad de nuestras creencias, la sed amorosa de evangelización y la uni­dad religiosa de nuestra Patria.


               Desde estas alturas, que para Vos ha elegido España como símbolo del deseo que la anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid al mundo del trabajo para que reine en él la armonía, el bienestar y la paz, con la implantación de la justicia social y el triunfo de la caridad entre todos.


               Bendecid a los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, brazos arma­dos de la Patria, para que la lealtad de la disciplina y en el valor de sus armas sean siempre salvaguardia de la Nación y defensa del Derecho.


               Bendecid a todos los españoles que, unidos en la cordialidad de unos mismos santos amores a la Religión y a la Patria, que­remos renovaros la consagración de nuestra vida, pidiéndoos, como premio de ella, el morir en la seguridad de Vuestro Amor y en el regazo de Vuestro Corazón adorable. Así sea.




Francisco Franco, 25 de Junio de 1965




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