domingo, 12 de septiembre de 2021

UN PAPA DE ACUERDO A NUESTRAS NECESIDADES, la trama anticatólica de la Judeomasonería (PARTE II)

 

               Se declara en el principal Manual de Pike que los máximos Maestros de la Masonería se revelan a través del claro simbolismo del ter­cer grado, durante los cuales el candidato es ritualmente acompañado durante un compromiso dramático a reconstruir el Templo de Salomón —la aspiración del judaísmo desde su destrucción, predicha por Nuestro Señor y cumplida en el año 70 de nuestra Era Cristiana. 




               Si alguna duda queda sobre los verdaderos amos y fines de la Masonería, debe ser removido durante el Grado del Arco Real: durante la promulga­ción del ritual del Arco Real de “exaltación” del candidato, se recitan las inequívocas lí­neas, “Por el bien de la Masonería, en general, pero por la nación judía en particular". El servilismo de la Masonería "a la na­ción judía en particular” —o, uno puede de­cir, a los pretendientes judíos modernos— es más evidente con los símbolos de la es­cuadra y el compás presentes en cada una de las Logias. 

              Esta escuadra y el compás son por sí misma un oculto hexagrama incompleto de la Cábala del judaísmo. El hexagrama a su vez, es falsamente llamado Estrella de Da­vid, a pesar de que este símbolo oculto no tie­ne absolutamente nada que ver con el Rey Da­vid ni con el Antiguo Testamento. Adoptado por el Segundo Congreso Sionista en Suiza, 1898, el hexagrama se ha vuelto desde enton­ces conocido como el símbolo del Estado de Israel. El mismo constituye el enlace simbóli­co que une los símbolos más básicos de las Logias y el símbolo judaico más reconocido, es un último Indicio poderoso de que la ver­dadera historia de la Masonería es mucho más complicada que la historia encubierta de la Logia, y de hecho, se entrecruza con el judaísmo, a pesar de que la historia es demasiado compleja como para exponerla en el espacio de este artículo.




               Los Papas conocían muy bien todos los hechos esenciales mencionados, por ello co­menzaron (con Clemente XII) a condenar la Masonería en 1738, poco después de su ini­cio formal. Dicha condena fue posteriormen­te reforzada por muchos Papas más, culmi­nando en la condena más profunda, la Encíclica "Humanum Genus" del Papa León XIII (20 de Abril de 1884).

               ¿Cómo sabían los Papas la verdadera na­turaleza de la Masonería?. Entre muchas pro­bables respuestas, una de ellas vale un comen­tario especial. El gobierno pontifical del Papa Gregorio XVI capturó documentos de la Logia Masónica, conocida como Alta Vendita. El Papa Pío IX le dio a Jacques Crétineau-Joly (1803-1875), periodista e historiador, permi­so para publicar en su libro "La Iglesia y la Revolución", las copias de los documentos y la correspondencia de la Alta Vendita. En Oc­tubre de 1884, aproximadamente seis meses después de la aparición de la "Humanum Ge­nus", se reiteraron estos mismos documentos con comentarios totalmente históricos en una serie de conferencias que dio Monseñor George F. Dillon en Edimburgo, Escocia. Estas con­ferencias impresionaron de tal manera a León XIII que las publicó y distribuyó a su propio costo.

               Los documentos de Alta Vendita son nota­bles, en el punto que declaran expresamente un plan de infiltración y destrucción de la Igle­sia Católica, plan que (fue afirmado) podría llevar un siglo en llevarse a cabo. Algunas ci­tas son típicas: "Nuestro fin último es el mis­mo que tenía Voltaire y la Revolución france­sa —la destrucción final del Catolicismo, e incluso de la idea cristiana... El Papa, quien quiera que sea, nunca vendrá a las socieda­des secretas; son las sociedades secretas las que deben dar el primer paso hacia la Iglesia, con la idea de conquistar a ambos. La tarea que vamos a emprender no es el trabajo de un día, un mes o un año, puede durar varios años, quizás un siglo, pero en nuestras filas los soldados mueren y la lucha continúa... Lo que deberemos pedir, lo que debemos bus­car y esperar, así como los judíos esperan el Mesías, es un Papa de acuerdo a nuestras necesidades. Ustedes lograrán a bajo costo y por sus medios, una reputación como buenos ca­tólicos y patriotas puros. Tal reputación facili­tará el acceso de nuestras doctrinas entre el clero más joven, así como también en lo más profundo de los monasterios. En unos pocos años, por fuerza de las cosas mismas, este cle­ro joven habrá invadido todas las funciones; formarán parte del consejo del soberano y serán llamados para elegir el Pontífice que rei­nará..." 




               En contraposición a este panorama de guerra espiritual y revolución originado en las Logias Masónicas —lo que el Papa Pío IX lla­mó la "Sinagoga de Satanás"— León XIII pu­blicó su atronadora Encíclica contra la Maso­nería. Incluso su propio Secretario de Estado, el Cardenal Rampolla del Tindaro tan cercano a él, sería luego acusado de pertenecer a una de las sectas más diabólicas de esta red infernal de subversión...


Publicado en el periódico Catholic Family News
en Agosto de 2003; Niagara Falls, New York, EE.UU.


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