- Dios quiere ser mi corazón -
Quiero meditar detenidamente, cuáles son los obstáculos que me impiden vivir esta vida espiritual y cuáles los que yo mismo me pongo. Quiero mirarlos para arrancarlos de mí y determinadamente empezar a vivir la vida que Dios me ofrece.
Para que la viviera me llamó y me sacó del mundo y me inspira ahora salga de mí mismo y viva su vida recogido no sólo en el convento, sino más bien en Él mismo, haciendo de mi vida un Cielo, viviendo Su Amor.
En el Cielo y en la vida del Cielo, todo es luz y hermosura; todo transparencia y claridad, todo lo llena Dios y todo se ve en Dios. ¿Por qué no vivo ya esta vida espiritual? Es la causa por haber desperdiciado tantos medios como continuamente me ha dado para vivir en unión de amor con Él; medios ordinarios y extraordinarios, muchos de los cuales yo bien recuerdo.
El mayor obstáculo para vivir la vida santa interior no es el mundo ni es el demonio: el mayor obstáculo está en que tengo más cabeza que corazón y más pasiones y disipación que prudencia y cordura. Más “cabeza” dirigida por mi egoísmo y mi comodidad y regalo, que “corazón” esforzado y mortificado, lleno del Amor y de la humildad de Jesús. Quiero saciar mi curiosidad y disipación y estar recogido y atento al Amor de Dios.
Quiero el imposible de una virtud, de una santidad y de una vida de Dios a lo humano y aún a lo mundano cuanto cabe en el convento.
Y la vida de Dios es a lo divino con la atención a lo interior en Dios. Tengo, pues, que arrojar de mí el mundillo que halago y fantaseo en mi propio corazón, por ser incompatible con la amorosa mirada de Dios. No puedo juntar bajeza de tierra y hermosura de Cielo, y vida de Cielo y amor de Cielo deben animar mi corazón. Más aún: debo confesarlo con la frente en el suelo, lleno de confusión y de alegría: Dios quiere ser mi corazón.
Si mi fin es amar a Dios, ¿no ha de inundarme de alegría y de gozo este pensamiento?.
Que inspirador escrito, tal pareciera que describe lo que día a día vivimos los que queremos seguir a Cristo sin dejar detrás el hombre viejo para que El nos haga Nuevos y es muy cierta la frase que escribe el Padre:
ResponderEliminarQuiero el imposible de una virtud, de una santidad y de una vida de Dios a lo humano y aún a lo mundano. ¡¡ Como me identifico con esto !!
Me alegro que te guste y que te sirva de provecho espiritual. Ya sabes que en cuanto me lleguen el libro, te lo enviaré con mucho gusto. En unión de oraciones
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