jueves, 10 de febrero de 2022

JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, Mártir de Cristo Rey


"Querida mamá: Fui hecho prisionero en combate en este día. Creo que en los momentos actuales voy a morir, pero no importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios. No te preocupes por mi muerte, que es lo que me mortifica; antes diles a mis hermanos que sigan el ejemplo que les dejó su hermano el más chico. Y tú haz la Voluntad de Dios, ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre..."


(De la carta de despedida que José Sánchez del Río 
escribiera a su madre desde su cárcel de  Sahuayo)




               José Sánchez del Río nació el 28 de Marzo de 1913, en Sahuayo de Morelos, Michoacán. Asistió a la escuela y vivió en el centro de Sahuayo, siendo de las mejores familias. Se integró a las vanguardias del grupo local de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana en Sahuayo​ y posteriormente, en Guadalajara, Jalisco.

               En 1926 estalló la Guerra Cristera entre el gobierno y las milicias organizadas de laicos, presbíteros y religiosos católicos que se resistían a la aplicación de la llamada Ley Calles, que proponía limitar y controlar el Culto Católico en la Nación. Los hermanos de José se sumaron a la lucha pero al niño su madre no se lo permitió, cediendo luego ante la insistencia del Mártir. "Nunca ha sido tan fácil ganarse el Cielo como ahora", decía el muchacho, que apenas contaba con 14 años de edad.

               En la revuelta de 1928, salvando al herido capitán Guízar Morfín que lideraba la causa de la defensa cristiana, Joselito fue detenido y luego torturado: le desollaron las platas de sus pies y le obligaron a caminar descansa, con sus pies ensangrentados hasta el Cementerio municipal de Sahuayo. Querían obligarlo a apostatar de la fe pero él invocaba con firmeza a la Virgen de Guadalupe y gritaba "¡Viva Cristo Rey!". Llorando y a la vez rezando llegó al final de aquél particular Calvario.

               José fue colgado de un árbol para ser estrangulado, a la vez que era herido en su cuerpo con cuchillas. Uno de sus verdugos lo bajó del árbol y le preguntó: "¿Qué quieres que le digamos a tus padres?". Y el Mártir respondió, fatigado: "Que viva Cristo Rey y que en el Cielo nos veremos". Con una herida de bala, pusieron fin a su vida terrenal en la noche del 10 de Febrero de 1928.



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