martes, 8 de febrero de 2022

REZAR CON UN SALMO...



Salmo 90

(Edición Nácar-Colunga)

Señor, tú has sido refugio para nosotros 
de generación en generación. 
Antes de ser engendrados los montes 
y de ser formada la tierra y el orbe eres tú, 
¡oh Dios! desde la eternidad y para siempre.

Haces volver al hombre al polvo, diciendo: 
“Volved, hijos de Adán!”
Porque mil años son a tus ojos como el día de ayer, 
que pasó; como una vigilia de la noche.
Los arrebatas; son como un sueño mañanero, 
como hierba que se marchita: a la mañana 
florece y crece, a la tarde se corta y se seca.

Pues nos consume tu ira y nos conturba 
tu indignación. Has puesto nuestras iniquidades 
frente a ti, nuestros secretos a la luz de tu faz,
pues todos nuestros días transcurren bajo tu ira, 
y acaban nuestros años como un suspiro.

La duración de nuestros años es de setenta, 
y échenla en los más robustos; pero 
en su mayor parte no son más que penas 
y vaciedad, porque pasan veloces, y volamos.

¿Quién conoce el poder de tu cólera y tu indignación 
en lo que debes ser temido? Enséñanos, pues, 
a contar nuestros días para que lleguemos 
a tener un corazón sabio.

Vuélvete, ¡oh Yahvé! ¿hasta cuándo?, 
y ten compasión de tus siervos.

Sácianos, desde la mañana, de tu gracia, 
para que exultemos y nos alegremos todos los días.
Alégranos por tantos días que nos humillaste, 
por tantos años como probamos la desgracia.

Que tu obra sea vista de tus siervos, 
y tu magnificencia brille sobre sus hijos.

Sea sobre nosotros la suavidad de Yahvé, 
nuestro Dios, y confirma la obra 
de nuestras manos a nuestro favor. 
Sí, afianza la labor de nuestras manos.



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